"Nunca habíamos estado tan lejos". Con estas cinco palabras resume una fuente sindical el profundo distanciamiento que media entre la dirección de CaixaBank y los representantes de los trabajadores, inmersos estas semanas en la negociación de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que implicará un recorte de 7.791 puestos de trabajo.
Ambas partes han celebrado ya siete reuniones desde que la entidad puso sobre la mesa la necesidad de llevar a cabo un despido colectivo a mediados de abril, apenas dos semanas después de que se produjera la integración legal entre CaixaBank y Bankia.
Desde el inicio de las negociaciones, las posturas han estado enfrentadas y seis semanas después han cambiado pocas cosas. "Hasta ahora ha sido cero fructífero, estamos estancados", añade esta fuente, presente en las conversaciones con el banco, en las que media el despacho Sagardoy Abogados.
Entendimiento
Para lo que queda de negociación, el banco ha convocado a los sindicatos a dos reuniones semanales, en lugar de una, como se venía haciendo hasta ahora, con el objetivo de poder alcanzar un acuerdo antes de que termine el periodo formal, algo que ocurrirá en unas dos semanas.
No en vano, José Ignacio Goirigolzarri, presidente de CaixaBank, ya adelantó durante la junta de accionistas del banco que el objetivo era "acotar el tiempo", dado que este proceso genera "incertidumbre" a los trabajadores.
"Nos dicen con buenas palabras que hay que llegar a un entendimiento, lo ponen en nuestro tejado", apuntan fuentes sindicales. Los representantes de los trabajadores tienen la sensación de que desde el banco buscan una cesión importante por parte de los sindicatos antes de dar un gran paso adelante para mejorar las condiciones. Estos lamentan que no esté ocurriendo en estas negociaciones lo que sí ha pasado en BBVA, donde "existe un conflicto similar y allí sí que se han producido avances significativos".
Por una parte, los sindicatos no firmarán un acuerdo que traspase sus "líneas rojas", que son la voluntariedad (se niegan a aceptar cualquier propuesta que implique despidos forzosos) y la homologación de las condiciones de todos los trabajadores del banco tras la incorporación de los llegados de Bankia, algo que el banco prevé hacer a lo largo de los próximos años, pero no de forma automática.
CaixaBank, por su parte, se resiste a negociar por separado las condiciones económicas de los afectados por el ajuste de empleo y las del resto de los trabajadores, pues quiere que se haga en "pack".
Desacuerdo en las indemnizaciones
Las condiciones que el banco propone y las que los sindicatos exigen tampoco tienen mucho que ver. La entidad ofrece prejubilaciones (que serán forzosas en algunos casos) desde los 55 años con el 50% del sueldo para los mayores de 57 años y el equivalente a 2,25 anualidades para los de 55 a 57 años.
Para los mayores de 63 ofrece 30 días por año trabajado y 45 para los trabajadores más jóvenes de 55 años, con un tope de veinte mensualidades. Unas condiciones, sin duda, muy diferentes a las que los bancos solían ofrecer en el pasado.
Además, quiere que al menos el 40% de los empleados que se adhieran al ERE sean menores de 52 años, tras dejar atrás su propuesta inicial de que fueran el 50% de edad inferior a los 50 años. Para los sindicatos, tiene que existir voluntariedad absoluta.
Los representantes de los trabajadores, que están unidos en la presión contra el banco, proponen por su parte que las prejubilaciones, todas voluntarias, empiecen a los 51 años y sean compensadas con entre el 64% y el 69% del sueldo, así como cotización a la Seguridad Social sin descontar el desempleo, aportaciones al plan de pensiones y póliza de asistencia sanitaria. Para el resto de trabajadores, piden indemnizaciones de 45 días por año trabajado con un mínimo de 36 mensualidades.
El banco ya les trasladó en la reunión celebrada el miércoles que estas propuestas son inasumibles, lo que aleja aún más a los sindicatos, que, una vez rota la "paz social", ya están preparados para seguir movilizándose a través de concentraciones e, incluso, paros parciales. Al menos de momento, pues en el caso de los trabajadores de BBVA han convocado ya hasta huelgas de 24 horas.