El proyecto para devolver a la vida la mina de Aznalcóllar sigue dando pasos a espera de que se tramiten los últimos permisos necesarios para arrancar los trabajos. El último movimiento involucra a Aqualia Industrial, la empresa de gestión del agua participada por FCC (51%) y el fondo ético australiano IFM Investors (49%): a ellos se ha preadjudicado la construcción de la planta de tratamiento de agua (PTA) del futuro complejo minero.
La infraestructura tendrá un presupuesto aproximado de 50 millones de euros, y deberá estár ejecutada en un plazo de 16 meses que empezarán a correr cuando llegue la ansiada Autorización Ambiental Unificada. Es el último trámite para que Minera Los Frailes pueda avanzar con sus planes: lograr extraer cada año 170.000 toneladas anuales de concentrado de zinc, 55.000 toneladas de plomo y 13.000 toneladas de cobre de la mina sevillana.
La operación tiene un fuerte componente medioambiental; en ese bloque se enmarca el tratamiento de aguas que realizará la planta que construya Aqualia. La española, que es la cuarta empresa de agua de Europa por población servida, resultó vencedora en un proceso en el que han participado siete compañías internacionales.
La preadjudicación a Aqualia incluye la participación de tecnólogos de primer nivel internacional, como la firma de ingeniería finlandesa Fimpec, una referencia mundial en el tratamiento de agua procedente de pasivos mineros.
Hay además otras manos sevillanas en este proyecto. En las fases de diseño e ingeniería de esta infraestructura ha participado, entre otros, Ayesa. “En su desarrollo primarán los equipos de fabricación local y la participación de subcontratistas andaluces, al igual que en todo el proyecto”, ha subrayado Miguel Ángel González, director de Minera Los Frailes.
Los Frailes remarca que esta planta es "una parte central del resto de infraestructuras asociadas a la gestión del agua en este proyecto minero", que se destinarán a "solucionar de manera definitiva los problemas ambientales que padece este entorno desde hace 26 años" como consecuencia de la rotura de la balsa minera de Aznalcóllar, que explotaba entonces la multinacional sueco-canadiense Boliden.
Agua ácida
En este momento en el perímetro de la mina hay dos cortas, Los Frailes y Aznalcóllar, que acumulan agua ácida y están circundadas por escombreras que quedaron abandonadas en 2001.
El proyecto incluye la depuración total de esta agua. En paralelo, sostiene Los Frailes, se toman diversas medidas para evitar que se vuelvan a generar nuevas aguas ácidas en la zona, como el sellado total de las escombreras con material impermeable (para evitar la contaminación con el contacto de los antiguos pasivos mineros), así como una red de infraestructuras que gestionarían el agua en caso de que haya precipitaciones extraordinarias.
Junto a ello, se prevé recuperar la cuenca de los arroyos en esta zona con la construcción de una red de canales perimetrales en torno al complejo minero para que el agua limpia de los afluentes del río Agrio y Los Frailes no se dirija a las cortas, como sucede actualmente, y sigan así su curso natural.
El presupuesto global para la gestión del agua y medioambiental asciende a 100 millones de euros, más otros cien millones del coste operativo de estas infraestructuras. La mina, aseguran, será autosuficiente en el consumo de agua de uso industrial.