Ence y Bankia se confirmaron como los peores valores del año en Bolsa, un periodo en el que el selectivo español ganó más de un 11%, su mayor avance desde 2013. En el caso de la empresa papelera, perdió un 32% hasta los 3,67 euros con los que cerró el año.
La compañía culpa de esta caída de la cotización al "sorprendente" cambio de criterio de la Dirección General de Costas en relación a la prórroga de la concesión de su fábrica de Pontevedra, en un contexto, además, de caída del precio de la celulosa.
La compañía indica que está avanzando en la ejecución de su Plan Estratégico 2019-2023, que comprende una mejora de su beneficio bruto de explotación (Ebitda) del negocio de Energía de cerca de 30 millones de euros en 2020, con el objetivo de alcanzar 150 millones de euros en 2023.
Del mismo modo, en el área de celulosa, la compañía quiere ampliar un 50% su biofábrica de Navia (Asturias) en celulosa especial para productos higiénicos y fibras textiles naturales, sostenibles y biodegradables.
Bankia pierde casi un 25%
Por su parte, Bankia recibe este 2020 con un valor en Bolsa casi 2.000 millones de euros inferior al que tenía cuando estrenó 2019. La entidad -en la que el FROB tiene una participación del 61,78%- atraviesa un mal momento no solo por el impacto directo que la situación política tiene en su acción bursátil, también por las dudas sobre el cumplimiento de su plan estratégico que han salido a relucir en el año que acaba de terminar.
Las acciones de Bankia cerraron este 31 de diciembre a 1,9 euros, frente a los 2,53 euros de hace un año. Una caída que ha hecho perder al banco que preside José Ignacio Goirigolzarri casi un cuarto de su valor (22% de retroceso) y lo ha convertido en el peor banco del Ibex 35.
Una evolución bursátil que ha alejado aún más los ya retrasados planes de privatizar el banco por las pérdidas que supondría para el contribuyente buscar un comprador para la entidad a estos bajos precios.
Daño de los bajos tipos
Los bajos tipos de interés no han jugado a favor este año del equipo de la entidad que fue rescatada en 2012 y desde entonces había ido batiendo las expectativas de los mercados. El enquistamiento de la política del Banco Central Europeo (BCE) de tipos excepcionalmente bajos, e incluso negativos, se ha llevado por delante el plan estratégico del banco.
No obstante, aunque la entidad reconoce que difícilmente alcanzará sus objetivos planteados en aquella hoja de ruta, sí mantiene su compromiso de abonar los dividendos prometidos con un valor de 2.500 millones de euros. Algo que siempre es bien recibido por el mercado, aunque en este caso, no ha sido suficiente para sostener la acción que roza mínimos históricos.
Tampoco su excesiva dependencia del mercado doméstico español ayuda a la entidad en este momento y el banco espera como agua de mayo el avanzado giro de la política monetaria del BCE en el medio plazo para levantar el vuelo. La incógnita sobre la posibilidad de que el nuevo Gobierno apruebe medidas fiscales que penalicen al sector financiero en el Impuesto de Sociedades tampoco son buenas noticias para el banco.
Golpe de Unidas Podemos
En este contexto de dificultades para su negocio, las dudas sobre los planes para Bankia del Gobierno de coalición que se anunció tras las elecciones del 10 de noviembre y se va a consolidar en los próximos días no han ayudado a la acción.
Pese a que consolidar Bankia como un banco público no sería sencillo, dado el papel que tendrían que jugar el BCE, el FROB (compuesto por técnicos y no por políticos) y la Unión Europea en este movimiento, lo cierto es que el hecho de que Unidas Podemos lleve este punto en su programa de Gobierno no ha ayudado a la entidad en Bolsa.
En los próximos meses, la entidad espera conocer la sentencia sobre el juicio por su salida a Bolsa en 2011. No obstante, este episodio no debería tener implicaciones en la futura cotización de sus acciones. Más impacto tendrán los rumores de fusiones en el sector y el posible intento de intervencionismo del nuevo Gobierno de izquierdas en su gestión.