La pandemia no ha hecho más que acelerar ciertas tendencias que los bancos llevaban años siguiendo. Una de las imparables es el adelgazamiento de sus redes de oficinas, que en los últimos diez años han perdido en conjunto la mitad de su volumen, a un ritmo similar al de la desaparición de entidades, aunque a mayor velocidad que la extinción de empleos en el sector.
Este mismo año, esta tendencia va a acelerarse aún más. Los procesos de reestructuración que están llevando a cabo entidades como Santander, BBVA, CaixaBank, Ibercaja o Unicaja se llevarán por delante este año unas 3.300 sucursales, lo que supone adelgazar la red de los bancos otro 15% en tan solo un año.
Esta merma situará el número de oficinas en unas 19.000 (frente a las 22.299 con las contaba el sistema al cierre del año pasado), es decir, en niveles no vistos desde 1976, de acuerdo con los registros del Banco de España.
Detrás de esta vuelta a los orígenes se esconden los años de mayor transformación del sector financiero, principalmente debido a dos circunstancias. Por un lado, el escenario de bajos tipos de interés, que ha cambiado las reglas del juego de la banca, a la que ya no le sale rentable vivir únicamente de prestar y pedir prestado dinero. Por otro, el cambio de organización que supone para las entidades el hecho de que cada vez más clientes no pisen una sucursal y realicen sus gestiones online.
En este escenario, los bancos han ido reduciendo poco a poco su red comercial en función de las sucursales que dejaban de ser rentables. Sin embargo, este proceso se verá impulsado fuertemente este año, cuando varios bancos van a ejecutar sus respectivos planes de reestructuración, lo que se traduce en miles de sucursales y de empleados menos.
Reestructuraciones
Desde que comenzó la pandemia se han puesto en marcha varios. El de mayor volumen será el protagonizado por CaixaBank, que integró el pasado mes de marzo el negocio de Bankia y ahora debe redimensionar tanto su red como su plantilla.
Por el momento, el banco prevé cerrar 1.534 sucursales, casi el 28% de las que tiene actualmente en España (5.552, incluida la red de Bankia), principalmente en entornos urbanos, no rurales.
Este número podría variar en las próximas semanas habida cuenta de que la entidad aún tiene por delante tres semanas de dura negociación con los sindicatos en relación con su Expediente de Regulación de Empleo (ERE), que implicará la salida a unos 7.400 empleados (esta cifra también podría cambiar en el marco de la negociación).
El que ya ha terminado, y con acuerdo, la negociación con la representación de los trabajadores es BBVA, que en el marco de su reestructuración cerrará 480 sucursales, lo que equivale a casi una quinta parte (18,5%) de las que tiene actualmente en España (2.593 sucursales).
A estos cierres se suman los anunciados meses antes por Santander para este año, muchos de los cuales se han ejecutado ya. En total serán 1.033, más de un tercio de la red con la que contaba al término del año pasado en España (2.939 oficinas).
Lo mismo ocurre con Ibercaja, que culminó hace unos meses la negociación de su propio ERE en el marco de una reestructuración que echará el cierre a 199 sucursales.
A todas estas se suman las que decidirá clausurar la nueva Unicaja una vez integre el negocio de Liberbank, si bien se trata de dos entidades con no demasiadas duplicidades. Como resultado de la fusión, su red comercial engordará hasta las 1.600 sucursales, si bien antes de llegar a ese momento y desde el pasado mayo Unicaja está bajando la persiana de otras 54 sucursales, como contó Invertia.
A estos recortes se unen los que las entidades van realizando poco a poco cada año. Por ejemplo, los grandes bancos cerraron el año pasado en conjunto 1.157 sucursales. Teniendo en cuenta solamente estos planes de reestructuración, los bancos cerrarán este año unas 3.300 oficinas, lo que representa en torno al 15% de las actuales. Tomando esta referencia, la red comercial de los bancos españoles se habrá reducido a la mitad en veinte años.
Un ritmo similar al de la caída en el número de entidades, pues en diciembre de 2001 había el doble que ahora. Los registros del Banco de España hablan de 113 frente a las 225 de entonces, si bien no todas son bancos como tales.
El empleo retrocede un 10%
La velocidad de caída en el número de sucursales es mayor que la del volumen de las plantillas de los bancos. Este año, las citadas reestructuraciones, junto con otros procesos en marcha, se traducirán en casi 16.500 despidos.
Esta cifra llevará a la plantilla conjunta del sistema bancario a reducirse en torno a un 10% en tan solo un ejercicio, hasta estar compuesta por unos 157.000 empleados. Esto supone, a la vez, un 35% menos que hace una década, como contó Invertia, y que hace dos también, dado que en el decenio que va de principios del milenio a 2011, justo antes de la crisis financiera, el número de trabajadores del sector apenas varió.
Y, con todo, para el Banco de España todo este redimensionamiento no es suficiente. En múltiples ocasiones ha trasladado a las entidades que deben afrontar su "exceso de capacidad", por lo que este proceso continuará en los próximos años, tras los que los bancos ya no volverán a ser nunca como eran antes.