Aparcar, ver una película y volver a casa. Mínima posibilidad de contagio. El autocine es una forma de entretenimiento diferente en un momento marcado por la incertidumbre y la distancia social.
"La gente no le da tanto valor a la película como la experiencia del autocine. Nuestra sociedad, menos la gente mayor, no ha vivido eso", destaca Alberto González, gerente de Autocines Castilla.
"En América esto tiene una tradición bastante alta, aquí en Europa puede ser algo novedoso, pero mientras sigamos manteniendo la calidad, vamos a seguir", señala Ave María Aguyo, responsable de Comunicación y Marketing de Autocines Madrid RACE.
En concreto, este autocine es el más grande de Europa que permanece abierto todo el año. "Estamos en el boom del reconocimiento del público", añade Aguyo. RACE inaugurará este mes de julio un nuevo espacio de proyección permanente en el circuito del Jarama.
Sin embargo, no es un negocio muy extendido en España, aunque algunos autocines como el Drive-In (Denia) llevan en funcionamiento desde 1979. Si bien es habitual que, durante la época de verano, algunas localidades aprovechen para instalar autocines eventuales, como es el caso de Golem Navarra Arena, en Pamplona.
Negocios emergentes
El negocio de los autocines no es nuevo, aunque durante el desconfiamiento haya ganado algo de fuerza. "La gente quiere salir de casa. Vivir el autocine es una experiencia”, valora el gerente de Autocines Castilla.
Este autocine itinerante arrancó hace menos de un mes su andadura por los municipios de Castilla y León. Sin embargo, sus proyecciones diarias son un auténtico éxito: cuando salen a la venta, las entradas se suelen agotar en menos de 30 minutos. "La La Land se agotó en 12 minutos", comenta González.
Es por ello que el gerente considera que esta es una "manera de reinventarse y abrir una nueva vía de negocio". Actualmente su plantilla cuenta con 12 personas contratadas y se plantean mantener su proyecciones itinerantes durante los meses de otoño por otras zonas de la Península.
En Galicia, Xóan Castaño puso en marcha hace un par de años un autocine itinerante, después de un periodo en el que se dedicaban a la producción de cortometrajes. A raíz del confinamiento afirma haber vivido un auténtico "auge". "Está claro que ahora tenemos una pelota hinchada", reconoce el precursor.
La dispersión de la población y la escasez de salas de cine en Galicia han facilitado que el negocio de Castaño reciba una favorable acogida. "Ahora tenemos una demanda brutal, de un montón de sitios que quieren que vayamos a proyectar", comenta Castaño.
Su forma de negocio pasa por implicar a los negocios locales a la hora de ofrecer las proyecciones. "El confinamiento ha conseguido que generemos trabajo y se mueva más la economía local. Intentamos en cada proyección no solo vender una peli, también implicar a la gente que trabaja en esa localidad", explica el responsable de Auto cines Galicia.
Actualmente trabajan 13 personas en la empresa, están cerrando proyecciones para los primeros meses del invierno y contemplan la posibilidad de instalar un autocine fijo en Rías Baixas de cara al próximo año.
El autocine de Getxo también ha experimentado un aumento durante las primeras semanas del desconfinamiento. Aunque reconocen que esta situación es transitoria y "es cuestión de tiempo que todo vuelva a la normalidad", explica Javier Castaños, uno de lo socios del autocine.
A pesar del repunte que han experimentado algunas empresas durante estas semanas, la pandemia ha sumido a la industria cinematográfica en un estado de parálisis.
El desolador panorama del cine
"Tenemos el aforo reducido al 75%. Nosotros estamos muy por debajo de las cifras", señala el gerente de Autocines Star, Luis Notario, sobre el volumen de negocio que ahora mismo acude a su recinto de Valencia.
El parón que ha atravesado el sector refleja una situación complicada en el mundo del cine. "No se estrenan películas comerciales. Lo más grave es que los dueños de las películas han cambiado las fechas de estreno, porque tienen mucho miedo de perder dinero", explica Notario.
"Al final nosotros hemos estado cerrados durante dos meses y eso ha creado un agujero que más o menos vamos tapando", cuenta Javier Castaños, responsable de Autocines Getxo. A pesar de lo cual se muestra esperanzado con el regreso.
Germán Martínez dirige el autocine El Sur y tampoco ha visto crecer su negocio durante la pandemia. Este negocio de Mutxanel (Alicante) sí ha notado que ha surgido nueva competencia, pero "cada uno intenta hacer lo mejor que puede su negocio".
La licencia para este tipo de establecimientos es la misma que para una sala de cine tradicional. Se distingue entre las licencias para proyecciones eventuales, por ejemplo los cines de verano, o totales, para los negocios que funcionan durante todo el año.
En el caso de cobrar la entrada, la empresa está obligada a pagar un porcentaje de la misma. Si por el contrario son proyecciones abiertas y no se pide ninguna cuantía a los espectadores, el responsable que presente la película debe hacer un pago único por la proyección.
En cualquier caso, el sector considera que la proyección en salas tradicionales es compatible con los autocines. "Cualquier apertura de un cine, sea de la tipología que sea, es positivo ya que al final se trata de acercar la experiencia de ver una película en la gran pantalla a los espectadores", comenta Borja Benito, director de Comunicación y portavoz de Federación de Entidades de Empresarios de Cine de España (FECE).
La recuperación del mundo audiovisual está vinculada a la desescalada de la industria cinematográfica. Entre tanto, está por ver si los negocios emergentes logran mantener su actividad durante todo el año y si los autocines fijos consiguen recuperar sus volumen de negocio previo a la crisis.