El coronavirus va camino de ser más dañino para la economía mundial que para la salud pública. Las medidas adoptadas para intentar contener el virus están impactando ya en el día a día de multitud de industrias y lastrando las previsiones económicas de empresas de los más diversos sectores.
Compañías de transporte, turismo, industria y distribución están viendo cómo la crisis generada por el virus está afectando de distintas formas a su negocio. Si el lunes el Ibex 35 sufrió caídas del 4,07% y perdió la cota de los 9.500 puntos, su peor sesión desde el referéndum del 'brexit', ayer el selectivo español cayó el 2,45% hasta los 9.250 puntos.
Entre las compañías más afectadas destacan las del sector del transporte y el turismo. Un grupo en el que destacan las aerolíneas. IAG, consorcio formado por Iberia, Vueling y British Airways, ha visto cómo en dos sesiones se han esfumado más de 1.500 millones de capitalización bursátil tras dos jornadas de caídas que han dejado el precio de la acción en 6,6 euros.
Amadeus también está sufriendo desde el pasado lunes. Su valor en bolsa ha perdido más de 1.000 millones hasta situarse por debajo de los 28.000 millones de euros. A una situación que ya venía siendo compleja, la crisis del coronavirus ahonda en la caída de la cotización de la compañía de soluciones tecnológicas para empresas de transporte y turismo, hasta los 64,3 euros.
Y es que las perspectivas para el transporte aéreo no pueden ser peores en este momento. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) calcula que la crisis del coronavirus le costará 27.000 millones de euros al sector de las aerolíneas.
Las decisiones políticas y el miedo a volar pueden suponer una caída de la demanda mundial del tráfico aéreo del 0,6% con respecto al año 2019, frente al crecimiento del 4,1% previsto. Una contracción que, de confirmarse, se convertiría en la primera caída desde la crisis de SARS en 2003. Asia y el Pacífico serían las regiones más golpeadas con descensos de la demanda del 8,2%, frente a las previsiones que indicaban crecimientos del 4,8%.
Unas previsiones que pueden quedarse cortas, ya que se realizaron en un contexto en el que la emergencia sanitaria no se había extendido fuera de China, con lo que el impacto podría ser aún mayor para el sector.
La cadena de suministros lastra a la automoción
El sector de la automoción también mira con mucha cautela cómo el coronavirus se extiende en el mapa mundial. El principal problema reside en la cadena de suministros, muchos de los cuales proceden de China. Las compañías españolas Gestamp, Cie Automotive y el Grupo Antolín, las tres multinacionales en el campo de los componentes para el automóvil, suman 42 plantas de producción allí.
Los grandes fabricantes con plantas en España muestran por ahora diferentes escenarios. Nissan ha confirmado a Invertia que no ha implementado ningún protocolo especial ni cuentan con problemas de suministro.
Por su parte, el grupo PSA cuenta con un equipo transversal que monitoriza día a día la evolución del coronavirus. No obstante, aseguran que gracias a las plataformas modulares multienergía pueden adaptar las líneas de las plantas en función de la demanda y la hipotética falta de suministro en un futuro. Por ahora, confirman, “no hay impacto en la producción”. Una monitorización que también confirman desde Seat.
Los responsables de la planta que tiene Volkswagen en Landaben (Navarra) han explicado que la producción está asegurada la última semana de febrero y las dos primeras marzo. En la actualidad, la planta trabaja con 83 proveedores chinos, aunque también tiene europeos (italianos incluidos).
El peligro del desabastecimiento también acecha a compañías como Zara, H&M, Primark y Mango. Los gigantes de la moda accesible cuentan con gran parte de sus centros de suministro en Asia, lo que puede lastrar mucho sus capacidades durante las próximas semanas.
Un problema al que hay que sumar la caída de la demanda. El parón que está experimentando China por la crisis sanitaria está haciendo saltar por los aires todas las previsiones de ventas en el gigante asiático de las compañías de consumo.
Los bancos también sufren
El sector financiero también ha visto afectada su actividad por el miedo al coronavirus. Entidades como Unicredit, BBVA o Mapfre han permitido a sus empleados trabajar desde casa durante los próximos días y firmas como Mastercard han rebajado su previsión de ingresos hasta un 9% en el primer trimestre.
El impacto de la epidemia puede ir mucho más allá si se confirman las rebajas de previsiones sobre la economía global y, por tanto, sobre las expectativas de tipos de los bancos centrales. Hasta hace una semana, los inversores daban una probabilidad del 70% a que la Fed mantenga los tipos el 1,5% y el 1,75% en su reunión de abril. El dato se ha desplomado ahora por debajo del 48%. Y lo mismo ocurre con el BCE, presionando aún más al sector con los tipos negativos y la caída del euríbor que tanto ha dañado sus márgenes.
Este escenario, sumado a nuevos recortes de recomendación, han provocado caídas del 5,5% de media para la banca del Ibex en solo dos sesiones. Sabadell se ha dejado un 8% a punto de perder los 0,8 euros por acción, BBVA un 7%, CaixaBank un 6%, Bankia un 5%, Bankinter un 4,5%, y Banco Santander un 2%. En el Mercado Continuo, Unicaja pierde un 5,2% esta semana y Liberbank un 3%.
Pescadores de río revuelto
A pesar de que en términos generales la extensión del coronavirus está suponiendo un quebradero de cabeza para las finanzas globales, hay empresas que están sacando tajada en esta crisis. Los valores de algunos productores de tests de diagnóstico se están disparando en las bolsas gracias, precisamente, a la extensión de la enfermedad.
Este es el caso de la francesa Novacyt. Su cotización se ha disparado un 1.000% por el avance de la enfermedad y todo gracias a que ha producido en tiempo ‘récord’ un método para identificar el COVID-10 en un paciente.
En una situación similar está la farmacéutica estadounidense Moderna. Esta compañía está desarrollando una vacuna contra el coronavirus que ha permitido que sus acciones aumenten su valor en más de un 17%.
Cabe recordar, además, que las ventas de determinados productos sanitarios se están disparando, aunque en este caso son varios lo proveedores beneficiados. En España, los pedidos de las farmacias de mascarillas están fuera de control, con un crecimiento respecto al año pasado de un 10.000%.
Así lo indican fuentes de la patronal de la distribución farmacéutica, Fedifar, que precisan que después de que la enfermedad se haya extendido por Italia también han aumentado las ventas de geles desinfectantes, aunque lo han hecho en una proporción menor: un 700%.
¿Y qué dicen los analistas? La baja tasa de mortalidad del virus hace apostar a gran parte de los especialistas a que estamos en una crisis que tendrá una rápida resolución. El diagnóstico generalizado apunta a un repunte económico similar al vivido tras la crisis del SARS pero con alguna demora más. Una previsión que para cumplirse serán clave las decisiones que los gobernantes tomen durante las próximas semanas.