La crisis del coronavirus ha 'pillado' a Ibercaja en medio de dos importantes procesos para el futuro de la entidad que han pasado a un segundo plano por efecto de la pandemia. Por un lado, el proceso de su salida a bolsa, cuyo plazo se ha ampliado dos años más como consecuencia de la crisis y, por otro, el ERE que se inició en febrero y cuyas negociaciones se vieron truncadas en marzo con el inicio de estado de alarma.
Dos meses después, Ibercaja ha tomado la decisión de suspender este proceso "debido a la persistencia de la incertidumbre sobre el impacto organizativo y económico que la crisis sanitaria puede tener". Así lo ha decidido el Consejo de Administración de la entidad, con desistimiento del proceso legal iniciado.
"La prudencia aconseja no seguir avanzando en este proceso en un contexto social como el actual", aseguran. Sin embargo, la entidad mantiene abierta la posibilidad, en su caso y en el momento oportuno, "de plantear un nuevo procedimiento de regulación de empleo cuando desaparezca la incertidumbre económica y organizativa generada por la pandemia Covid-19".
Proyectos en 'stand by'
La propuesta de la entidad pasaba por la salida de 550 empleados en el inicio de las negociaciones en febrero, un 10% de la plantilla, además del cierre de 160 oficinas, el 14,55% de su red, aunque se esperaba que la cifra final fuera menor cuando terminasen las negociaciones con los sindicatos.
Hace tres años, en 2017, Ibercaja ya llevó a cabo otro ERE con bajas incentivadas para unos 590 trabajadores y el cierre de 140 oficinas. Del mismo modo, la entidad mantiene pendiente su proceso de salida a bolsa. Pero a finales de marzo, el Gobierno decidió conceder a las fundaciones bancarias con un plan de desinversión aprobado por el Banco de España una ampliación de hasta dos años del plazo para hacerlo, dadas las actuales circunstancias por la pandemia del Covid-19.
La normativa española sobre las antiguas cajas de ahorros establecía que las participaciones de las fundaciones en las entidades debían reducirse por debajo del 50% este mismo año.
Para ello, tenían dos opciones: salir a bolsa (la opción que escogió Ibercaja) o constituir un fondo de reserva para garantizar la financiación de la entidad de crédito participada en situaciones de dificultades (medida acordada por las fundaciones accionistas de Unicaja y de Kutxabank), proceso en el que el Gobierno también acaba de ampliar los plazos.