En septiembre de 2014, en la operación inaugural de la nueva ronda de financiación con la que el Banco Central Europeo (BCE) quería animar a la banca a que prestara dinero a la economía real, conocida por sus siglas TLTRO, 255 bancos le pidieron 82.600 millones de euros. En junio de 2016, en la primera operación de la segunda versión de esta ronda (TLTRO II), 514 entidades le pidieron 399.000 millones. En septiembre de 2019, en el estreno de la tercera parte, TLTRO III, 28 bancos le han pedido 3.400 millones.
Estas cifras muestran bien a las claras el pinchazo de esta primera ronda del TLTRO III. Apenas suponen una fracción de los registros obtenidos en las inauguraciones anteriores. Y, aunque no se esperaban volúmenes enormes, sí se manejaban cifras de en torno a 30.000 millones de euros, puesto que a comienzos de este mes los bancos anunciaron al BCE que iban a devolver de manera anticipada 31.800 millones del TLTRO II. Pero la cifra final ni se ha aproximado.
Este desfase se traducirá en que, cuando los bancos reciban esos 3.400 millones y paguen esos 31.800 millones el próximo miércoles, su liquidez habrá menguado de forma neta en 28.400 millones.
TRES CAUSAS
El resultado, por tanto, ha sorprendido tanto por el bajo número de entidades que han concurrido a la operación como por el montante solicitado. Pero hay razones que lo explican. Tres, principalmente.
La primera, que los bancos no quieren cargar con más liquidez ahora que el BCE, y hasta finales de octubre, penalizará todo su exceso de liquidez con un interés del -0,50%, que es donde se encuentran los tipos de la facilidad de depósito desde este miércoles -la institución anunció la medida el 13 de septiembre, pero entró en vigor el 18 de septiembre-.
La segunda, el sistema de dos niveles que el BCE aplicará a las reservas excesivas ('tiering') de los bancos desde finales de octubre. Los bancos están calibrando sus auténticas necesidades de liquidez y cómo 'jugar' con ellas para librarse en la medida de la penalización que persistirá para el dinero que supere en más de seis veces las reservas mínimas exigidas.
Y la tercera, la tardanza con la que el BCE mejoró las condiciones del TLTRO III. Lo hizo en la reunión del pasado jueves, 12 de septiembre, cuando alargó el plazo de la finaciación de dos a tres años e introdujo mejoras en los intereses para que a los bancos les resulte más barato captar dinero con el TLTRO III y puedan ganar más dinero luego cuando lo presten. Este anunció llegó tarde porque para entonces, y sin conocer el cambio en las condiciones, los bancos ya le habian dicho al BCE cuánto dinero querían devolver por adelantado.
Todo ello ha contribuido a desinflar la puesta de largo del TLTRO III. En el mercado, sin embargo, existe la convicción de que la siguiente operación, cuyo resultado se conocerá el 12 de diciembre, será diferente. Y, sobre todo, más lustrosa, con muchos más bancos y mucho más dinero sobre la mesa.