Preferentes, multidivisa, cláusulas abusivas… y, más recientemente, la salida a bolsa de Bankia, el caso Popular, Andrea Orcel contra Banco Santander, el IRPH o la trama de escuchas del excomisario Villarejo. 2020 vuelve a ser un año repleto de frentes judiciales para la banca que pueden poner en jaque los esfuerzos del sector para mejorar su imagen… e incluso tener consecuencias financieras en los balances.
El Banco de España lleva tiempo avisando de que la reputación y la confianza de los clientes “son elementos esenciales para desarrollar el negocio bancario”. Es evidente. Sin confianza no hay negocio y sin negocio resulta imposible alcanzar la rentabilidad que el mercado exige al sector.
Las agencias de ratig se han sumado a esta tendencia y ya incluyen -de forma directa y sin miramientos- el riesgo de litigios dentro de las “tendencias que hay que vigilar” para decidir la calificación y las perspectivas sobre cada banco. Una advertencia que sitúan al mismo nivel que la evolución de las dinámicas competitivas en el sector, la limpieza de los balances, el esfuerzo para luchar contra el cambio climático o la digitalización.
GRANDES ESFUERZOS… PERO INSUFICIENTES
Durante un encuentro con medios celebrado este miércoles en Madrid, los expertos de Standard & Poor’s (S&P) han querido dejar claro que la perspectiva sobre la banca española es prudente, pero positiva tras años de severos ajustes que han implicado un recorte del 40% de las oficinas y del 30% de la plantilla desde el inicio de la crisis. La agencia también destaca que, de aquí a 2021, la ratio de de activos problemáticos (NPAs) seguirá bajando hasta el 4,5%, desde el 6,81% con el que los bancos españoles cerraron 2019, según cálculos de S&P, y muy lejos del pico de casi el 19,5% alcanzado en 2013.
Pero cuidado. Las entidades necesitan seguir emitiendo deuda para cumplir con los requisitos regulatorios y financiar, entre otros proyectos, sus planes de digitalización. Y para ello, contar con la confianza del inversor resulta imprescindible. Primero, para poder ‘colocar’ esa deuda. Segundo, para hacerlo al menor coste posible.
En este punto entra en juego el riesgo reputacional de la banca, que actualmente tiene su mejor termómetro en las salas del Tribunal Supremo, de la Audiencia Nacional, del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) o en los juzgados especializados, en los que se agolpan una ola de litigios que el Banco de España también ha incluido en sus dos últimos informes de estabilidad financiera entre los grandes riesgos del sector.
TIJERA ANTE EL RIESGO REPUTACIONAL
“El riesgo reputacional impacta en la capacidad de generar negocio y, por lo tanto, también en la de atraer inversores”, advierten desde S&P. Por eso, la agencia explica que tiene muy en cuenta los frentes judiciales a la hora de asignar su nota a todas las empresas, no solo a los bancos. Pero no muestran ningún pudor ante la posibilidad de sacar la tijera con alguna entidad si las sentencias que se conocerán a lo largo de este año indican una ‘mala praxis’ por su parte o, especialmente, por la de los equipos gestores. “Ya lo hemos hecho antes”, aseguran.
La agencia se refiere al caso del Danske Bank, el principal banco de Dinamarca, cuyo rating se vio afectado por un escándalo de lavado de dinero en su filial en Estonia y que provocó la apertura de investigaciones en distintos países. En septiembre de 2018, Moody’s también decidió recortar la perspectiva (no el rating) del banco después de un informe en el que la propia entidad reconocía que investigaba 9,5 millones de transacciones por 200.000 millones de euros como parte de este caso de blanqueo.
LA ADVERTENCIA, EXTENSIBLE
“También hemos llevado a cabo rebajas por riesgo reputacional en las perspectivas de otras compañías como Tesco, Casino o Dia”, recuerdan desde S&P. En este sentido, sitúan a BBVA en el centro de sus análisis de cara a los próximos meses. La agencia de calificación ya indicó el pasado año que vigilaba de cerca a la entidad por su posible implicación en el ‘caso Villarejo’. Pero ahora reconoce que la trama que se juzga en la Audiencia Nacional ha sido un de los principales factores que le han llevado a mantener su perspectiva negativa sobre el banco comandado por Carlos Torres.
De hecho, y aunque el rating de la entidad se sitúa en A- (solo por detrás de Banco Santander), BBVA es la única que mantiene la perspectiva negativa junto con Bankinter, después de que la agencia quisiese dar en diciembre un toque de atención al banco a la espera de comprobar el impacto de la segregación de Línea Directa.
En el caso concreto del BBVA, las agencias de rating coinciden en que el ‘caso Villarejo’ no ha impactado, de momento, en las emisiones de deuda de la entidad. “Tal vez sea porque su repercusión fuera de España ha sido mucho menor que aquí”, indican, aplaudiendo el esfuerzo del equipo gestor “para reforzar su estructura de gobernanza corporativa” en los últimos tiempos. Sin embargo, dejan claro que “habrá que esperar al resultado de la investigación” para comprobar su impacto completo en su reputación.
Aunque BBVA puede ser el exponente más actual de la crisis de imagen que aún pesa sobre la banca, la advertencia es extensible a todos: “Los problemas de reputación afectan a la situación financiera de cualquier entidad”, insisten los expertos, recordando que un revés judicial “puede derivar en una acción de rating” que, sin duda, complicaría aún más la capacidad del sector para salir airoso del entorno de bajos tipos que se espera para los próximos años.