Messi, el mejor jugador del mundo. Pablo Isla, mejor CEO del año 2019 según Forbes. El primero, congrega cada fin de semana a miles de espectadores a su alrededor. El segundo, lidera una empresa con más de 180.000 trabajadores, reconocida en todo el mundo. Messi cobra cada año 139 millones de euros brutos, mientras que Isla cobra 6,2 millones. Es decir, que el ejecutivo no cobra ni el 5% de lo que gana Messi cada ejercicio.
La elección de Isla para la comparativa no es casual. Demuestra bien la distancia abismal que hay entre el mundo de la empresa y el del fútbol. Sobre todo porque es complicado comparar el salario bruto de Leo Messi con el de los principales líderes del Ibex 35. El jugador del Barça gana tanto como los 23 primeros espadas del selectivo.
Ojo, que en la selección se han incluido a los números uno y dos mejor pagados dentro del selectivo español, ya que resultaría complejo hacerla con los líderes para que alcanzaran esa cifra.
Los mejor pagados del selectivo
El ejecutivo mejor pagado del Ibex 35 en 2019, último ejercicio disponible ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) es Ignacio Galán. El presidente de Iberdrola ganaba ese año 10,4 millones de euros tras una subida de casi el 10% fruto de algunos ingresos extraordinarios de distintos 'bonus' incluidos en su contrato.
Le siguen Ana Botín, presidenta del Santander con 9,95 millones de euros e Ismael Clemente con 8,71 millones de euros. ¿Por detrás? El CEO de la entidad cántabra con 8,7 millones de euros y el presidente y consejero delegado de Sacyr, Manuel Manrique que en 2019 se embolsaba 8,2 millones de euros.
Como se puede ver son cifras que están muy alejadas de los casi 139 millones de euros anuales brutos que tiene de sueldo Leo Messi, tal como ha dado a conocer este domingo el diario El Mundo. Máxime si se tiene en cuenta que en los sueldos del selectivo están incluidas también las aportaciones que las empresas hacen a los planes de pensiones (que forman parte de la retribución) pero que no se percibe en efectivo en el año en curso.
Veremos qué ocurrió en el ejercicio 2020, y qué pasará en el 2021. El coronavirus ha venido a cambiarlo todo y también los salarios. No tanto el de Messi, que por ahora ha aceptado una rebaja del 10% hasta los 125 millones de euros, así como el aplazamiento de pagos en enero para dar un poco de aire a las cuentas del Barcelona.
El Ibex se aprieta el cinturón
También los líderes del Ibex 35 han decidido apretarse el cinturón. Según un informe de KPMG un tercio de los consejeros de las empresas que cotizan en el Ibex 35 ha renunciado a más de 17,5 millones de euros de sus retribuciones. La cifra equivale a un descenso del 5,4% respecto a la remuneración total devengada en 2019 por estas compañías.
Así lo recoge el informe 'Remuneración de los consejeros del Ibex 35' elaborado por KPMG Abogados. En él se apunta que los primeros ejecutivos de la mayoría de las entidades financieras españolas han aprobado en los últimos meses suprimir o reducir sus retribuciones variables y fijas. Se trata de una medida que se ha extendido también a empresas del sector de la construcción, hoteleras, aerolíneas, inmobiliarias y minoristas.
Y es que el mundo la Covid-19 ha venido para quedarse y va a afectar de forma transversal a todos los sectores. ¿Qué ocurrirá en los próximos meses? Difícil saberlo, pero parece claro que las retribuciones millonarias tendrán que verse mermadas. Al menos, en el mundo de la empresa.
No hay que olvidar que cerca del 60% de las retribuciones, según KPMG, llevan algún tipo de vinculación al EBITDA de las compañías. Esto significa que ya en el ejercicio 2020 muchos de los salarios de los grandes 'popes' del selectivo se verán impactados por la caída del resultado de los grupos.
Sin embargo, eso no parece afectar al mundo del deporte en general, ni al caso de Messi en particular. Los datos aportados por EL BERNABEU indican que el salario de Messi supone casi el 20% del presupuesto del Barcelona. Unas cuentas que no están precisamente boyantes si se tiene en cuenta que su auditoría, EY, dudaba en el último ejercicio de que se pudiera aplicar el criterio de empresa en funcionamiento al tener un fondo de maniobra negativo superior a los 600 millones de euros.