Es el gran temor de la banca española frente a la crisis del coronavirus. El parón económico y el aumento del desempleo previsto han encendido todas las alarmas sobre un fuerte repunte de la morosidad que puede provocar que el sector desande buena parte del camino de los últimos años para mantener a ralla sus carteras de créditos dudosos.
El esfuerzo ha sido brutal. Desde finales de 2013, cuando la morosidad alcanzó su pico en el 13,61% (en plena crisis financiera global), las entidades han logrado rebajar el dato hasta el 4,83% a golpe de venta de activos tóxicos y de una mayor rigurosidad a la hora de conceder préstamos.
Los bancos han logrado con esta estrategia rebajar en un 70% los créditos impagados desde los máximos alcanzados hace siete años en 197.045 millones de euros. Sin embargo, estos dudosos aún se sitúan en 57.391 millones, según los últimos datos a cierre de enero del Banco de España.
Parón a la rebaja
Todo iba viento en popa. Salvo puntuales y ligeros repuntes como el registrado en enero, la morosidad mantenía una tendencia descendente imparable en los últimos años. Pero eso se acabó.
Los expertos coinciden en que el sector debe prepararse para un fuerte repunte que se dejará notar durante los meses que dure la crisis sanitaria… y también mucho después. Sobre todo porque las previsiones de recesión económica pesarán más que toda la flexibilidad de los reguladores para que la banca no compute en provisiones los créditos que ahora está otorgando a familias y empresas.
“La morosidad va a repuntar, habrá impagos, pero sabremos manejar la situación para que no se desboque y, por supuesto, descartamos tasas de doble dígito como en el pasado”, indican desde una entidad financiera nacional.
Los expertos no son tan optimistas. “La morosidad va a repuntar porque la recesión traerá consigo impagos de empresas y familias”, insiste Santiago Carbó, director de estudios financieros de Funcas. “Si una empresa ha tenido que cerrar su actividad durante semanas o meses y las familias ven que alguno de sus miembros pierden el empleo, un repunte significativo en 2020 parece algo imposible de evitar”, advierte.
Confianza en las medidas
Desde el sector financiero insisten en que la flexibilidad otorgada por el Banco Central Europeo (BCE) y los avales del Gobierno en los créditos a las empresas afectadas por la crisis deberían suavizar el golpe.
Sin embargo, son conscientes de que el aval solo cubre hasta el 80% del riesgo, con lo que el otro 20% pasará a manos de la banca si finalmente se producen impagos, como así estiman desde las propias entidades.
“Aunque somos rigurosos, sí hemos aprobado algunas operaciones para empresas que no sabemos si sobrevivirán los meses posteriores a su reapertura”, reconocen desde otra entidad financiera consultada.
Aunque estos casos son la minoría, pues la banca no quiere asumir riesgo de más, la misma sensación tienen sobre las moratorias para los créditos al consumo, que, en este caso, no cuentan con aval del Estado.
Aumento de las provisiones
Aunque el BCE permitirá no aumentar las provisiones por estos créditos, algo que podría provocar un serio agujero en las cuentas del sector, los expertos recuerdan que se trata de una medida temporal. “Al final, la clave estará en si la empresa puede sobrevivir tras las moratorias o si las familias son capaces de pagar sus préstamos y en qué condiciones”, indican desde Funcas.
Según explica Santiago Carbó, “la morosidad, independientemente de cómo la trate el supervisor, tiene un componente económico y supone, como mínimo, menores ingresos y menores beneficios, aunque no haya que dotar provisiones de forma inmediata”.
Es decir, aunque el supervisor permita un calendario más cómodo, el dato impactará negativamente en la banca. Y si los impagos se prolongan en el tiempo, habrá más pérdidas en el medio y largo plazo, "cuando el supervisor obligue a reconocer esa morosidad y las pérdidas asociadas”, advierte Carbó.
El riesgo de crédito es evidente, pero desde el sector insisten en que serán capaces de sobrellevar la situación tras años de exigencias regulatorias que, al menos, han permitido reforzar el capital y la liquidez de las entidades.
A cierre de 2019...
Actualmente, Banco Santander es la entidad con la morosidad más elevada entre las grandes entidades cotizadas, al situarse a cierre de 2019 en el 6,94% (solo su negocio en España), con una tasa de cobertura mediante provisiones del 41,1%. La ratio disminuyó desde el 7,32% del ejercicio previo, pero sigue muy por encima de la media.
Le sigue Bankia con una tasa del 5% desde el 6,5% de 2018 y una tasa de cobertura sobre el 54,7%. La mora de BBVA cerró el ejercicio en el 4,4% en España, frente al 5,1% del año anterior con una cobertura del 60%, mientras que la de CaixaBank se situó en el 3,6% (4,7% hace un año) y una ratio de cobertura del 55%.
Sabadell también mejoró en 2019 su morosidad hasta el 3,8%, mientras que la de Bankinter se sitúa en el 2,51%, con un 48% de cobertura.