La presión para que la banca sitúe la sostenibilidad como pilar estratégico para hacer frente a la era post pandemia se ha convertido en una constante en los últimos discursos del Banco de España. Sin embargo, el propio organismo es consciente de que se ha quedado algo rezagado en la ‘ola verde’ a la que ya se han subido otros bancos centrales, y busca fórmulas para no quedar a la zaga de Europa.
Así lo explican a Invertia fuentes del regulador, indicando que existe la “voluntad” de crear un plan específico de sostenibilidad que aún no se ha plasmado con cifras y objetivos concretos en su actividad de gestión de activos, aunque el organismo sí cuenta desde hace unos años con políticas y actividades enfocadas en esta dirección.
“Se está trabajando en ello, el objetivo es avanzar en criterios de inversión sostenible, porque es cierto que en Europa van más adelantados”, indican otras fuentes consultadas.
Se refieren a la reciente decisión del Banco de Francia de plasmar, en números contantes y sonantes, sus objetivos de inversión sostenible para hacer más verde su balance en los próximos años a través de las carteras que gestiona, como el fondo de pensiones de los empleados o los bonos y otros activos en los que se invierte para maximizar la rentabilidad.
En concreto, la institución gala se ha comprometido a vestir de verde los 22.000 millones de euros que, según datos remitidos en un reciente comunicado, componen esas carteras (14.000 millones corresponden al fondo de pensiones de los empleados).
Adiós a las emisiones
El organismo basará esta estrategia en tres pilares. Por una parte, se plantea la salida definitiva de todas las empresas que tengan actividades relacionadas con el carbón antes de que termine 2024, además de excluir de sus carteras de inversión a todas las compañías cuya facturación provenga, al menos, en un 10% del negocio petrolero.
Por último, y según explicó hace unos días la institución, ejercerá sus derechos para oponerse a nuevos proyectos de financiación para el desarrollo de combustibles fósiles. Según sus cálculos, actualmente un 1,5% de los activos que gestiona estarían relacionados con este tipo de activos.
El Banco de Francia es el primero de la zona euro en asumir un compromiso concreto de inversión responsable. Pero hay otros fuera del euro que han tomado medidas similares, como el banco central de Suiza, que ya ha borrado del mapa las inversiones de empresas que causan daños medioambientales.
Los expertos anticipan que todos tendrán que entrar en el juego. En el caso del Banco de España, las fuentes consultadas indican que se está trabajando en este camino, aunque tendrá que pasar tiempo para ver objetivos tan específicos como los del Banco de Francia.
Avances en el BdE
Es cierto que, en los últimos años, se han llevado a cabo diversas iniciativas para reducir la huella ambiental, y también se han incorporado criterios de sostenibilidad a la política de inversión de la cartera de reservas. Según su último informe anual y, dentro de su mandato, “el Banco de España ha venido incrementando progresivamente su cartera propia de bonos verdes”, defienden.
Sin embargo, estas iniciativas no cuentan con valores objetivos, medibles y concretos sobre el papel. Y es aquí donde la institución quiere centrar sus esfuerzos en el medio plazo. Este mismo lunes, el organismo anunciaba que participará en el segundo fondo de inversión abierto que ha lanzado el Banco de Pagos Internacionales (BPI) para, precisamente, incentivar la inversión de los bancos centrales en este tipo de activos.
En la iniciativa, también participa el Banco Central Europeo (BCE), que ha dejado claro en repetidas ocasiones que quiere ver avances en este sentido. De hecho, y según sus últimos datos públicos, un 3,5% de su cartera ya se corresponde con bonos verdes (unos 20.800 millones de euros). También se ha creado una división específica para el cambio climático, que dependerá directamente de Christine Lagarde.
Avanzar en este camino ayudará, además, a que los bancos supervisados asuman un mayor compromiso ante el urgente llamamiento para que incorporen criterios de sostenibilidad en sus análisis de riesgo.
Aunque resulta complicado esperar decisiones tan contundentes y precisas como las comprometidas por el Banco de Francia en el corto plazo, los expertos coinciden en que la pandemia acelerará esta tendencia y todos los bancos centrales tendrán que contribuir, como el resto de empresas y administraciones, a fomentar la economía sostenible que regirá la ‘nueva economía’.