La fusión de Unicaja y Liberbank será la última de este convulso 2020 para el sector bancario, pero no supondrá un punto y final en el proceso de consolidación. Ninguna de las dos entidades cierra la puerta a futuras incorporaciones, y el mercado vuelve a mirar a Ibercaja como el compañero de viaje perfecto en un futuro.
Es cierto que la operación parece, hoy por hoy, más que complicada. Primero, porque bastante ha costado el acuerdo final entre la malagueña y la asturiana como para meter a un tercero en discordia. Segundo, porque Ibercaja tiene sus propios planes para seguir en solitario, pasando por una salida a bolsa que el impacto de la crisis obligó a poner en cuarentena.
La entidad aragonesa ha hecho un notable esfuerzo para protegerse frente a los retos que se avecinan. Además de cerrar este año un nuevo ERE que implicará la salida de 750 empleados y el cierre de 199 oficinas, mantiene bajos ratios de morosidad y fortaleza de capital. Sin embargo, el mercado cree que el peso de la crisis no hará distinciones en los próximos meses, y el escenario hasta que su salida a bolsa se concrete puede devolver a este 'soltero de oro' al baile de fusiones.
Defender la posición
Por eso, no se descarta que en el medio plazo una de sus opciones pase por integrarse en el nuevo Unicaja Banco. Tanto Manuel Azuaga, presidente de Unicaja, como Manuel Menéndez, actual consejero delegado de Liberbank, han mostrado ya su disposición a estudiar alternativas “siempre y cuando generen valor para el accionista”.
Durante la presentación ante analistas de su proyecto de fusión, y con la prudencia que suele imperar en este tipo de afirmaciones, Azuaga dejó claro que defenderán a capa y espada la quinta posición que alcanzarán en el mercado, con 109.000 millones de euros en activos. Y eso dependerá de los movimientos que se produzcan en el resto del sector.
Es decir, si el sector se mueve poniendo en peligro su puesto en el ranking, ellos también se moverán. Los expertos vuelven a mirar aquí a Ibercaja, que sumaría otros 58.000 millones de euros en activos para acercarse a los 170.000 millones, rozando los 180.000 millones de Banco Sabadell.
Fuentes financieras recuerdan además que la entidad ya ‘tonteó’ con Liberbank allá por 2012 y en años posteriores, sin que las conversaciones terminaran de cuajar.
Apuntan, además, a que al Banco de España le gusta la idea de una sola entidad en la que se agrupen los 'pequeños', tal vez liderados por Banco Sabadell. Y aunque tanto Ibercaja como Kutxabank defienden que son capaces de seguir en solitario, los expertos no descartan la opción de las fusiones. “Ibercaja también podría esperar a cotizar en el mercado y después estudiar algún tipo de operación”, añaden desde una gestora de fondos nacional.
El debut en el mercado de la entidad se paralizó este año ante las bajas valoraciones del sector, con descuentos que en algunos casos superaban el 80% en el peor momento de la crisis. La situación obligó al Gobierno a ampliar dos años el plazo para cumplir con la Ley de Cajas, con lo que Ibercaja pudo retrasar la operación.
El objetivo de la salida a bolsa, que los analistas no esperan hasta finales del próximo año o incluso 2022, es que su principal accionista, la Fundación Bancaria Ibercaja, reduzca su participación por debajo del 40%, desde el 87,8% que mantiene actualmente en la entidad.
El tamaño importa
Los principales directivos del sector, incluso aquellos inmersos en grandes operaciones, coinciden que el tamaño no garantiza la salida de la crisis. Pero sí ayuda a capear el temporal. Por eso, el presidente de Unicaja, Manuel Azuaga, insiste respecto a futuras integraciones en que “siempre hemos estado abiertos a mirar oportunidades para la entidad combinada si generan valor para el accionista”.
Y lo dice con conocimiento de causa. Es cierto que la unión de Unicaja y Liberbank dará lugar al quinto banco de España por activos con más de 109.000 millones de euros y una cuota de mercado del 5% en depósitos y el 4% en préstamos. Pero los datos aún se quedan lejos de los otros ‘superbancos’ que nacerán con esta ola de fusiones, por lo que tanto la andaluza como la asturiana tienen claro que ganar masa crítica es clave para seguir compitiendo.
De momento, la unión de Unicaja y Liberbank permitirá unas sinergias de ingresos notables en el medio plazo para ir cerrando la brecha con otras entidades, tanto en negocios core como las hipotecas, crédito y fondos, como en negocios a los que hasta ahora era más difícil de acceder sin escala suficiente, como el brokeraje, las divisas, el comercio exterior o la banca corporativa.
Desde Unicaja reconocen que el tamaño también es clave para recuperar la confianza de los inversores, al facilitar el acceso al mercado de capitales gracias a una capitalización bursátil mayor, una mayor liquidez y también una mayor visibilidad entre los analistas. “Todo esto tendrá incidencia positiva entre los inversores internacionales y permitirá realizar potenciales emisiones en mejores condiciones”, añaden desde la entidad malagueña.