Ha costado once semanas, dieciocho reuniones y dos huelgas, pero la dirección de CaixaBank y los sindicatos han alcanzado por fin un acuerdo sobre el Expediente de Regulación de Empleo (ERE), según informan fuentes de la negociación. Finalmente, implicará la salida del banco de 6.452 trabajadores de forma voluntaria y la recolocación dentro de empresas del grupo de otros 708 empleados.
Fuentes sindicales valoran que este acuerdo permite que las extinciones de contratos sean totalmente voluntarias, algo que "evita medidas traumáticas", al tiempo que implica "buenas condiciones económicas para la plantilla que abandona la empresa".
Además, de acuerdo con las mismas fuentes, implica una "salvaguarda de la red rural con garantía de dar servicio a dicha población, evitando la exclusión financiera". El acuerdo, además, implicará una "movilidad [geográfica] residual, con un protocolo garantista ya aplicado en el ERE de 2019, con muy buenos resultados". Asimismo, el despido colectivo va acompañado de una mejora del plan de previsión social a todos los empleados (llegados desde Bankia o que estuvieran en CaixaBank antes de la fusión).
Negociación maratoniana
Al final ha sido posible que la dirección y los sindicatos alcancen un punto en común tras semanas de negociaciones muy tensas en las que ambas posturas han estado considerablemente alejadas. Este proceso, que ha tenido desde el inicio en contra a los representantes de los trabajadores, ha supuesto el fin de una paz social que reinaba entre ambas partes desde siempre en CaixaBank.
No ha sido hasta esta última semana cuando han conseguido acercar posturas y el acuerdo solamente ha sido posible tras cuatro jornadas consecutivas e interminables horas de negociación. El lunes se celebró entre ambas partes una tensa reunión en la que los sindicatos llegaron a corear en plena mesa Todos somos CaixaBank y que terminó pasadas las 23 horas.
Al día siguiente, un maratoniano encuentro que se extendió desde las 11 horas de la mañana hasta pasadas las 4 horas de la madrugada consiguió por fin ver nacer un acercamiento, especialmente después de que el banco, en su última propuesta, retirara la forzosidad y permitiera que todos empleados se apunten voluntariamente al ERE y que, en el caso de que falten vacantes por cubrir, sea la comisión de seguimiento del proceso, en la que estarán presentes los sindicatos, la que decida.
La voluntariedad era desde el principio una línea roja para las formaciones sindicales, que han estado unidas durante todas las negociaciones, llevando a cabo numerosas acciones colectivas, como concentraciones, parones e, incluso, dos huelgas con seguimiento mayoritario por parte de la plantilla según sus registros (el banco no ha aportado datos oficiales).
Con todo, las negociaciones encallaron el miércoles por las condiciones ofrecidas a los empleados que tengan que realizar una movilidad geográfica, si bien la empresa ha terminado aceptando las propuestas de los sindicatos en este campo.
Ha sido un proceso muy largo para tratarse del sector bancario, conocido por sellar acuerdos entre entidades y sindicatos con relativa facilidad. Finalmente, ha sido posible el preacuerdo este jueves, tras tres jornadas consecutivas de negociaciones que se han extendido hasta la madrugada.
"Los sindicatos nos hemos mantenido unidos hasta el final en este proceso tan complicado. Ha sido muy duro y dificil el camino, estamos exhaustos pero satisfechos con el resultado", ha valorado Begoña Peiró, presidenta del sindicato SECB.