ING anda estos días cerrando cajas y en plena mudanza. El grupo holandés acaba de comunicar a todos sus clientes que la entidad cambia de sede y, con ello, cambia también de domicilio social a la calle Vía de los Poblados 1F en Madrid.
Por ahora ése es el único cambio que se va a dejar sentir en ING tras haber alquilado un nuevo edificio para albergar sus oficinas. Teóricamente sus más de 1.400 trabajadores ya deberían estar allí instalados, pero la llegada del Covid-19 ha hecho cambiar todos sus planes.
Según ha podido constatar Invertia de fuentes cercanas al grupo, el traslado de los trabajadores tendrá que esperar hasta el próximo mes de septiembre. Hasta entonces sus empleados seguirán teletrabajando y, a partir de entonces, tendrán que volver por grupos para evitar aglomeraciones.
Oficinas sostenibles
Unas oficinas instaladas en el complejo 'Helios', que pertenece a Hispania -propiedad de Blackstone-. Cuentan con certificación LEED, están construidas con materiales renovables, emplea energía renovable con paneles solares y termosolares y cuentan también con un sistema de gestión eficiente del agua.
Con este cambio el grupo holandés abandona sus históricas oficinas en Las Rozas, donde ya no queda ni rastro de la entidad. Los empleados han podido recoger aquellas pertenencias que deseaban, y lo que quedaba o se ha llevado a la nueva oficina o se ha donado (como es el caso del material de oficina), según explican fuentes conocedoras.
Ahora bien, tras la experiencia de estos meses teletrabajando, el grupo ING ha llegado a un acuerdo con sus trabajadores para que puedan seguir realizando su trabajo desde casa a partir del próximo mes de septiembre y de forma casi permanente.
Se trata de un "modelo 100% libre" que, según explica el grupo en un comunicado, está basado en dos palancas: "flexibilidad y responsabilidad para que los empleados puedan organizarse como consideren desde casa o en la oficina conciliando tres esferas principales: su vida personal, sus objetivos profesionales y la necesidad del equipo al que pertenecen".
Para conseguirlo han decidido poner una serie de normativas que buscan hacer una gestión eficaz del tiempo. Así, las reuniones sólo pueden celebrarse entre las diez de la mañana y las cuatro de la tarde, con un tiempo inferior a 45 minutos. Además, todas ellas tendrán que tener un objetivo concreto.
Los emails y las llamadas no podrán efectuarse a partir de las siete de la tarde, con lo que se pretende alcanzar la llamada 'desconexión digital' de los trabajadores.
A todo esto se una la posibilidad de tener un horario flexible de entrada entre las siete y las diez de la mañana. Todo ello acompañado del uso de la metodología Agile.