Diciembre de 2019. Tras duros meses de negociaciones, banca y sindicatos firmaban las condiciones del registro horario dentro de la negociación del convenio colectivo del sector. Unas conversaciones que quedaron 'en cuarentena' con el estallido de la crisis del coronavirus y que ahora obligan a incluir el teletrabajo o la digitalización como prioridad para el futuro de los empleados.
Fuentes sindicales consultadas por Invertia confían en que las partes puedan retomar, de forma telemática, las negociaciones en esta primera quincena de junio, "como ya hemos hecho para el convenio del sector de las cajas de ahorro", indican. Dejan claro, además, que será prácticamente imposible cerrar el acuerdo para el nuevo acuerdo colectivo antes del 30 de junio, como estaba previsto en un principio.
La demora en alcanzar un acuerdo sobre el registro horario y la situación generada por la pandemia obliga, de momento, a que siga primando la prórroga del actual convenio 2015-2018, a no ser que ambas partes aceleren las conversaciones en la segunda mitad de este mes. Pero no será una tarea fácil, después de que la crisis haya modificado las prioridades de los empleados a la hora de negociar.
Flecos pendientes
Además de los flecos pendientes sobre subida salarial y movilidad, con la intención del sector de poder 'desplazar' a sus trabajadores hasta 60 kilómetros frente a los 25 kilómetros actuales, los sindicatos elevarán a la mesa negociadora la urgencia por incluir en el convenio el teletrabajo "de una forma mucho más desarrollada y concreta" que el planteamiento inicial.
Este se ha convertido en el nuevo objetivo de los sindicatos, conscientes de que las entidades apostarán en los próximos meses por una reducción importante de oficinas, aunque confían en que esos recortes no dañen el empleo. Según explican, la mayoría se limitarán a movimientos similares a los anunciados por Bankia, que el próximo julio tiene previsto cerrar 140 oficinas como parte de su plan de digitalización que, según aseguran desde la entidad, no implicará despidos.
El teletrabajo en el sector o el cambio hacia nuevas oficinas más amplias, especializadas en servicios de asesoramiento, es la opción que el sector baraja para una nueva ronda de ajustes en la red comercial, necesaria, según explican, para compensar en parte el coste de la crisis. Por eso, los sindicatos quieren dejar los cabos bien atados antes de que se reinicien las reuniones con la Asociación Española de Banca (AEB).
"El teletrabajo es ya una realidad y va a ir a más, por eso tenemos que regularlo de forma detallada y presentaremos al sector una propuesta mucho más amplia y desarrollada que la inicial, también a la espera de las indicaciones que pueda dar el Gobierno en este sentido", explican fuentes sindicales consultadas.
Los representantes de los trabajadores de banca también ampliarán su propuesta inicial en materia de digitalización, con el objetivo de que este proceso sirva para fomentar la empleabilidad. En este sentido, explican que añadirán elementos a la negociación colectiva como "los derechos digitales de los trabajadores, analizando la implicación de los sistemas de geolocalización o normas para velar por por la desconexión digital", estos dos puntos muy ligados, también, al teletrabajo.
Es cierto que cada banco ya ha tratado la desconexión digital en sus respectivos acuerdos sobre el registro horario. Por ejemplo, BBVA acordó el pasado año el cierre de sus sedes corporativas a las 19.00 horas, permitiendo a los empleados desconectar una vez finalizada su jornada o durante el periodo de vacaciones, sin envíos de comunicaciones oficiales entre las 19.00 horas y las 8.00 horas del día siguiente.
Sin embargo, según indican desde los sindicatos, "ahora se trata de encuadrarlo en la nueva forma de trabajar que empieza a imponerse en el sector... y que ese trabajo en remoto no implique superar los horarios establecidos".
En este sentido, los representantes de los trabajadores también llevarán a la mesa negociadora con la patronal bancaria la urgencia por la formación de los empleados en materia digital. Y no solo en lo que se refiere al día a día en un contexto en unos meses en los que las ventas digitales han superado, en muchos casos, el 50% sobre el total. La idea es que los empleados tengan la capacidad suficiente de, en remoto o en la oficina, asesorar y atender las necesidades de unos clientes y empresas que también tendrán que cambiar de forma radical sus procesos productivos.
El conocimiento del empleado de banca es clave en este sentido, también en las sucursales bancarias. "Habrá reducción de oficinas y tenemos que estar preparados, pero las sucursales no desaparecerán en un momento en el que sus empleados son, precisamente, los que mejor conocen la situación de empresas y clientes que puedan estar en dificultades", coinciden desde el sector financiero.
"No queremos interferir en la estrategia comercial de las entidades, sino participar en la toma de decisiones que tengan consecuencia en cambios laborales para los trabajadores", insisten desde los sindicatos.