Inteligencia artificial, sensores contactless, aplicaciones de control... la tecnología en estado puro es lo que nos depara el futuro para proteger a la especie del invasor: el Covid-19. El contacto humano se descarta por completo, no sólo de humano a humano, sino también de humano a máquina. Parece un relato de ciencia ficción pero no lo es, va a ser el futuro más inmediato.
Tras dos meses de confinamiento, la vuelta a los puestos de trabajo en oficinas se hace cada vez más inminente y las medidas para frenar el contagio serán protagonistas. En el imaginario de todos ya se intuye que nadie escapará del kit de protección recomendado para enfrentarnos al mundo real fuera de nuestras casas: guantes, mascarillas y gel hidroalcohólico. Pero lo cierto es que la protección va a ir más allá.
El plan 'Back to the Office 20.20' de la consultora Colliers, que ya está siendo seguido por oficinas de otros países, habla de una modificación total de la redistribución del espacio tanto en las oficinas como en los propios edificios que las albergan. Y es que la pandemia no sólo nos acecha en la actualidad sino que se espera un rebrote que volverá a azotar al país.
Distancia de 2 metros
Para una vuelta urgente a la oficina, tanto propietarios de edificios como inquilinos de espacios para alojar sus empresas tendrán que llegar a acuerdos en pro de una vuelta a la actividad que asegure la primera de las recomendaciones impuestas: procurar una distancia entre trabajadores de mínimo 1,83 metros (6 pies en los países anglosajones que ya están utilizándola), a 2 metros, como insisten desde el Gobierno.
Esto va a suponer que dentro de las oficinas y sin que el empresario tenga que realizar un cambio de mobiliario, "los empleados deberán de colocarse al tresbolillo, perdiendo un puesto entre medias, lo que significa que la capacidad de uso del espacio se reduce a la mitad". "Una oficina de 1.000 metros cuadrados en la que antes trabajaban 100 empleados ahora tendrá capacidad sólo para 50 o 40 de media", explica Miguel Ángel Falcón, director general de Servicios Técnicos y Property Management de Colliers.
Este aspecto fundamental obligará a las empresas a gestionar los equipos por turnos de rotación del 50% -en el caso de que sea imposible el teletrabajo- o mediante turnos de rotación de teletrabajo. Se erige pues una nueva figura: el coordinador general cuyo labor sea controlar que no haya exceso de ocupación en la oficina.
Al mismo tiempo se prevé que la entrada y salida a las oficinas se convierta en una verdadera ginkana. Y es que la distancia de seguridad no sólo deberá de cumplirse dentro del espacio de trabajo sino también en el edificio y zonas comunes: en los tornos, en los ascensores, en las puertas de acceso y salida... Falcón propone "una mayor ampliación y flexibilización de los horarios de entrada y salida al trabajo para evitar cuellos de botella". Y en la misma, pasillos de una sola dirección para que no haya un cruce cara a cara entre empleados.
Oficinas inteligentes
"Sería fantástico si pudieras saber cómo están los ascensores de llenos y cuáles son las previsiones de bajadas para evitar la aglomeración", señala. Por ello, desde Colliers vaticinan que los edificios de oficinas van a ser cada vez más inteligentes. "Es algo que se va a acelerar y por lo que las empresas van a tener que apostar. Sobre todo en lo relacionado con la tecnología contactless que ayudará a evitar tocar el botón del ascensor, la manilla de las puertas o el grifo del baño, entre otros", afirma.
Se abre un mundo de nuevas posibilidades en el que el contacto cero va a ser el objetivo. Apertura de puertas sin necesidad de pasar la tarjeta pero sí mediante reconocimiento facial u ocular o cámaras en los accesos a la oficina para medir la temperatura corporal. "En Dubai ya se está haciendo en oficinas y centros comerciales. Si detectan que tienes fiebre pasas a un vestíbulo donde un equipo de médicos se cerciora de cuál es la causa de tu fiebre antes de dejarte pasar", asegura Falcón.
Purificación del aire y desinfección
Se sabe que cuando alguien infectado estornuda, las gotas pequeñas del virus pueden estar vivas suspendidas en el aire hasta 3 horas. "La pureza del aire va a ser clave para combatir el virus", asevera Rita Gasalla, arquitecta y CEO de Gallow. Y en esta lucha vale todo: desde propuestas como abrir ventanas "dos horas antes de la actividad y una hora después al finalizar", indica, y procurar una ventilación cruzada hasta sistemas de control del aire más potentes que se verifiquen con certificados, sobre todo para aquellas empresas que no disponen de ventanas que puedan abrirse.
"En Reino Unido hay un certificado que se llama Reset Air Standar que mide la pureza del aire acondicionado en las oficinas y pensamos que esta norma va a cobrar fuerza", manifiesta Falcón.
Las empresas que dispongan de sistemas de aire acondicionado que expulsan el 100% del aire recogido en la oficina al exterior no van a tener problema. No será lo mismo para aquellas que cuentan con sistemas de reutilización del aire mediante filtros. "Lo recomendable es que esas empresas inviertan en filtros más potentes o máquinas de producción de aire más grandes", apunta.
Es más, la idea es que, al igual que ahora los aires acondicionados nos indican en sus pantallas la temperatura del aire y el grado de humedad, también informen en tiempo real sobre la calidad del aire.
En la misma línea se plantean las tareas de limpieza y desinfección. Se sabe que el coronavirus se mantiene vivo durante 24 horas sobre el cartón y 48 horas sobre superficies de acero inoxidable. No obstante, en el plástico, material que más abunda en las oficinas, resiste más de 72 horas. Con lo que los empresarios priorizarán más turnos de tareas de limpieza y desinfección de sus oficinas, evitando el uso de mamparas para cada puesto de trabajo a lo película americana de los 90 que recluyan al trabajador en un cubículo que va en contra de la tendencia actual de espacios abiertos.
Oficina en casa y horario europeo
Además del teletrabajo, la necesidad de evitar aglomeraciones de personal en los edificios, ascensores y cocinas de las oficinas, desde Colliers animan a que los empresarios reorganicen los turnos de trabajo de manera que primen que la plantilla pueda irse a comer a su casa, enfocándose más en un horario laboral europeo. La ocupación en las cocinas va ser un problema debido a su reducido espacio y los turnos para respetar las distancias podrían tornarse infinitos, de ahí, la idea.
Por otro lado, en un primer momento y dadas las circunstancias, los empresarios que puedan permitirse y obliguen al teletrabajo deberían de ofrecer ciertos apoyos al empleado para regular su espacio de trabajo en casa: contar con una silla de trabajo adecuada, buena conectividad de fibra óptica o una pantalla adecuada a su tarea. En este aspecto se abre una nueva relación de acuerdos entre trabajador y empleador.