Pedro Sánchez ha impuesto un gran cordón sanitario a Podemos con la formación del nuevo Gobierno. Un aislamiento que se enmarca en el terreno económico y que deja un mensaje claro: con la economía no se juega, y eso se queda en manos del Partido Socialista.
Ahí estarán Nadia Calviño y Teresa Ribera como vicepresidentas de economía y transición ecológica, respectivamente; María Jesús Montero como ministra de Hacienda; José Luis Escrivá como responsable de Seguridad Social, Reyes Maroto en Industria y José Luis Ábalos en Transporte, Movilidad y Agenda Urbana.
Una alineación que no deja lugar a la duda, Pedro Sánchez se mantiene en la versión pro Ibex que recuperaba tras el debate de investidura. Un ‘traje’ que ha sentado bastante bien en el mundo de la empresa.
Importantes directivos del Ibex 35 se muestran en privado satisfechos con los primeros espadas económicos del Gobierno. Creen que se mantendrá la línea de la pasada legislatura, lo que quiere decir que los acuerdos alcanzados hasta ahora perdurarán en el tiempo.
Así que parece que el gobierno progresista de coalición nacerá con un idilio con el mundo de la empresa. Algo vital, porque Sánchez es consciente de que no se puede gobernar en contra de los empresarios. Muestra del romance es el cambio de tono del patrón de patronos, Antonio Garamendi, quien ya ha tendido la mano al nuevo Ejecutivo.
Ministerio del Trabajo
Ninguno de los seis espadas económicos lo va a tener fácil. Tendrán que afrontar el aumento de gasto social comprometido por el PSOE y Podemos con la reducción del déficit. Todo ello en un contexto de ralentización económica. Las previsiones del consenso de analistas dicen que creceremos en torno al 2%, por debajo del 2019.
Una desaceleración que ya se deja notar, por ejemplo, en la caída de la compraventa de viviendas entre enero y octubre de 2019. Los datos del Círculo de Empresarios reflejan una caída del 3% en términos interanuales, y también cómo el ritmo de creación de empleo se ha ralentizado en los últimos meses.
Quizá por eso esas mismas fuentes ponen sólo un pero, la ministra de Trabajo. Yolanda Díaz sí es motivo de preocupación para los empresarios. Es cierto que sus competencias han quedado bastante limitadas, pero será la responsable de impulsar el diálogo social.
Bajo su ministerio (y por tanto bajo la órbita de Podemos) quedarán cosas tan importantes como el impulso a los cambios en el Estatuto de los Trabajadores que quieren llevar a cabo; la derogación de los artículos más polémicos de la reforma laboral, el aumento del Salario Mínimo Interprofesional, la reducción de la temporalidad o la conciliación de la vida familiar y laboral.
Vigilancia 'en corto'
Desde el empresariado reconocen que la negociación con ella será a cara de perro, pero se muestran confiados en que tras su llegada al cargo abandone las posiciones más radicales.
No se olvida en el Ibex algunas de sus declaraciones reclamando que se derogue la reforma laboral de Rajoy de 2012, pero también la de Zapatero en 2010. También ha dicho que Calviño “defiende las mismas recetas que los mercados que han empobrecido a la población”.
Sea como sea, se da por descontado que la vigilancia ‘en corto’ a la que será sometida por la vicepresidenta económica la harán tener una postura mucho más dialogante.