Bankia y CaixaBank tienen todo listo para dar luz verde a su fusión. Los consejos de administración de ambas entidades se reunen este jueves y está previsto que, a cierre de mercado, comuniquen a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) el visto bueno a la operación que creará el primer banco español por activos (664.027 millones de euros), líder en depósitos, créditos, fondos de inversión y, también, un gigante de la solvencia en plena crisis del coronavirus.
Las negociaciones, que empezaron a fraguarse hace meses y que el 3 de septiembre saltaron a la palestra (antes de lo que hubiesen querido las entidades, según explican fuentes consultadas), han llegado a buen puerto tras muchos 'tira y afloja' entre las partes para ver cómo se repartían la tarta accionarial.
Aunque los detalles de la operación se conocerán entre esta misma tarde y mañana, las grandes cifras ya están sobre la mesa. Todo apunta a que CaixaBank ostentará cerca de un 75% de la entidad, mientras que Bankia se llevaría un porcentaje de hasta el 26%, cumpliendo con la prima exigida por el FROB del 20% respecto a la cotización de la entidad.
Un gigante del sector bancario
El grupo resultante creará un gigante bancario de más de 600.000 millones de euros por activos, líder en el segmento de crédito y depósitos, con una cuota de mercado que sobrepasará el 22% en España.
El banco también será número uno en gestión de fondos, uno de los pilares más fuertes en la maltrecha generación de ingresos del sector en los últimos años.
La integración de CaixaBank Asset Management y Bankia Fondos dará lugar a una macrogestora con casi 65.500 millones de euros en activos, lo que frenaría el 'sorpasso' de la gestora del banco cántabro hasta la primera posición del ranking nacional.
La diferencia de patrimonio entre la macrogestora resultante y Santander AM se eleva ahora hasta los 22.300 millones. Y eso solo en España. Se trataría de una brecha prácticamente imposible de cerrar de forma orgánica. Solo sería factible con nuevas operaciones corporativas entre los restantes bancos españoles.
Rentabilidad y solvencia
La mayoría de análisis realizados durante estos días coinciden en que la operación tiene un sentido estratégico pleno en términos de ahorros de costes futuros, que ayudarán a mejorar en eficiencia y rentabilidad a la nueva CaixaBank. En términos de capital, ninguna firma de inversión ha mostrado su preocupación al respecto.
Según los analistas de Afi, bajo un propósito de mantener una ratio de CET 1 que se sitúe en torno a 12%-12,5%, el exceso de capital que presentaría Bankia puede oscilar entre los 700 y los 1.000 millones de euros.
La firma considera que parte de dicho exceso irá destinado a deterioros derivados del cálculo del valor razonable de los activos de la entidad absorbida, mientras que otra parte irá a las provisiones de restructuración y las sinergias en coste que se produzcan.
Desde la firma consideran que el exceso de capital es suficiente para iniciar la andadura de la nueva entidad, aunque consideran si la crisis económica se agrava, podría ser necesaria más flexibilidad. Aún así, el banco resultante será líder por solvencia dentro del Ibex 35.
El plan de ajustes, en el foco
Más allá de la ecuación de canje y la gobernanza, con un consejo de 15 sillas (una de ellas ocupadas por el FROB), una de las grandes incógnitas de la operación será el fuerte plan de reducción de costes que deberá llevar a cabo la entidad, ante la imposibilidad de mejorar sus ratios vía ingresos en un entorno de tipos de interés en mínimos que afecta a todo el sector.
Es precisamente este punto uno de los más duros que afronta la fusión. Según las últimas cuentas semestrales de ambas entidades, Bankia cuenta con 2.267 oficinas y 15.947 empleados, mientras que las cifras en CaixaBank son de 4.460 y 35.589, respectivamente. En total, 6.727 oficinas y 51.534 empleados.
Para hacerse una idea de la dimensión, y tras los ajustes de los últimos años, Banco Santander cuenta en España con 3.222 oficinas y 27.261 empleados.
Es decir, para equipararse a los otros dos grandes bancos del país, la red de sucursales de la entidad resultante de la fusión debería reducirse a casi la mitad. Y la gran banca de inversión calcula que se podría asumir el coste de despedir a entre el 50% y el 75% de la plantilla de cada oficina que eche el cierre finalmente. Por no hablar de la duplicidad de los servicios centrales, que de dos tendrán que pasar a uno.
Los sindicatos auguran negociaciones largas y duras, pero confían, por experiencias anteriores, en un buen pacto para los afectados. Algo que ahora puede encontrar un obstáculo con los planes del Gobierno de frenar las prejubilaciones, figura clave en la reducción de plantillas de los grandes bancos en los últimos años.
Los costes de reestructuración iniciales se han llegado a cifrar en 1.500 millones de euros. Pero los analistas de Banco Santander Investment Corporate calculan que, incluso sin ese ajuste, la combinación resultaría en una entidad con una ratio de capital CET 1 del 13%, cifra que caería al 11,8% tras los ajustes en los que también entrarían los 1.000 millones de euros en los que la firma cifra la ruptura del acuerdo de bancaseguros entre Bankia y Mapfre.
Una penalización que en Barclays rebajan a 600 millones y que, sin duda, dará mucho juego en los próximos meses, también en la configuración del mapa de las aseguradoras en España.