Unicaja y Liberbank están un poco más cerca de ser un solo banco. Tras un largo camino, a ambas entidades les quedan apenas tres meses para poder fusionarse y empezar a rodar, pero aún deben dar un último paso, que consiste en recibir el visto bueno de las autoridades pertinentes. De él depende la fecha de cierre de la operación.
Desde que ambas entidades lograron llegar a un acuerdo para su integración, las pasadas Navidades, la intención siempre ha sido empezar a funcionar con el nuevo banco a finales del segundo trimestre o principios del tercero. De momento, los planes se están cumpliendo, toda vez que los accionistas de ambos bancos acaban de dar su aprobación para la fusión, que era el último trámite que depende exclusivamente de Unicaja y Liberbank para echar a andar como una sola entidad.
La operación debe pasar ahora por el tamiz de las autoridades pertinentes, que deben estudiar la viabilidad y las implicaciones de la misma sobre la clientela, la competencia y la estabilidad del sistema. Por parte de los supervisores bancarios, tanto el Banco de España como el Banco Central Europeo (BCE) darán su opinión sobre el que se convertirá en el quinto banco por activos del país, desbancando a Bankinter, que ha adquirido esa posición tras la fusión de CaixaBank y Bankia.
La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) también dará su plácet y, fuera del sector financiero, la fusión recabará el visto bueno de la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones (DGSFP) y de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
La autorización de esta última se convirtió en un punto caliente en el caso de la fusión entre CaixaBank y Bankia por la situación de monopolio y duopolio que se produce tras la operación en algunas zonas de España en las que el nuevo banco tiene ahora una gran cuota de mercado, por lo que la autoridad de Competencia impuso ciertas condiciones para dar su aprobación. Sin embargo, en el caso de Unicaja y Liberbank no tiene por qué serlo, dado que sus redes comerciales son bastante complementarias.
Una vez se obtengan estas autorizaciones, llegará la del Ministerio de Asuntos Económicos, que esperará a tener las de los organismos que dependen de él. Solo entonces las dos entidades podrán proceder a anotar su fusión en el Registro Mercantil de Málaga. En ese momento, Liberbank desaparecerá como entidad jurídica y todos sus activos se integrarán en el balance de la nueva Unicaja.
El solapamiento de las redes comerciales de ambos bancos será "reducido" en las zonas en las que están presentes en la actualidad, según detallaron las entidades en su proyecto de fusión dado a conocer al mercado.
Ajuste de la red y la plantilla
De hecho, la presencia del nuevo banco se extenderá al 80% del territorio español gracias a la "complementariedad de la red de oficinas", que permitirá a Unicaja ser líder por cuota de mercado en "al menos, cuatro comunidades autónomas", añadía el proyecto, publicado antes de la integración legal entre CaixaBank y Bankia.
No en vano, la mayoría de las oficinas de Liberbank se sitúan en Asturias, Cantabria, Extremadura y Castilla-La Mancha, mientras que las de Unicaja están presentes, especialmente, en Andalucía y Castilla y León.
Con todo, la integración conllevará un ajuste de la red y, por consiguiente, de la plantilla, que se empezará a negociar con los sindicatos después de la integración legal, es decir, a partir del verano.
"Puedo asegurarles que las cuestiones relativas a la plantilla se analizarán con el rigor y la seriedad que se requiere, como siempre hemos actuado, y, por supuesto, dando cumplimiento a la normativa y con el mayor acuerdo posible entre las partes", apuntó Manuel Azuaga, presidente de Unicaja, durante la junta de accionistas que tuvo lugar el viernes.
Por su parte, los representantes de CCOO pidieron a ambos bancos que los "enquistados" procesos judiciales en los que se encuentran inmersos Liberbank y su plantilla por medidas de empleo "no consensuadas con la representación de los trabajadores" se resuelvan antes de la fusión.
"Mientras no se reviertan las bajadas de sueldo, recortes de derechos y se normalicen las relaciones laborales, rechazaremos firmemente el reparto de dividendos y las retribuciones de los administradores", dijeron.
Dos dividendos
En paralelo a la negociación con los trabajadores, la nueva Unicaja deberá diseñar la hoja de ruta de la remuneración al accionista, para la que ya tiene algunas claves. El banco, que pagará un dividendo con cargo al ejercicio 2020 por unos 16,9 millones de euros, ya tiene prevista cuál será la primera remuneración al accionista tras la integración de Liberbank.
La gran parte de ese importe, 11,54 millones de euros, se abonará en un primer tramo en abril, antes de la fusión, mientras que los 5,36 millones restantes se pagarán una vez registrada la operación en el Registro Mercantil de Málaga. Así, tanto los accionistas de Unicaja como los de Liberbank se beneficiarán de este segundo tramo si siguen siendo propietarios de su capital en el momento del abono, aún por fijar.
Al tiempo que todo esto ocurre, la nueva Unicaja deberá ir unificando su oferta comercial, su documentación y su cartelería para eliminar poco a poco la marca de Liberbank, que empezará a desaparecer tras el registro de la operación, y preparar la integración tecnológica, que será el verdadero fin de la operación, con las consecuencias que ello tendrá para sus clientes. Pero, hasta que eso llegue, lo único que les queda a ambos bancos es esperar.