Las compañías concesionarias confían en el largo plazo. Una característica que está marcada en su ADN y que ahora va a ser clave para afrontar el impacto que la crisis del coronavirus va a tener en su negocio. Y es que, las restricciones de movilidad impuestas para reducir la propagación del virus han provocado los descensos más importantes de tráfico de vehículos de la historia de las vías de pago españolas.
En concreto, estas infraestructuras han registrado caídas de hasta el 80% en los últimos días. Unas reducciones que han ido afianzándose durante las seis últimas semanas. Las previsiones indican que la situación actual debería mantenerse al menos hasta finales de abril. En mayo, dependiendo de las medidas que adopte el Gobierno, debería ser el mes en el que esta tendencia cambie.
Pero una cosa es que cambie y otra, muy distinta, es que se vuelva a la normalidad. Desde los gestores de infraestructuras dan gran parte de los próximos meses por perdidos. Las compañías esperan que los niveles se mantengan a muy bajo nivel hasta septiembre.
Existen importantes dudas sobre la capacidad de movimiento interprovincial que va a tener la ciudadanía durante los meses de verano. El Gobierno aún estudia diferentes horizontes. El más positivo dibuja una situación normalizada que favorezca la movilidad interna del país durante el verano para reforzar el turismo nacional en caso de que los datos de contagios lleguen a niveles muy bajos.
En el otro extremo, las opciones que se barajan son muchas. Las más extremas contemplan que los ciudadanos tengan limitada su movilidad dentro de sus propias provincias durante este tiempo. Una opción que podría ser intermitente y asíncrona en función de que exista una gran diferencia de evolución entre las comunidades autónomas.
Pensar en el largo plazo
En este sentido, desde las compañías concesionarias se hace un llamamiento a la calma. Pese a la reducción de ingresos que el descenso del tráfico va a tener en sus cuentas, las compañías señalan que su negocio se centra en el largo plazo.
Y es que no todas las previsiones son negativas en el sector. Las características de este virus señalan a los grandes transportes masivos -autobús, tren y avión- como los grandes damnificados del sector de la movilidad por la crisis del coronavirus. En este sentido, el coche particular aparece como solución para los ciudadanos que quieran desplazarse minimizando el riesgo de contagio.
En el caso de que la movilidad entre Comunidades Autónomas esté permitida, una vez se supere el Estado de Alarma, el verano de 2020 será el verano del coche. Una circunstancia que ayudaría a compensar parte del descenso que se espera para los meses de verano.
Así las cosas, pese a la complejidad del momento, las compañías concesionarias confían en tener capacidad para sobrellevar este bache. Un punto desde el que, además, tienden la mano a la hora de presentarse como una solución, más que como un problema.
En un contexto de reducción de ingresos y aumento de gasto, el pago por uso de las infraestructuras volverá a estar encima de la mesa como fórmula para descargar a las cuentas públicas del coste de mantenimiento de las grandes redes viarias. Una partida que supone la nada despreciable cifra de 2.000 millones de euros al año.