El Consejo de Ministros de este martes ha aprobado los anteproyectos de ley de las tasas Tobin y Google, dos iniciativas que en próximos días se trasladarán al Congreso de los Diputados para comenzar el trámite parlamentario.
Pero el anuncio ha ido acompañado de alguna sorpresa. María Jesús Montero ha rebajado de forma importante su expectativa de ingresos por el impuesto digital en 232 millones de euros, un 19,3% menos.
Esta decisión, según la ministra de Hacienda, se debe a la marcha del ciclo económico y por las experiencias que con esta nueva figura tributaria está habiendo en varios países en los que ya se está empleando. De ahí que su recaudación se quede en 968 millones, mucho menos que los 1.200 millones pronosticados.
En la rueda de prensa del Consejo de Ministros, Montero ha aclarado, ante las amenazas de Estados Unidos de aplicar aranceles a los países que empleen la tasa Google, que este tributo "no es discriminatorio por la nacionalidad o el tipo de empresas. Afectará a todas independientemente de su origen" pero con las limitaciones ya conocidas: solo impactará en empresas que facturen 750 millones a escala mundial y tres millones solo en España.
La tasa Google se formula a partir de un tipo del 3% a los ingresos generados por servicios de publicidad en línea, servicios de intermediación en línea como los que prestan las redes sociales y la venta de datos obtenidos a partir de información proporcionada por el usuario. La formulación de ambos tributos será la misma que cuando el Consejo de Ministros les dio el visto bueno antes de las elecciones del 28 de abril de 2019.
Por otro lado, la tasa Tobin, el impuesto sobre determinadas acciones financieras, consiste en gravar con un 0,2% las operaciones de compra de acciones españolas ejecutadas por operadores del sector financiero, con independencia de la residencia de las personas o entidades que intervengan en la operación o del lugar en el que se negocien. No están incluidos los productos derivados, según ha explicado Montero.
Demasiadas esperanzas hay albergadas en estas figuras fiscales teniendo en cuenta que su recaudación será mucho menor de lo previsto, y tras el anuncio de la vicepresidenta económica Nadia Calviño que la liquidación del impuesto sobre las operaciones digitales no se ejecutará hasta finales de año, algo que ha confirmado la ministra de Hacienda.
De esta manera, el Gobierno quiere dar tiempo a que se acuerde una nueva fiscalidad internacional para las operaciones digitales en el seno de la OCDE, puesto que se ha comprometido a adaptar la tasa Google española a ella."Esperamos un consenso rápido", ha indicado la portavoz de Gobierno.
Estimaciones
Los de Pedro Sánchez, en sus estimaciones de ingresos, han pronosticado que ambas figuras permitirían incorporar a las arcas públicas unos 1.820 millones de euros adicionales al año.
Sin embargo, todo tipo de instituciones, incluidos entes como el Banco de España o la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), han rebajado y mucho estas expectativas. De hecho, del Impuestos a las Transacciones Financieras, la tasa Tobin, el Ejecutivo espera sacar unos 850 millones, pero podrían quedarse en 420 millones, menos de la mitad.
Algo parecido puede ocurrir con el tributo sobre Determinados Servicios Digitales, la tasa Google, que podría quedarse en unos escasos 546 millones frente a los 968 millones que espera Moncloa y que es el máximo que AIReF anticipó. Habrá que ver si hay cambios en este sentido con el nombramiento de Cristina Herrero como nueva presidenta de la entidad y del que ha informado el Consejo de Ministros.
A la reducción de las previsiones de ingresos de ambas figuras se suma un problema añadido: el retraso de su activación. Los dos impuestos se han de tramitar como anteproyectos de ley independientes a los Presupuestos Generales del Estado, y el plazo medio para sacar adelante este tipo de fórmulas legislativas es de, al menos, seis meses salvo un milagro político que no parece que se vaya a producir en el actual Congreso de los Diputados.