La agencia de calificación crediticia Moody's ha decidido rebajar en un escalón la nota como emisor a largo plazo de Repsol, hasta situarla en 'Baa2', al tiempo que ha situado en 'negativa' la perspectiva de la compañía, según ha informado este jueves en un comunicado.
La calificadora de riesgos ha explicado que el cambio en la nota se corresponde con la expansión del brote de coronavirus, el deterioro en las perspectivas de crecimiento global y con la caída de los precios del petróleo.
"El sector de petróleo y gas ha sido uno de los más afectados de forma significativa por el shock, dada su sensibilidad a la confianza y la demanda de los consumidores, algo que se produce en un momento en el que muchas empresas de petróleo y gas están comprometidas con cantidades de gasto considerables para cumplir sus objetivos de transición energética a largo plazo", ha explicado Moody's.
La firma considera que la petrolera española necesitará más de dos años para registrar unas cuentas que cuadren con el rating de 'Baa1', motivo por el cual ha aprobado la rebaja. "Además, existe una incertidumbre significativa con respecto al grado de deterioro del entorno económico tanto en su negocio de 'upstream' como de 'downstream', así como con la velocidad de la recuperación, lo que queda reflejado en la perspectiva 'negativa'", ha apostillado la casa de rating.
Moody's considera que el negocio de exploración y producción "sufrirá" por los bajos precios del petróleo, que han caído hasta el entorno de los 25 o 30 dólares por barril en las últimas semanas. Para la agencia, el precio del crudo no volverá al consenso de entre 50 y 70 dólares por barril hasta 2022.
Sin embargo, la agencia "reconoce que Repsol está tomando medidas inmediatas para proteger su flujo de caja y balance, algo que la compañía espera que compensará en gran medida la caída en el flujo de caja operativo".
La decisión de Moody's contrasta con la de S&P Global de la semana pasada, que decidió mantener su calificación en 'BBB', aunque rebajó su perspectiva a 'estable', desde 'positiva'.
S&P justificó el mantenimiento de la calificación de Repsol en la percepción "de la voluntad y capacidad" de la compañía para llevar a cabo acciones para mitigar el efecto negativo en este entorno de precios más bajos, incluidos los recortes en los gastos de capital y la venta de activos.
La firma consideró que, en conjunto, esto debería permitir a Repsol situar el ratio de fondos operativos (FFO, por sus siglas en inglés) sobre la deuda en el 40%, desde el 30% al que puede caer en este año.