El impacto de la Covid ha dejado peor parada a la España vaciada. Y eso que la cosa pintaba bien. ¿Por qué? Porque el teletrabajo estaba llamado a fijar población en territorios de la España vaciada. Sin embargo, la realidad es bien distinta.
Mientras la rutina diaria ha vuelto a Madrid -con o sin restricciones-, las frecuencias de trenes y autobuses no se han restablecido al 100%, anclando al aislamiento a miles de trabajadores y estudiantes. Y lo peor de todo es que no hay fecha para la normalidad en el transporte público.
Bastan dos ejemplos para reflejar la situación actual. El primero lo encontramos en Valladolid, donde la Asociación de Usuarios AVE de Valladolid critica que Renfe haya suprimido los trenes de vuelta a la ciudad de las 18.10 horas, 18.45 h. y 21.00 h en el corredor Valladolid-Segovia-Madrid. “Con horarios de jornada partida nos toca esperar en Chamartín desde las 17.00 a las 19.25 horas”, señala Carlos Perfecto, el presidente de la asociación a Invertia.
Se trata de un servicio que antes de la Covid usaban 6.000 personas a diario; pero ahora se ha visto rebajado a 2.000. Además, es de los más rentables. El 26,6% de toda la facturación de Avant España se factura en este corredor y uno de cada cuatro abonos de este servicio corresponde también al corredor, según datos de la asociación.
Y de un servicio rentable a otro que no lo es tanto, aunque sí muy esencial: la línea Sigüenza-Guadalajara-Madrid. De este trayecto dependen pueblos como Jadraque, cuya población (1.413 habitantes en 2019, según el INE) usa este tren de media distancia para ir a trabajar, estudiar o acudir al médico. Servicios básicos a los que cada vez es más difícil acceder en esta situación.
La compañía ferroviaria ha suprimido dos servicios diarios (uno de ida y otro de vuelta), tres los viernes (dos dirección Sigüenza y otro dirección Madrid) y tres los domingos (uno dirección Sigüenza y dos dirección Madrid).
Renfe se justifica alegando que la red está al 50% de su funcionamiento por el coronavirus. “Aún no hemos recuperado todas las frecuencias y todo dependerá de la evolución de la demanda”, señalan fuentes de la empresa pública a Invertia. ¿Y eso cuándo se producirá? De momento, no hay fecha, según Renfe.
Sin embargo, la compañía ferroviaria desvela en una carta remitida a los usuarios del AVE y Alvia de Valladolid que maneja previsiones para seguir con los recortes de trenes en el 2021 “al menos hasta que haya una vacuna o tratamiento” para el coronavirus.
“La casi totalidad de los estudios que estamos realizando en estos momentos señalan que se va a producir, por lo menos en 2020 y 2021, un importante descenso del número de viajeros”, asegura la gerencia de atención al cliente en dicha misiva a la que ha tenido acceso este medio.
Fijar población
En ambos casos, el recorte de frecuencias ferroviarias condena a la España rural. “La comarca de la Sierra Norte de Guadalajara en los últimos cinco años ha perdido el 25% de la población”, recuerda el alcalde de Jadraque, Héctor Gregorio. Esta población es un ejemplo de ello. En 2012, su censo alcanzó los 1.662 habitantes. Ocho años después, ha perdido 249 vecinos.
El alcalde lamenta que la reducción de frecuencias haga que la gente joven se haya tenido que buscar casa en Guadalajara o Madrid para poder estudiar. “Se habla de la oportunidad de potenciar los pueblos con el teletrabajo, pero este recorte es una razón por la que la gente no vendrá aquí”, reconoce.
Por su parte, desde la Asociación de Usuarios AVE de Valladolid siempre han visto la oportunidad que supone el Avant en este corredor y la alta velocidad para fijar población y, sobre todo, para recuperar la que se ha ido a vivir a Madrid.
Por ello piden a Renfe atraer a los viajeros perdidos con un bono flexible, ya que los actuales abonos “siguen cobrándose de la misma forma y por ello nos obligan a viajar más en automóvil particular (totalmente contradictorio). Y mientras el servicio público, infrautilizado y generando gasto sin posibilidad de aumentar ingresos”, denuncian.
Aquí, incluso, el problema va incluso más allá poniendo en duda la seguridad en los vagones. Se quejan de las dobles composiciones en los horarios de mayor afluencia y carga de viajeros ya que ahora solo hay una composición. “Esto hace que viajemos hacinados ignorando la obligación de mantener una distancia social en los coches del tren”, asegura el presidente de la asociación. También denuncian que se pueda comer y beber en estos recorridos, cuando los trayectos de AVE, por ejemplo, han eliminado los servicios de cafetería.
Recortes en autobús
El tren no es el único medio de transporte afectado por los recortes de la Covid. Desde que se declaró el estado de alarma, los servicios de autobús entre poblaciones también se han visto afectados; algo que incide especialmente en las poblaciones rurales donde estudiantes, trabajadores y personas mayores se desplazan en este medio de transporte.
Así, la ruta Soria-Guadalajara-Madrid operada por Alsa ha pasado de tener siete frecuencias semanales a tres. Un descenso realizado, según la compañía de autobús “con el conocimiento del Ministerio de Transportes” y que responde “al drástico descenso de la movilidad y del número de viajeros que se ha producido en todos los modos de transporte, y que desde la semana pasada se ha agudizado tras las restricciones a la movilidad decretadas por el cierre perimetral de Madrid”, explican a este medio.
Desde Alsa afirman que “a pesar de esta reducción temporal, el nivel de oferta en esta línea sigue siendo muy superior a la demanda actual” y que “en la medida en que se vayan recuperando los niveles de movilidad habituales, se irán restableciendo de forma paralela y progresiva el nivel de frecuencias”.
Una justificación que no satisface a 26 poblaciones de Guadalajara por las que discurre este trayecto, entre ellas Jadraque. Por ello, han constituido una ‘Plataforma en defensa del transporte público’ a través de la cual se ejecutarán acciones para impedir caer en el olvido.
Así, la lista de frecuencias de trenes y buses reducidas por la pandemia es interminable. Se trata de servicios públicos -algunos deficitarios y otros no-, pero en definitiva básicos para la población de pequeños territorios, condenada al aislamiento en tiempos de pandemia. Esta no se resigna y desde los territorios de Guadalajara, Soria o Valladolid seguirán luchando para no perder el último tren: el de la vuelta al pueblo.