Ford ha decidido fabricar sus futuros coches eléctricos para Europa en la planta española de Almussafes -y no en la alemana de Saarlouis- tal y como reveló en exclusiva este miércoles El Español-Invertia. Y tras esta decisión se encuentra un aspecto clave, según subrayó la propia compañía: las cesiones realizadas por la plantilla, en particular por el sindicato mayoritario, UGT, con el propósito de atraer dicha inversión a la Comunidad Valenciana.
Así lo subrayó el director de Fabricación de Ford España, Dionisio Campos, quien agradeció "a la plantilla, liderada por UGT, por su responsabilidad y por entender la situación". Por su parte, el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, también hizo lo propio. Se sumó al aplauso al sindicato y, en particular, ensalzó la figura de su secretario general, Carlos Faubel.
A juicio de la empresa, el pacto con este sindicato ha resultado crucial por brindar a la compañía justo las condiciones que reclamaba para fabricar los futuros vehículos eléctricos. Se trataba de lograr una fábrica productiva, flexible y con unos costes previsibles durante los próximos ejercicios.
La productividad de la planta española estaba de sobra acreditada por su larga trayectoria, en la que ha aglutinado la producción simultánea de hasta cinco coches distintos -más que ninguna otra-. Pero Ford, ante la incertidumbre tanto del sector del automóvil como del conjunto de la economía global, requirió además un extra de flexibilidad productiva y de contención del gasto.
UGT Ford le brindó distintas herramientas para conseguirlo, que solo serán efectivas si se materializa la adjudicación anunciada este miércoles. El denominado "acuerdo de electrificación" alcanzado con la organización sindical contempla diferentes medidas de flexibilidad a partir de 2025, entre ellas una "contención salarial" durante cinco años.
No subirá el IPC
La misma prevé "aumentos salariales todos los años", pero los desvincula del pujante Índice de Precios al Consumo (IPC). Los mismos, además, no serán consolidables en las tablas para toda la plantilla. En concreto, el acuerdo contempla incrementos de 1.000 euros para 2022 -cobrado ya-, de 1.500 euros para 2023, de 2.000 euros para 2024 y de 2.500 euros para 2025.
En total, suman 7.000 euros de crecimiento hasta el ejercicio 2025, y ya en 2026 se retomará la aplicación del IPC con un incremento adicional del 1,6%. Ello ha permitido a Ford trabajar con un horizonte definido de sus costes laborales durante los próximos ejercicios.
Por lo que respecta a las medidas de flexibilidad, estas entrarán en vigor a partir de 2025. Son varias. En primer lugar, la jornada diaria se incrementaría en 15 minutos por turno, mientras que los días de jornada industrial se podrían trabajar sin coste adicional -siempre y cuando no haya que recurrir a un ERTE-. En definitiva, los empleados cobrarán lo mismo trabajando un cuarto de hora más al día.
Y no solo eso. El acuerdo firmado con UGT Ford, incorporado después al convenio de la empresa, contempla a su vez flexibilidad para trabajar en sábado, con un máximo de 8 anuales por trabajador. Esto permitirá a la empresa dar una rápida respuesta cuando requiera producir más coches de forma sobrevenida.
La actitud ante todas estas cuestiones fue denominada por el director de fabricación de Ford España, Dionisio Campos, como "entender la situación". Fue un acuerdo firmado en solitario con UGT. El resto de los sindicatos -STM, CCOO y CGT- se opuso al mismo y aseguraron este miércoles que, sin tales cesiones, Ford habría adjudicado igualmente la inversión a la factoría valenciana.
"Menos empleados"
El presidente de Ford Europa y director de Transformación y Calidad, Stuart Rowley, fue quien confirmó por parte de la multinacional que Almussafes había sido la fábrica elegida para la fabricación de la nueva generación de vehículos eléctricos en Europa. En una rueda de prensa, indicó que esta adjudicación se ha llevado a cabo tras un "complejo" proceso en el que han atendido criterios "estratégicos, técnicos y financieros".
El máximo responsable de Ford en Europa aplaudió la "transparencia y claridad" con la que se ha llevado a cabo este proceso y subrayó las largas consultas con ambas partes durante cerca de seis meses.
Asimismo, Rowley advirtió, como ya avanzó en mayo, que los "próximos pasos" serán, no obstante, "reestructurar" las fábricas de Almussafes y Saarlouis. Según lamentó, el proceso para la producción de vehículos eléctricos requiere "menos empleados" que la fabricación de un modelo de combustión.
En cuanto a sus previsiones para el suministro de baterías de la fábrica de Almussafes, Rowley evitó precisar qué proveedores se barajan, pero señaló que hay varios "potenciales" y que la firma intentará "suministrarse domésticamente desde Europa" de estos componentes.
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