Finalmente, el Gobierno de coalición que preside Pedro Sánchez tiene un ministerio en exclusiva dedicado a la Seguridad Social, un departamento que también tendrá los apellidos de Inclusión y Migraciones. Sin embargo, la decisión de independizar al órgano encargado de gestionar una de las mayores partidas presupuestarias de las Administraciones Públicas escuece y genera recelos... dentro de la Seguridad Social.
Varias voces de dentro de este área consultadas por EL ESPAÑOL lamentan este cambio. Consideran que no es razonable puesto que el futuro departamento no tiene competencias políticas reales, sino que se dedica a cuestiones relacionadas con la gestión limitadas a las pensiones, en sus distintos ámbitos.
Y razón no les falta. Lo cierto es que los potenciales cambios que se puedan hacer en el sistema público de pensiones habrán de tener el visto bueno de la Comisión parlamentaria del Pacto de Toledo. Es decir, que el ministerio no podrá tomar decisiones independientes.
El divorcio: un error
Además, consideran que separarlo de Trabajo es un error. Desde la Seguridad Social aseguran que a día de hoy el Ministerio en funciones trabaja como un mecanismo bien engrasado, un reloj que no se retrasa y que maneja a la perfección la burocracia. Y separarlo puede provocar problemas y fallos.
Con todo, al PSOE no le quedó otro remedio que dividirlos para que fructificara la coalición de Gobierno con Unidas Podemos. De esta manera, los morados han conseguido su gran objetivo: dominar el Ministerio de Trabajo (que queda en manos de Yolanda Díaz) pero los socialistas mantienen el 'santo grial' de las pensiones.
Además, las fuentes consultadas por este diario avisan, y admiten, que hay un problema añadido a la logística o eficiencia de hacer un ministerio independiente para Seguridad Social: el obvio sobrecoste.
Alertan que no se trata solo de una cuestión del precio del traslado o de las dependencias que forzosamente tendrá que ocupar el departamento (a lo que hay que sumar la duplicidad de determinados puestos), sino de los costes que va a suponer la caída de eficiencia por todos estos cambios.
A la espera de Escrivá
De esta manera, se va a dar un acontecimiento histórico sin precedentes en España: un Ministerio de Seguridad Social totalmente independiente. Pero el personal de Seguridad Social tendrá que enfrentarse no solo a estos cambios, si no también a la revolución que traerá bajo el brazo José Luis Escrivá, que será el responsable de la novedosa cartera.
El todavía presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) trae varias ideas para abordar el déficit de la Seguridad Social. Posibilista pero pragmático, este economista siempre ha sostenido que es necesario buscar soluciones para el futuro del sistema público de pensiones, pero nunca ha sido catastrofista al respecto.
Las recetas del tecnócrata
Durante el que periodo que ha estado bajo la presidencia del Escrivá, la AIReF ha presentado diversas recetas para abordar el insostenible déficit de la Seguridad Social y el incremento de la deuda que va a conllevar, en el futuro próximo, el aumento del gasto público en pensiones por el progresivo envejecimiento de la población.
Por un lado, el Estado tiene que asumir buena parte de los números rojos. En estos momentos, el déficit estructural de la Seguridad Social llega hasta los 18.000 millones de euros. A corto plazo, la AIReF considera que esto se podría solucionar haciendo que el Estado asuma directamente determinados gastos que ahora soporta la Seguridad Social (cuyos ingresos dependen las cotizaciones).
Entre los gastos que la AIReF pone como ejemplo para esta estrategia están los que genera el funcionamiento del ente y el impacto económico que tienen las medidas de fomento del empleo. Por ejemplo, la reducción de cotizaciones que pagan las empresas, las prestaciones por maternidad y paternidad o las subvenciones implícitas a regímenes especiales.
A esta idea el ente suma que habría que destinar más fondos a pensiones reduciendo lo que se asigna al desempleo a través del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). Algo para lo que sería esencial seguir reduciendo el paro.
Propuestas a largo plazo
Con estas ideas, la Airef considera que el déficit queda solucionado. Ahora bien, el problema de gasto que habrá a largo plazo no se solventa de esta manera. Un incremento que vendrá motivado con la incorporación de la generación del babyboom a la jubilación. Un proceso que comenzará en una década, aproximadamente.
¿Cuál es la apuesta de Escrivá? Resucitar varias de las medidas que recogía la reforma de las pensiones que se planteó en 2011.
Entre ellas está aumentar la edad efectiva de jubilación. Para ello, el órgano que ha presidido el ahora Ministro apuesta por modificar los requisitos de acceso a la pensión (anticipada y ordinaria) para hacer que pase de los 64 actuales a los 67 años.
En esta dirección está también la propuesta de aumentar el periodo de referencia para el cálculo de la pensión, que para 2022 está previsto que se sitúe en los 25 años. La idea de la AIReF es llevarla hasta los 35 años o que cubra toda la carrera laboral.