¿De verdad es necesario seguir adelante con el Mobile World Congress (MWC)? ¿De verdad estamos dispuestos a poner en riesgo de contagio a los más de 100.000 asistentes y a sus familiares y su entorno de trabajo? ¿De verdad vamos a poner en marcha un Mobile descafeinado con plantillas en mínimos, con empresas en estado de pánico sanitario y con medidas de control que contradicen la filosofía del evento?
La GSMA, el organizador de la feria de tecnología móvil más importante del mundo, ha confirmado este domingo por enésima vez que sigue adelante con el congreso, pese a que ya son cuatro las grandes empresas -LG, Ericsson, Nvidia y Amazon- que se han bajado del evento por el riesgo del coronavirus.
Y lo ha hecho con una nueva batería de medidas que consisten básicamente en restringir al mínimo la llegada de ciudadanos chinos al evento. Un protocolo que se activa a solo quince días del comienzo del MWC y con una legión de ciudadanos chinos llegando este lunes a montar buena parte de la logística de la feria.
Un nuevo comunicado que contradice a la versión de la GSMA de hace unos días llamando a la calma, diciendo que no había riesgo de contagio. Que la organización vete ahora a ciudadanos chinos es una muestra de su errática acción ante la crisis.
Primero negaron el riesgo, luego pusieron en marcha medidas de seguridad poco realistas, posteriormente la Generalitat acusó a las empresas que se habían dado de baja de tener "otros intereses" y ahora vetan a ciudadanos chinos. La GSMA siempre ha ido detrás de todos los movimientos que se están produciendo, lo que deja claro su nivel de improvisación.
La patronal de las telecos sabe desde hace al menos una semana que sus asociados son reticentes a asistir y que preferirían que el evento no se llevase a cabo. Pese a ello han seguido en su huida hacia adelante, negando la mayor, pidiendo apoyos a las telecos que no han llegado y poniendo sobre la mesa medidas de seguridad poco realistas.
¿O acaso alguien se imagina un Mobile World Congress en que todos usen mascarillas, o que no se puedan tocar los móviles que estén en exposición, o que nadie se pueda dar las manos, ni compartir los micrófonos más de una sola vez?
¿La GSMA ha pensado en los contactos que se puedan producir en los lavabos, en que hay que estar a un metro de un contagiado como mínimo para evitar que se propague la enfermedad, o que el solo cacheo de los asistentes a la entrada de la feria puede generar riesgo?
¿La GSMA valora que el virus ya está en Mallorca a una hora de vuelo de Barcelona y que será una tarea logística titánica certificar los pasaportes en la entrada de El Prat para ciudadanos con más de 14 días fuera de China?
El problema es que se está poniendo sobre la mesa el interés económico -por eso de los 473 millones de euros de impacto económico anuales para Barcelona- por encima de la seguridad sanitaria de los asistentes. Y eso es muy grave.