La entrada de capital saudí en Telefónica sigue ocupando y preocupando en el Gobierno. La líder de Sumar, vicepresidenta y ministra de Trabajo en funciones, Yolanda Díaz, ha vuelto a pronunciarse sobre la cuestión y ha abogado por limitar la entrada de capital extranjero en empresas estratégicas españolas a la "búsqueda de rentabilidad financiera".
Díaz también quiere restringir el margen de actuación de los inversores extranjeros en estas compañías, de forma que no puedan formar parte del consejo ni ejercer su derecho a voto ni cedérselo.
Durante la reunión con el grupo parlamentario de Sumar en el Congreso, la ministra de Trabajo en funciones también ha defendido reforzar "legalmente" el escudo 'antiopas', una medida temporal que se desplegó con motivo de la pandemia.
En la misma línea, la vicepresidenta segunda en funciones ha apostado por impulsar el papel de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) en empresas estratégicas, mediante participaciones de control.
Asimismo, Díaz pretende otorgar al Gobierno la última palabra en determinadas decisiones del consejo, a través del despliegue de la 'golden share' o 'acción de oro', que daría al Ejecutivo esa facultas.
Difícilmente compatibles
Más allá de la repercusión de la llegada de la saudí Stc a Telefónica, en las últimas semanas, otra empresa clave para la industria española, Celsa, también ha quedado en buena parte en manos de inversores extranjeros.
En el caso de Celsa, el Juzgado mercantil dos de Barcelona dio el visto bueno al plan de reestructuración que los fondos acreedores, con Deutsche Bank Anchorage, Capital Group y Attesor Capital a la cabeza, presentaron para tomar el control de Celsa.
Tanto en Telefónica como en Celsa, la última palabra la tiene el Gobierno. No obstante, Díaz ha deslizado que la entrada de "intereses extranjeros" en estas dos compañías resulta "difícilmente compatibles" con los de España.
Como ha venido repitiendo desde que se conoció la compra del 9,9% de Telefónica por parte de Stc, en una operación valora en 2.100 millones de euros, la vicepresidenta segunda en funciones ha vuelto a señalar la necesidad de defender con "audacia" los intereses de España frente a otros extranjeros que son "difícilmente compatibles", en referencia a los saudíes y los grandes fondos de inversión.
A vueltas con Calviño
Díaz y la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos en funciones, Nadia Calviño, evidenciaron de nuevo este fin de semana sus discrepancias dentro del Gobierno. La primera aseguró el viernes, desde Roma, que trabajaría para que la entrada de Stc en Telefónica no se produjera y urgió a Calviño a proteger los intereses estratégicos del país.
Calviño le contestó el sábado desde Nueva Deli, donde se encontraba participando en la Cumbre del G20. La vicepresidenta primera en funciones trató de cortar la discusión con un "España es un país serio", con el que intentó zanjar la disputa entre las dos.
Sin embargo, Díaz ha arremetido este miércoles en el Congreso. La ministra de Trabajo en funciones ha replicado a Calviño que para ser un país "serio" es necesario impulsar una nueva industrialización, "que tome en serio sus sectores estratégicos" y que los proteja de los intereses extranjeros.
"Ha llegado el momento de activar todos los resortes para garantizar la autonomía estratégica de nuestro aparato productivo, asegurar la independencia y sobre todo, nuestro futuro. De esto va también la política", ha subrayado en su intervención, recogida por Europa Press.
La líder de Sumar considera que la prioridad del Gobierno tiene que pasar por la "preservación de la autonomía" y del empleo en las empresas estratégicas, que Díaz ve "fundamentales" para el empleo de calidad; emprender e impulsar un crecimiento económico sostenible y que vaya de la mano de la transición ecológica y de prestar servicios esenciales para la ciudadanía.