Inicio tenso en las negociaciones entre Banco Santander y los sindicatos para acometer el ajuste de plantillas y oficinas que la entidad desveló la pasada semana y que apunta a un recorte de 3.000 empleos en España, Portugal, Reino Unido y Polonia. Aunque la entidad no ha detallado cifras en este primer encuentro, sí ha trasladado a los representantes de los trabajadores el mensaje de que no queda más opción que el ajuste para hacer mejorar en eficiencia y rentabilidad.
"Es una obligación", ha explicado el banco a los sindicatos, según fuentes consultadas. A pesar de que se desconocen los detalles, que previsiblemente se transmitirán a la plantilla el próximo viernes 6 de noviembre, los sindicatos confirman que el ajuste no solo afectará a la red de oficinas, sino también a los servicios centrales y al centro corporativo del banco. En principio, OpenBank y Santander Consumer Finance quedan fuera de este proceso a la espera de su fusión en una única plataforma.
El consejero delegado de la entidad, José Antonio Álvarez, ya descartó "ajustes traumáticos" en la presentación de resultados trimestrales. Sin embargo, las dudas han surgido entre los sindicatos después de que el banco haya transmitido esa idea de que el ajuste "se llevará a cabo sí o sí". En este sentido, temen un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que pueda incluir despidos directos si no se cubren las expectativas con las bajas incentivadas o las prejubilaciones.
“El banco ha dejado claro que apuesta por el diálogo y la negociación, pero de no producirse un acuerdo, la empresa acometerá igualmente un ERE que considera de vital importancia para su supervivencia, en el que se incluirá, además, la movilidad física y funcional”, indican desde UGT.
En este sentido, los sindicatos han llamado a que el peso del ajuste no recaiga por completo en la el recurso a la flexibilidad interna o las prejubilaciones a largo plazo y planes de salida voluntarios o incluso ERTE.
En la reunión mantenida este martes con la representación sindical, el banco cántabro ha explicado la necesidad de reestructuración en el sector para mejorar en eficiencia y rentabilidad, en un escenario en el que se deben destinar más recursos a la inversión en digitalización, también ante el cambio experimentado en la forma de operar de los clientes.
En concreto, y según sus últimas cuentas a cierre de septiembre, Banco Santander cuenta ya con 41 millones de clientes digitales en todo el mundo. Los clientes de moviles superan los 34 millones y las ventas digitales acumuladas en los nueve primeros meses del año suponen un 44% sobre el total, desde el 36% que representaban a cierre de 2019.