El consejero delegado de Caixabank, Gonzalo Gortázar, respondió este jueves en Valencia a decenas de preguntas de los medios de comunicación sobre el ERE emprendido por la entidad fruto de la integración de Bankia. El directivo insistió en la necesidad de acometer los despidos, y llegó a afirmar que, en caso de no materializar el expediente, "estarían en riesgo no 8.000 empleos, sino los 43.000 restantes de la entidad".
Gortázar, en respuesta a las críticas de la ministra de Economía, Nadia Calviño, tras anunciarse la cifra de salidas, deslizó que el Gobierno de España era plenamente consciente de que se producirían. "Cuando se apuesta por esta fusión, a nadie se le oculta por qué se hace, a nadie se le oculta que se van a producir sinergias", dijo.
Precisó incluso que "el ejercicio detallado para concretar estas sinergias", la cifra inicial de cerca de 8.300 despidos previstos, fue comunicada en el consejo de la entidad, en el que participa el Estado a través del Frob. "El consejo, naturalmente, estaba al tanto", subrayó.
El directivo rehusó a precisar cuántas salidas habrá. No concretó más allá de la rebaja ya anunciada de 8.291 a 7.791 despidos fruto de las 500 recolocaciones previstas en otras firmas del grupo.
Sí indicó que la posible modificación de estas cifras "corresponde a la mesa de negociación con los sindicatos". "Este no es el foro adecuado (la rueda de prensa de este jueves en Valencia) para especular sobre dónde puede acabar esta negociación", zanjó. El consejero delegado también descartó la posibilidad de espaciar los despidos para que no se produzcan a la vez.
Gonzalo Gortázar avanzó que buena parte de las salidas tendrán lugar en el ejercicio 2022, y ensalzó en varias ocasiones el plan que tiene en marcha la entidad para formar a los empleados salientes con el objetivo de facilitarles su reincorporación al mercado laboral. Para lograr este propósito han contratado a las consultoras Adecco y McKinsey.
Los resultados
Gortázar se pronunció en estos términos en la rueda de prensa para comunicar el resultado del primer trimestre, en el que el beneficio de CaixaBank se disparó debido al impacto positivo de la integración. Las ganancias se situaron en 4.786 millones una vez contabilizado el fondo de comercio negativo (badwill) generado tras la fusión y, por tanto, que fue de 4.300 millones de euros.
Este badwill se genera cuando el valor en libros de una compañía es mayor al precio de adquisición que se ha fijado por ella. Se trata de un apunte contable, como han explicado ya en alguna ocasión los gestores de la entidad. Gonzalo Gortázar, consejero delegado, ya explicó que este importe "no es ningún tesoro".
"No entrará ni un euro con el badwill, así que no pensemos que tenemos un tesoro con el que hacer cosas. Da la sensación de que hay un resultado que no es real, no se puede pagar nada con ello", explicó hace algunos meses. Los sindicatos del banco, que negocian con la dirección estos días el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para 7.791 empleados, sin embargo, han pedido a la entidad que los despidos se costeen con este fondo de comercio.
En este caso, este fondo de comercio surge tras descontar del patrimonio neto de Bankia (13.088 millones de euros) el precio de adquisición pagado por CaixaBank (5.314 millones de euros) y una serie de ajustes contables al poner a valor razonable diferentes activos y pasivos (3.474 millones de euros).
Descontado este apunte extraordinario (4.300 millones) y los gastos de la fusión (40 millones), la nueva CaixaBank, que presenta este jueves sus primeras cuentas tras la integración, ganó 514 millones de euros, frente a los 90 millones que ganó en las mismas fechas del año pasado (entonces su resultado cayó tras realizar provisiones por 400 millones).
Vuelta a la normalidad
Una cifra que, según Gonzalo Gortázar, consejero delegado del banco, implica "un claro avance hacia la normalidad". Del total, 444 millones corresponden a la actividad bancaria y de seguros, 58 millones proceden de su filial portuguesa, BPI, y 12 millones son generados por las participaciones.
Las cuentas de CaixaBank de este primer trimestre incluyen esta incorporación de los activos y los pasivos de Bankia a valor razonable, lo que genera este fondo de comercio, si bien no incluyen los resultados generados por su actividad, dado que la operación se cerró el 26 de marzo, prácticamente al final del trimestre.
Los ingresos por la actividad principal de CaixaBank alcanzaron los 2.066 millones, un 1% más que hace un año, si bien fueron compensados por los ingresos por contratos de seguros (+9,3%), los resultados asociados a participadas aseguradoras (+39,2%) y el crecimiento de las comisiones (+0,2%). Así, el margen de intereses se redujo un 0,7%, hasta 1.191 millones.
El margen bruto se situó en 2.063 millones de euros, un 4% más, gracias a la mejora de los resultados de operaciones financieras, que alcanzaron los 42 millones de euros, una evolución marcada principalmente por el impacto negativo en 2020 de la valoración del riesgo de crédito de los derivados financieros.
Los ingresos de la cartera de participadas crecieron un 34,4% respecto al mismo periodo del ejercicio anterior, hasta 77 millones de euros, gracias a la mejora del resultado atribuido de SegurCaixa Adeslas, impactado en el mismo trimestre del ejercicio anterior por la valoración de activos.
Los gastos de administración y amortización recurrentes se redujeron un 3,3% respecto al primer trimestre del año pasado, hasta 1.149 millones de euros, una caída que se debe a los ahorros asociados a las prejubilaciones de 2020, a la gestión de la base de costes y a menores gastos incurridos en el contexto de la Covid-19.
Sin embargo, la integración de Bankia generó gastos extraordinarios de 40 millones de euros.
Sin tener en cuenta el impacto de los extraordinarios de integración, el ratio de eficiencia del grupo se situó en el 54% (53,5% sin tener en cuenta a Bankia) y la rentabilidad sobre recursos propios (ROE) alcanzó el 6,6%.
Cuentas de Bankia
Con todo, CaixaBank ha realizado el ejercicio de incorporar las cuentas de Bankia para conocer cuál sería el resultado teniendo en cuenta la actividad del banco pese a que su integración se produjo al final del trimestre.
Teniéndolas en cuenta, el resultado proforma sin extraordinarios asociados a la fusión sería de 580 millones de euros, frente a los 184 millones del primer trimestre del pasado año.
El margen de intereses se situaría en 1.639 millones de euros, lo que supone un 1,3% menos que en el mismo periodo del año anterior, gracias a un aumento del 0,7% de los ingresos principales de la entidad, hasta 2.808 millones de euros.
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