Pistoletazo de salida a la temporada de resultados empresariales en Wall Street. Y ni más ni menos que de la mano del sector bancario, un termómetro que sin duda marcará el ánimo de los inversores esta semana y que, en el caso concreto de la industria financiera, anticipará la prudencia con la que las entidades europeas cogerán el testigo a finales de abril.
Los grandes bancos estadounidenses no lo tienen nada fácil. Además del impacto en sus cuentas del parón económico provocado por el coronavirus, las entidades han sufrido este primer trimestre del año una inesperada rebaja de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal (Fed) hasta el 0%, dejando atrás el ‘paraíso’ al que el sector se había acostumbrado en los últimos meses, frente a los tipos negativos que desde hace tiempo sufren sus competidores europeos.
El difícil entorno ha provocado que la industria llegue a su cita trimestral con su cotización muy dañada en bolsa, con caídas de más del 26% para JP Morgan, del 38% para Wells Fargo, de más del 40% para Citi o del 14% en el caso de Bank of America.
Un plan frente al impacto
Por eso, a partir de este martes deben convencer a sus accionistas de que, al menos, cuentan con un plan para minimizar el desplome de resultados que se prevé para el conjunto del año. Los propios analistas de Goldman Sachs han llegado a cifrarlo en un 40% frente a las estimaciones previas a la crisis.
En un reciente informe, Barclays va más allá y estima que, para todo el 2020, entidades como JP Morgan sufrirán una caída del 64% en su beneficio por acción, mientras que Citi y Morgan Stanley perderán algo más del 40%. Sin embargo, las cifras son en este momento demasiado provisionales ante la incertidumbre sobre la duración de la pandemia.
Aún así, la idea de que los colosos bancarios de Wall Street ya están sufriendo la rebaja de los tipos de interés o la caída de los ingresos por comisiones es un hecho entre el consenso del mercado, que tampoco ha tenido piedad en sus previsiones para las cuentas del primer trimestre que este mismo martes ha inaugurado JP Morgan.
Según los datos recopilados por Refinitiv (antigua Thomson Reuters) los analistas anticipan un beneficio neto de unos 21.530 millones de dólares (unos 19.670 millones de euros) para cinco de las entidades más emblemáticas de Wall Street (JP Morgan, Morgan Stanley, Goldman Sachs, Bank of America, Citi y Wells Fargo). La cifra es un 28% inferior a la registrada en el primer trimestre de 2019.
Un espejo para Europa
“Los inversores europeos tendrán que estar muy atentos para comprobar si estas cifras se cumplen y si se pueden repetir en la banca europea y española”, indican los expertos. Todos coinciden en que los mayores volúmenes de préstamos y la posible mejora del negocio de ‘trading’ (que habrá crecido gracias, precisamente, a la mayor volatilidad del mercado) no compensarán las provisiones que el sector se verá obligado a realizar a lo largo del año para hacer frente a sus pérdidas crediticias.
Algunas voces apuntan a que la banca estadounidense no esperará al segundo trimestre para valorar el impacto del coronavirus en sus cuentas. Quieren quitar la tirita de la herida de golpe. Además, muchas entidades ya han rebajado sus propias previsiones, también con el objetivo de batirlas y conseguir así una reacción alcista del mercado.
El mayor temor de los analistas es que los gigantes bancarios anuncien una nueva oleada de provisiones como consecuencia de la pandemia. Las firmas internacionales coinciden en sus análisis en que la aplicación de moratorias en algunos préstamos puede terminar por convertirse en una avalancha de créditos incobrables que tengan que ser reclasificados como morosos cuando se acaben los periodos de ‘flexibilidad’ establecidos por las autoridades.
De hecho, y según un informe de Morgan Stanley recopilado por el ‘Financial Times’, las empresas cotizadas en EEUU ya han solicitado 223.000 millones de dólares en líneas de crédito en lo que va de año, de las que casi dos tercios se registraron entre el 17 y el 19 de marzo.
El 2020 se ha perdido
Algunas firmas prefieren mirar más a medio plazo. Ramón Forcada, director de análisis de Bankinter, insiste en que las presentaciones que este martes estrenan JP Morgan y Wells Fargo “son ya del pasado”, indicando que “lo importante es si las entidades confirman o no sus dividendos o si revisan a la baja sus objetivos”. Para el experto, “el año 2020 ya ha pasado a la historia y lo determinante para el resto de bancos mundiales será el tono que estas entidades transmitan” de cara a final de año.
En cuanto a los dividendos, los expertos descartan que las entidades anuncien la suspensión de las retribuciones. Al contrario que en Europa, la Fed no ha advertido al sector sobre esta práctica en la que operaciones como las recompras de acciones para premiar al accionista son mucho más habituales que en otros países como España, donde priman otras fórmulas como los pagos en efectivo o en 'scrip' (el accionista elige si quiere cobrar en acciones o en efectivo).
El único que podría haber un paso en este sentido sería JP Morgan, que ya advirtió hace unas semanas que valoraba la posibilidad de suspender el pago de dividendos por primera vez en su historia, si se confirma que EEUU va finalmente a la recesión económica. Finalmente, la entidad ha anunciado un recorte del 70% en el beneficio neto del primer trimestre, hasta los 2.870 millones de dólares, tras provisionar 8.285 millones de dólares a posibles pérdidas crediticias por la pandemia del coronavirus.
Wells Fargo también ha anunciado ya un beneficio neto atribuido de 42 millones de dólares (38 millones de euros) en el primer trimestre de 2020, lo que supone una caída del 99% en comparación con el resultado registrado por la entidad en los tres primeros meses del ejercicio anterior y como consecuencia del fuerte aumento de las provisiones y amortizaciones a raíz del impacto de la pandemia en la economía.
"Nuestros resultados se vieron afectados por un impacto de 3.100 millones de dólares (2.826 millones de euros) por creación de reservas que reflejó el impacto estimado que este periodo sin precedentes podría tener en nuestros clientes, así como también una amortización de valores de 950 millones de dólares (866 millones de euros) por las condiciones del mercado", declaró el consejero delegado de Wells Fargo, Charlie Scharf.