Cuando la tecnología empezó a ocupar todos los aspectos de nuestra vida no lo hizo de igual forma para todas las personas. Algunos quedaron rezagados frente a la obligada transformación digital, como los mayores, uno de los colectivos más vulnerables ante este nuevo escenario en el que todo, o casi todo, se hace a través de una pantalla.
Uno de los principales focos de atención de los últimos meses ha sido la referente a la digitalización de la banca, proceso al que muchos reprochan no haber tenido en cuenta a las personas mayores. En España, más de 9 millones de personas pertenecen al colectivo senior, es decir, mayores de 65 años, y no es exagerado afirmar que todos -o casi todos- son clientes de bancos.
Las entidades financieras han acelerado enormemente sus procesos de digitalización desde que irrumpiera la crisis de la Covid-19, sin embargo no pueden dejar de lado que una parte muy importante de la población (un 20% en la actualidad son mayores de 65 años) sigue requiriendo unos servicios más tradicionales o, al menos, una transición más pausada hacia las nuevas prestaciones digitales.
Si bien los datos muestran una tendencia creciente del uso de internet y adquisición de competencias digitales por parte de los mayores -según el INE, el 63% de las personas con edades comprendidas entre los 65 y los 74 años utilizan Internet de forma frecuente- es cierto que la brecha digital es más acusada cuando se trata de habilidades más avanzadas, con las que cuentan solo el 6,5% de los mayores. Entre estas habilidades estaría, por ejemplo, la de operar con la aplicación móvil de un banco.
Para impulsar la inclusión del colectivo de los mayores, se han puesto en marcha desde las entidades financieras diversas iniciativas y políticas específicamente destinadas a que ninguna persona mayor se quede atrás.
Una de las principales medidas que pedía el colectivo era el refuerzo de la atención presencial, que ha llevado a entidades como Banco Santander a ser uno de los primeros en ampliar sus horarios de caja. Este reclamo parte de la limitación de los servicios presenciales debido al cierre de oficinas que registra el sector de la banca: en los últimos 15 años se han cerrado más de la mitad de las sucursales que había en el país.
Servicios adaptados a la nueva realidad
Banco Santander vuelca en estos momentos todos sus esfuerzos en adaptarse a la nueva realidad, poniendo especial atención en los colectivos más vulnerables frente a la digitalización y los que tienen mayores dificultades para acceder a este tipo de servicios. Para ello ha puesto en marcha nuevos servicios y ha reforzado otros.
Atención presencial
Una de las primeras medidas fue la de ampliar el horario de caja de las más de 3.000 sucursales de Banco Santander en España hasta las 14:00 horas, lo que supone extender en tres horas el horario anterior. Para reforzar la atención presencial que demanda el colectivo senior además, se ha creado la figura de los Embajadores Senior, un trabajador del banco que ayudará a los clientes mayores con el uso de los canales digitales, o cualquier duda que les pueda surgir.
Por otro lado, se ponen al servicio de los clientes las 4.600 oficinas de Correos, en el marco de la iniciativa Correos Cash, para realizar cualquier operación financiera básica, como ingresos y retirada de efectivo. Esta iniciativa surge para acercar los servicios de la banca a las zonas rurales que no disponen de una sucursal bancaria.
Call center
Además de los servicios presenciales, la atención humana siempre estará disponible a través de los call center. Banco Santander ha reforzado estos servicios en remoto para colectivos vulnerables, entre ellos las personas mayores de 70 años, ya que la entidad ha identificado a este grupo como uno de los que más ha recurrido al canal telefónico durante la pandemia (con unas 2.500 llamadas al día). Así, se les atiende de manera prioritaria para reducir su tiempo de espera al teléfono.
Aplicación móvil
El refuerzo de la atención humana no significa que muchos mayores no hayan decidido ‘digitalizarse’ y comenzar a usar, por ejemplo, la aplicación móvil de su entidad bancaria. Pero sí es cierto que a este colectivo quizá le resulte más complicado en un principio aprender a moverse en el ecosistema digital.
Por ello, la aplicación de Banco Santander se ha transformado y ofrece un alto grado de personalización para que el usuario pueda elegir los aspectos visuales y, sobre todo, el tipo de uso que le quiere dar, facilitando el acceso a las operaciones más habituales de cada uno.
La app, además, ha incorporado nuevas funcionalidades como Santander Key, una solución de firma omnicanal y multiproducto que permitirá al cliente firmar cualquier operación financiera desde su móvil. En tres sencillos pasos se puede sacar o ingresar dinero en un cajero, realizar contrataciones desde la web, hacer bizum o transferencias.
Aseguran desde la entidad, que tras un largo proceso de escucha y atención a las demandas de sus clientes más mayores, el Santander continuará impulsando iniciativas específicas para facilitarles la nueva vida digital.
Educar en nuevas tecnologías
Las personas mayores se han visto en cierta medida obligadas a adaptarse a la nueva realidad, lo que para muchos no resulta nada sencillo. Para ello, entidades como el Santander tratan de poner a su alcance herramientas de educación que les ayuden a ponerse al día con las nuevas tecnologías.
Hace un mes que la entidad anunciaba un acuerdo con el Ayuntamiento y la Universidad de Valencia para poner en marcha el programa Educación Financiera para Mayores, cuya meta es favorecer la inclusión financiera del colectivo impartiendo talleres de formación sobre conceptos básicos, finanzas digitales o ciberseguridad a través de formadores voluntarios de la entidad financiera.
Banco Santander también ha participado en el proyecto DEFINE de la mano de la Universidad de Alicante y cofinanciado por el programa Erasmus+ de la Unión Europea para formar a los mayores de 65 años en el manejo de servicios de gestión financiera online, entre otras materias.
Y es que Banco Santander acumula ya una experiencia de 10 años en la educación financiera de los colectivos más vulnerables a través de programas como Finanzas para Mortales en España, cuya labor ha sido reconocida por el Banco de España.