Telefónica ha decidido poner en valor su red de fibra óptica en España, un activo que fuentes de la banca de inversión valoran en la horquilla de entre 15.000 y 17.000 millones de euros. La empresa de telecomunicaciones lleva tiempo trabajando en la fórmula para dar entrada a un socio en esta infraestructura con una participación minoritaria y ya hay varios candidatos a los que mira el sector para esta operación que se podría cerrar en 2022, aunque no se puede descartar que se adelante a finales de este año.
En el listado de fondos que se estarían sondeando vender un porcentaje de hasta el 20% de ese activo figuran el canadiense Brookfield, el estadounidense KKR, el francés Ardian o la firma internacional I Squared Capital, según fuentes de mercado. Tampoco se puede descartar la entrada de un inversor institucional como Allianz, con el que Telefónica ya tiene una joint venture en Alemania para desplegar fibra, e incluso el canadiense CDPQ con el que la operadora española comparte una sociedad en Brasil.
Las infraestructuras de telecomunicaciones son uno de los activos más valorados por el mercado. En los últimos años, estas autopistas de la digitalización han despertado el interés de numerosos inversores. Además de los citados candidatos a estudiar la operación, que fue adelantada por Bloomberg este martes, hay otros fondos que están apostando por este nicho como el australiano Macquarie, el escocés Aberdeen o el fondo soberano de Singapur GIC, entre otros.
La operación que Telefónica prepara en España no es la primera de esta naturaleza que pone en marcha la compañía que preside José María Álvarez Pallete. Sin embargo, el hecho de que la infraestructura que va a vender tenga que ser después arrendada para seguir dando servicio hace que los detalles de cómo se ejecute tengan que encajar a la perfección.
Hay precedentes en los que fijarse, ya que en los últimos años, la multinacional ha cerrado otros movimientos en esta dirección con dos modelos distintos. Uno de ellos fue la venta al fondo KKR de parte de su red de fibra óptica en Chile para lo que se creó InfraCo, una empresa independiente en la que la compañía española mantuvo un 40%.
El otro, fue la joint venture que cerró en Alemania con Allianz para gestionar bajo un modelo de control conjunto una plataforma enfocada a desplegar fibra en ese país. Este modelo también se siguió en Brasil y podría ser el elegido para el mercado español, dentro de todas las opciones que se están barajando en estos momentos.
Plan industrial
La operación en España sería especialmente importante tanto por el peso de este mercado en los resultados de la compañía, como por el valor y alcance del despliegue de fibra en un país que cuenta con una infraestructura de fibra envidiada en Europa.
En este contexto, mientras otras desinversiones de la empresa han ido destinadas a reducir deuda, en este caso, la búsqueda de un socio responde al objetivo de reforzar su Plan Industrial y animar la acción poniendo en valor este activo.
La entrada de un partner en el capital de la red permitiría elevar y afrontar con más comodidad las altas inversiones para los despliegues que hay que realizar en los próximos años con el desarrollo del 5G y buscar crecimiento.
Ese es el foco porque en términos contables, si la operación se materializa, no tendrá un efecto notable en la reducción de deuda en términos relativos, según fuentes del mercado.
Deuda y costes
El motivo es que primero se crearía una filial propietaria de la red, para después realizar una desinversión parcial. Pero en este proceso, se tendrá que firmar un contrato que garantice los alquileres de la infraestructura a Telefónica.
Esto hace que en términos contables, la banca de inversión tenga en cuenta que por un lado se va a producir un ingreso con un impacto positivo en la reducción de la deuda, pero por otro, aumentan los costes operativos.
Así, el impacto financiero en términos de deuda sobre Oibdal (beneficio operativo antes de depreciaciones y amortizaciones y después de alquileres) será clave para el dictamen final que haga el mercado de la operación.
Impulso en Bolsa
Sin embargo, al aflorar el valor de este activo con la entrada de un inversor, los gestores de la compañía aspiran a relanzar el valor en Bolsa de Telefónica. Las acciones del grupo cerraron este miércoles a 3,99 euros.
El ejemplo que inspira esta idea es el de Cellnex en España, cuya capitalización bursátil superó hace tiempo a la de Telefónica. Una de las claves de esta distancia es la enorme diferencia entre los múltiplos que maneja el mercado para las telecos en este momento (cuatro o cinco veces Ebitda) frente a las empresas de redes (entre 16 y 25 veces).
Así que el interés en la operación por parte de los inversores parece garantizado. No hay que olvidar que la red de fibra óptica de Telefónica (FTTH) en España es una de las más extensas de Europa y tiene un alcance superior a los 26 millones de inmuebles. Un despliegue que es fruto de muchos años de inversión y que el mercado no ha puesto en valor en los últimos años.
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