El Banco Central Europeo (BCE) se plantea bajar el listón para favorecer las fusiones bancarias en la zonan euro. Frente a las críticas de los últimos años en el sector por los exigentes requisitos que requieren estas operaciones, el organismo ha lanzado una Guía a consulta pública hasta el 1 de octubre en la que aclara que a las entidades fusionadas no se les pedirá capital adicional, permitiéndoles usar sus propios modelos contables.
Según recoge Reuters a partir de dicha guía, el requisito exigido a las entidades se calcularía a partir de ahora con una media de las entidades participantes en la fusión, frente a las condiciones actuales que pautan que la entidad resultante de la operación debe mantener los niveles de capital de la parte más fuerte.
Desde el sector bancario siempre habían apuntado a este punto como uno de los lastres para el cierre de operaciones corporativas, pues la exigencia trae aparejada, entre otras cosas, ampliaciones de capital que resultan prácticamente imposibles de llevar a buen puerto con las maltrechas valoraciones bursátiles del sector bancario.
Vigilará de cerca los procesos
Pese a todo, eso no significa que no se vigile la solvencia, pues cualquier operación que suponga crear una entidad de riesgo en estos términos de capital sería difícil de llevar a cabo.
Desde el organismo dejan claro que los proyectos de fusión "deben basarse en un plan de negocios e integración creíble, que mejore la sostenibilidad del modelo de negocio y que respete los altos estándares de gobernanza y gestión de riesgos".Quien cumpla estas condiciones, no tendrá que hacer frente a exigencias extra de capital.
En este sentido, apuntan a que las entidades podrán seguir empleando los modelos contables internos aprobados antes de la fusión a la hora de valorar sus activos. "El objetivo es evitar la carga supervisora", indica el organismo presidido por Christine Lagarde.
Édouard Fernández-Bollo, representante del BCE en el Consejo de Supervisión, explica en el blog que presenta la Guía, que "nuestro mandato prudencial no es evaluar si los esfuerzos de consolidación son beneficiosos".
Fernández-Bollo sí cree, no obstante, que "la consolidación bien diseñada y bien ejecutada puede ayudar a abordar los problemas de exceso de capacidad y baja rentabilidad que han estado dañando al sector bancario europeo desde la última crisis financiera", agregó.
Las fusiones se han convertido en los últimos años, y mucho más tras la pandemia, en un 'quiero y no puedo' de las entidades bancarias, obligadas por lógica a este tipo de operaciones para ganar en eficiencia y rentabilidad, pero frenadas por su elevado coste y la capacidad para encajar sinergias que verdaderamente cuadren en la ecuación final.
Por otro lado, cualquier movimiento en este sentido sería primero, entre bancos de un mismo país, y siempre una vez pasado lo peor de la crisis. Las entidades se muestran, de momento, más reacias a las fusiones transfronterizas ante las dificultades que implica el no contar con una verdadera Unión Bancaria ni un fondo de garantía único.