Ya se puede afirmar que la quinta generación de tecnología inalámbrica, 5G, ha llegado para quedarse. Entre sus promesas está el aumento de la velocidad de conexión (hasta 20 veces más rápida), menores tiempos de respuesta y una verdadera revolución en la forma en que nos comunicamos.
Más allá de lograr un avance tecnológico únicamente en las redes de telefonía, será un elemento esencial en la transformación digital de los países. España ha sido pionera en la implantación del 5G, que comenzó ya en 2019. Y pronto las empresas de telefonía comenzaron a hacer sus propios despliegues para hacer avanzar esta tecnología por todo el país.
En febrero de 2020, Telefónica, junto a Dekra, Seat y la ayuda de la tecnología de Ericsson, puso en marcha un laboratorio de conducción conectada en Málaga, en el que se podía probar el funcionamiento de coches conectados en entornos urbanos. Este espacio contaba, además, con una cámara apantallada única en Europa a través de la cual se pueden conectar frecuencias internacionales para acceder a las redes 5G de otros países.
Desde entonces Telefónica ha seguido impulsado esta red, sobre todo a nivel residencial ya que, en palabras del presidente de la compañía, “es más que una evolución, es una revolución”. Gracias a ello en mayo de este año se consiguió que el 80% de la población y 1.253 municipios tuvieran acceso al 5G desde sus casas y negocios, acelerando la velocidad de transmisión de los datos y la cobertura en lugares que hasta ahora no la tenían.
España lidera la implantación de esta tecnología en Europa, encabezando en estos momentos el número de pruebas piloto que se están realizando en todo el continente. Hace menos de un mes, además, se anunció en nuestro país la puesta en marcha de las primeras soluciones comerciales basadas en el 5G de toda Europa.
En ellas participa Telefónica, cuya oferta parte de tres opciones de conectividad 5G para empresas, según las necesidades de cada negocio. Por ejemplo, se puede elegir entre conectarse al 5G a través de la red pública de Telefónica (Movistar Intranet 5G), mediante una red privada 5G diferenciada aunque compartida sobre el core de la red pública de la operadora (Privada Virtual 5G) o con una red privada 5G con una infraestructura totalmente dedicada (Privada Dedicada 5G).
Telefónica proporciona servicios de valor añadido a las empresas que solo pueden ser utilizados bajo una red 5G, como prestaciones avanzadas para el uso de drones en instalaciones y en espacios abiertos (inspección de infraestructuras, envío y recepción de imágenes en tiempo real…), la utilización de robots industriales y vehículos de guiado automático o servicios de gestión en remoto, con o sin realidad virtual.
Esta propuesta tecnológica para empresas se fundamenta en los 80 casos de uso que Telefónica lleva realizando desde el 2018, con apoyo de los fondos de la Unión Europea y en colaboración con diversas entidades públicas y compañías privadas para testar la tecnología 5G en diversos ámbitos e industrias como la salud, el turismo, la logística, la educación o el sector del entretenimiento.
Todas estas industrias han podido ver de cerca los beneficios del 5G, que van desde la mejora de la velocidad de transmisión de voz y datos hasta los 10 Gb/s a la posibilidad de reservar parte del ancho de banda, conectar hasta 1 millón de dispositivos por kilómetro cuadrado o que el tiempo de respuesta se reduzca hasta el milisegundo, favoreciendo que las experiencias digitales se produzcan en tiempo real, de forma segura y sin interferencias.
Explican desde Telefónica que servicios como estos son solo la punta del iceberg de lo que está por venir en los próximos años. Se espera, en un futuro cercano, que el 5G ayude a construir ciudades inteligentes, con mobiliario público y coches conectados, hogares digitales en los que la domótica y la automatización faciliten nuestras tareas diarias, incluso -el cuidado de niños o mayores. Cuando llegue el momento, por primera vez el límite será la creatividad y no la tecnología.