Facebook cambia su estrategia hacia la Unión Europea. Hasta ahora, su prioridad era esquivar en la medida de lo posible cualquier tipo de legislación comunitaria sobre internet: las grandes plataformas digitales se autorregularían con códigos de conducta voluntarios. Una promesa que ya no resulta creíble en Bruselas tras escándalos como el de Cambridge Analytica, la fuga millonaria de datos de Facebook que acabaron en manos de una compañía que trabajaba para la campaña presidencial de Donald Trump.
Tras este fiasco, el fundador de la compañía, Mark Zuckerberg, que tuvo que pedir disculpas en el Parlamento Europeo, se resigna a que la UE endurezca las normas sobre las plataformas digitales. Ya que no puede hacer nada para evitarlo, Zuckerberg se concentra ahora en tratar de minimizar los daños. En hacer lobby en Bruselas para intentar descafeinar las nuevas reglas que prepara Bruselas o al menos moldearlas con el objetivo de que perjudiquen lo menos posible a los intereses de Facebook.
En esta tarea de lobista, el consejero delegado de Facebook ha visitado este lunes la Comisión Europea y se ha reunido con los tres responsables de la estrategia digital: la vicepresidenta ejecutiva Margrethe Vestager; la encargada de vigilar el respeto del Estado de derecho, Vera Jourova; y el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton.
Zuckerberg tiene muchos frentes abiertos en Bruselas. La Comisión le acusa de no hacer lo suficiente para frenar la difusión de fake news en su plataforma o para eliminar contenidos terroristas. Varios Estados miembros han sancionado a Facebook por vulnerar las normas de la UE sobre protección de datos. Y muchos Gobiernos, entre ellos el de Pedro Sánchez, consideran que el gigante estadounidense no paga los impuestos que le corresponderían.
Un mercado único europeo de datos
La visita del fundador de Facebook a la capital comunitaria se produce además a dos días de que el Ejecutivo comunitario presente su plan para crear un mercado único europeo de datos, cuyo objetivo es contrarrestar la posición dominante de los gigantes tecnológicos de EEUU.
Aunque en Bruselas no ha querido hablar con la prensa, Zuckerberg ha ido desgranando su nueva estrategia en una serie de discursos y artículos de prensa durante los últimos días. En la Conferencia de Seguridad celebrada este fin de semana en Munich, el fundador de Facebook defendió para las plataformas digitales una regulación que esté a medio camino entre las normas que se aplican a los medios y las que cubren a los operadores de telecomunicaciones.
"Creo que una buena regulación puede dañar el negocio de Facebook a corto plazo, pero será mejor para todos, incluso para nosotros, a largo plazo", sostiene Zuckerberg en un artículo publicado en el Financial Times. Asegura incluso que comprende a los Gobiernos que reclaman que las plataformas digitales paguen impuestos.
Sin embargo, el tono conciliador del fundador de Zuckerberg tiene muchos limites. En un documento difundido este mismo lunes coincidiendo con su visita a Bruselas, Facebook avisa de que algunas de las reglas que prepara Bruselas podrían poner en riesgo la innovación e incluso la libertad de expresión.
Por ejemplo, convertir a las plataformas digitales en responsables de los contenidos que se comparten en ellas "asfixiaría la innovación así como la libertad de expresión de las personas", asegura el documento de Facebook. "Una norma que exija a las compañías eliminar todos los mensajes de odio en 24 horas (tal y como debaten ahora los 27) crearía todavía más incentivos perversos", insiste el gigante digital.