La sostenibilidad es una demanda de los inversores y accionistas, un potente nicho de negocio para las gestoras y cada vez más un criterio muy vigilado por los supervisores. En este contexto, Afi propone un sistema que en la banca premie proyectos ‘verdes’ y penalice en cuanto a requerimientos de capital aquellos más contaminantes.

Esta dualidad entre incentivos y penalizaciones con criterios verdes es una de las principales conclusiones del informe “Finanzas y medio ambiente” presentado por Afi y EuropeG este miércoles en Madrid. Emilio Ontiveros, presidente de Afi, ha señalado que esta posibilidad “ya está en debate en el mismo Comité de Basilea”, la institución encargada de establecer los requisitos de capital y solvencia exigibles a la banca. Estima que este sería un mecanismo facilitador para que las entidades financieras se impliquen ya en la lucha frente a "los nuevos riesgos del cambio climático para la estabilidad financiera global" que, además, "hipotecan a las generaciones futuras”.

Una cuestión que el cabeza de Afi considera de "carácter reputacional" para la banca. Una percepción en la que coincide con la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, que ha reconocido la necesidad de "estímulos", pero ha puesto el acento sobre la iniciativa propia que las entidades financieras deberían hacer sobre "la oportunidad que les brinda un debate que hasta hace poco pertenecía al terreno de lo teórico".

Dentro de esta misma línea de discurso, desde Afi se aboga porque los test de estrés a la banca de la Autoridad Bancaria Europea (EBA) comiencen a incluir en breve criterios de sostenibilidad e impacto ecológico. Esta iniciativa, que ya se ha discutido en el seno de la Comisión Europea, ha surgido inicialmente en el campo de los seguros por el creciente impacto en su negocio de los cada vez más recurrentes desastres medioambientales. Los expertos de la institución consideran que sería el siguiente paso natural para el perfeccionamiento de estos exámenes, que ya han pasado de contemplar solo variables macroeconómicas a incluir también criterios de índole conductual.

A pesar de la animada emisión de bonos verdes de los últimos ejercicios, el estudio recoge que “España se ha incorporado con un cierto retraso a esta tendencia”, con lo que se estima que también serían necesarias iniciativas propias al estilo de las que se han tomado en otros países europeos como Francia, Bélgica e Italia. Ribera ha subrayado que "la sostenibilidad está aquí para quedarse y no es algo esotérico, sino concreto y fundamental para la equidad y el progreso, lo han descubierto hasta los brasileños, que creían que la Amazonía era inagotable".

El presidente de Afi ha defendido así que “la ley española podría obligar a la publicación de memorias de información no financiera más allá de las empresas cotizadas” con el objetivo de ganar en transparencia y en concienciación con “criterios específicos” de sostenibilidad.

En este sentido, los responsables del estudio han resaltado la necesidad de pasar de una modalidad de inversión y emisión por restricciones, como las que marca la Cumbre de París, a un convencimiento más puro. En este punto, Ontiveros ha señalado que será determinante “el mayor activismo de las generaciones más jóvenes, que son las herederas de los activos financieros que ahora están en poder de los que tienen 60 años”. Esta es la premisa en la que el experto sitúa que hayan sido grandes gestoras mundiales como BlackRock y las europeas Allianz y Axa las que "han hecho de la necesidad virtud y se han puesto al frente de esta tendencia".

MÁS RENTABLES SI SON VERDES

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El creciente apetito del mercado se recoge en una encuesta del estudio en la que las gestoras implicadas en el desarrollo de productos de inversión sostenible señalan hacia la demanda de sus clientes como motor de este vuelco en un 60% de los casos. Un muy próximo 55% señala también el convencimiento en que la inclusión de criterios de sostenibilidad ambiental, social y de gobernanza (ASG) son “la mejor estrategia de inversión”. Así, un 25% de los inversores institucionales señalan que la inversión sostenible especialmente en renta fija aporta una mayor rentabilidad que la media de su cartera y un 65% adicional la considera “igual” en rendimiento y mejor en cuanto a la asunción de riesgos.

Desde Afi se considera además que en los próximos años habrá “un tirón significativo” en la emisión de bonos verdes por el concurso de las agencias de rating, que cada vez incluyen más criterios de valoración sostenible en las emisiones de bonos, lo que en opinión de Antoni Castells, director de EuropeG, “ayudará a que las compañías hagan suyas estas consideraciones”.

En los dos últimos años, según recoge el estudio, Iberdrola ha sido el emisor del mayor bono verde de este periodo en España, con una colocación de 1.179,5 millones de dólares que ha contribuido a confirmarla como la principal emisora mundial de estos papeles sostenibles. El segundo puesto es precisamente para un banco: BBVA, con 1.160,6 millones de dólares.

La ministra ha recordado que el Instituto de Crédito Oficial (ICO) lanzó ayer martes una emisión de bonos verdes que, "como todas las de este tipo, ha generado un fuerte apetito en el mercado". Como prueba ha explicado que pese a ser una colocación "pequeña" de apenas 500 millones de euros, la demanda ha superado los 4.000 millones. Asimismo, este jueves la gestora Lyxor, dependiente del grupo francés Société Générale, ha anunciado su alianza con Liberté Living-Lab para estudiar e innovar sobre las temáticas cualitativas y cuantitativas de inversión ASG que favorecen los inversores.

El estudio señala en cuanto a este punto que un 84% de las instituciones de inversión colectiva prevé incrementar el peso de lo sostenible en su cartera. Más concretamente, un 42% espera que en los próximos dos años el protagonismo de estos criterios ASG y en su asignación de activos sea "significativamente más importante".

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