“Es inaceptable para una entidad comercial hacer frente al coste de contratar a una persona, aunque sea de este nivel y esta trayectoria”. Son las palabras con las que Ana Botín, presidenta de Banco Santander, anunciaba la marcha atrás en el fichaje de Andrea Orcel como nuevo consejero delegado del grupo el pasado enero.
Pues bien. Según publica el diario 'Financial Times', las discrepancias en términos de remuneración no habrían sido las únicas en influir en la ruptura de las negociaciones. El diario, que cita dos fuentes conocedoras de la situación, asegura que la ambición que habría mostrado Orcel en los meses posteriores al anuncio de su contratación no habría gustado nada al equipo directivo del Santander. En concreto, uno de los episodios más ‘tensos’ surgió en torno a la participación del banquero en el Foro Económico de Davos de este año.
En los últimos años, Ana Botín había sido la encargada de representar al Santander en el encuentro. Pero, según el diario británico, Orcel habría propuesto acudir él mismo “de forma discreta y sin participar en ningún panel”, tal y como sí había hecho en años anteriores como representante de UBS.
Santander habría rechazado su propuesta, ya que el banquero aún debía de estar ligado a UBS durante los seis meses que tenía de plazo para abandonar UBS. Y este rol público, junto a las diferencias por las compensaciones económicas, habrían dinamitado la relación entre ambas partes al plantear dudas sobre su capacidad, por su ambición, de asumir el puesto número dos del banco cántabro, según el 'Financial Times'.
En cuanto a la compensación, el diario recuerda que Santander debía hacer frente a una compensación de 40 millones de euros. La entidad había conseguido que Orcel rechazase otros 10 millones que restó de la cuenta, tras cobrar ese bonus a principios de año en UBS, cuando todavía era empleado de la firma suiza. A cambio de descontar esos 10 millones de euros, el banquero propuso al Santander cobrar unos 4 millones de euros que iba a perder en el año en forma de dividendos, entre otras retribuciones. Pero Santander rechazó esa propuesta.
Durante la última presentación de cuentas anuales de la entidad, Ana Botín insistió en que la compensación “no era asumible y fue una decisión difícil, pero acertada” insistiendo en que tuvieron que anunciar el nombramiento en septiembre por "requerimientos regulatorios". Desde la entidad reconocen que aún mantienen conversaciones con el banquero y aseguran que las relaciones con UBS, uno de los principales asesores en operaciones corporativas del Santander, son "buenas".
Según publica el 'Financial Times' citando fuentes conocedoras de la situación, el directivo de UBS habría iniciado contactos con varios abogados en España para iniciar una demanda por incumplimiento de contrato.