La historia de Navidul, hoy una de las empresas líderes del sector jamonero, da sus primeros pasos en un lugar muy concreto: Torrijos (Toledo) pueblo donde Manuel Díaz y su mujer, Lourdes del Río, pusieron las primeras piedras de la compañía con un pequeño local.
Díaz, con experiencia desde muy joven en mataderos, y su mujer, se lanzaron a abrir una tienda de cinco metros cuadrados. En ella, vendían chorizos, salchichas y tocino. Por aquel entonces, el jamón no tenía tanto éxito, puesto que pocas familias podían permitírselo.
No obstante, el negocio se les quedó pequeño y pronto se lanzaron a inaugurar su primera fábrica, en la que el jamón comenzó a adquirir cada vez más protagonismo. En los años 70, dieron un paso más apostando por la especialización y, además, apostaron por un nombre que ya les acompañaría en el resto de su andadura: Navidul.
Esta denominación no es casual. Hace referencia a las tres primeras sílabas de aquello que, a su juicio, marca la diferencia de un buen jamón: natural, viejo (resalta la importancia del tiempo en su curación) y dulce (con el punto justo de sal).
Vocación exportadora
En los años siguientes, la marca puso en marcha nuevas fábricas en Salamanca, Teruel, Toledo y dieron el salto a Francia, para iniciar la expansión en el mercado europeo. Una decisión que los fundadores de la marca tomaron en un momento en el que la alarma sobre la peste porcina impidió a España la exportación de productos curados provenientes del cerdo. Hoy, Navidul es conocida por sus secaderos en Trujillo (Extremadura) en los que semanalmente se da salida a cerca de 15.000 jamones.
Sin embargo, Navidul no puso su límite en Europa. A finales de los 90, la empresa de Manuel Díaz y Lourdes del Río realizó la primera exportación de jamón a Estados Unidos. Se convirtió, así, en la marca de jamón española pionera en la venta en este país.
Pocos años después, Navidul fue adquirida por Campofrío, situación que continua en la actualidad. En su etapa más reciente, la compañía de jamones ha puesto en marcha varias campañas publicitarias con las que ha conseguido ser una de las marcas más reconocidas por los españoles. Entre ellas destaca la de Un jamón bajo el brazo, en 2014, con la que obsequiaba a las madres tras el parto con jamón equivalente al peso del recién nacido.
Con todo, en los últimos tiempos se ha consolidado como una de las marcas de gran consumo que más vende en España. De momento, y sumida en el lanzamiento de nuevos formatos, seguirá invadiendo los supermercados.