Las turbulencias que está experimentando el precio de la lira turca están volviendo a convertirse en una pesadilla para los inversores de BBVA. La acción de la entidad, que había tocado máximos antes del anuncio de la opa sobre Garanti, su filial en el país, y de las recientes actuaciones del Banco Central de Turquía, sufre estos días en carne propia una fuerte depreciación de la lira. Una situación que, con todas sus consecuencias negativas, trae una buena noticia para el banco: mientras la operación para hacerse con el 100% de su filial turca no se cierre, cuando más se deprecie la lira menos costará la opa al banco.
BBVA no levanta cabeza en bolsa desde que anunció la opa sobre Garanti, el pasado 15 de noviembre. En las ocho sesiones bursátiles que se han celebrado desde entonces -todas con cierre negativo salvo una-, su acción ha perdido un 15,3% de su valor, lo que se traduce en 6.250 millones de euros menos de capitalización.
Una pérdida considerable, pero que llega después de que el banco tocara máximos y sumara una revalorización del 52% en el año frente a un menor avance de sus competidores y del índice sectorial bancario europeo. Sin embargo, están desluciendo estos avances el anuncio de la opa, sumado a la volatilidad que está experimentando estos días la lira por la decisión del Banco Central de Turquía de rebajar los tipos de interés en 100 puntos básicos y las amenazas del presidente del país de continuar con las bajadas.
Desconfianza
Y es que los inversores no se están contagiando de la confianza que tienen los gestores de BBVA respecto a esta operación (no así las grandes casas de análisis, como contó EL ESPAÑOL-Invertia). La elevada dependencia de mercados emergentes que dará esta opa al grupo, la volatilidad de la lira y, en especial, las injerencias de Recep Tayyip Erdogan, presidente del país, sobre el Banco Central de Turquía despiertan las dudas y así se está demostrando en bolsa.
No obstante, pese a las implicaciones negativas que tiene, la depreciación de la lira turca trae una buena noticia para el banco, pues mientras no se cierre la operación no se fijará el tipo de cambio al que se realizará, por lo que cuanto más se deprecie la lira más barato le saldrá al banco pagar en esta divisa a los minoritarios que quieran vender su participación.
En el momento del anuncio, BBVA informó de que la cuantía máxima que pagará será 25.697 millones de liras turcas, lo que equivalía en el momento a unos 2.249 millones de euros, tomando como referencia el tipo de cambio del último día de cotización anterior, fijado en 11,43 liras por euro. Tras depreciarse un 12% desde entonces, el precio que tendría que pagar hoy BBVA por esa misma participación sería de unos 1.880 millones, es decir, unos 370 millones menos.
Eso sí, el consumo de capital que BBVA anunció para la operación también sería diferente, puesto que los 1.400 millones que estima el banco (equivalentes a unos 46 puntos básicos) se han calculado también teniendo en cuenta un cambio de 11,43 liras turcas por euro.
Y eso que, según comunicó el banco en resultados, una depreciación de la lira turca de un 10% tiene un impacto de 0 puntos básicos sobre la ratio de capital CET1 fully loaded, la de referencia en el mercado (vs -5 puntos del peso mexicano y +18 del dólar), si bien la bajada de valor de la divisa frente al euro alcanza ya el 20% en apenas diez días.
Lo único fijo por el momento es el precio al que BBVA comprará sus acciones a los minoritarios que quieran vender su porción de Garanti, que es de 12,2 liras turcas por acción. Un precio que implica una prima del 34% sobre el precio medio ponderado por volumen de los últimos seis meses, sí, pero que está ya solamente un 3% por encima del actual precio del banco turco, que se ha revalorizado en bolsa un 12% desde el anuncio de la opa.
En cuanto al precio definitivo de la operación, no podrá fijarse hasta que se reciban las autorizaciones pertinentes para iniciarla, en primer lugar, y se conozca cuántos minoritarios quieren vender, en segundo. En todo caso, el banco quiere comprar todo lo que sea posible, pues no ha condicionado la opa a ninguna aceptación mínima. Si no llega al 100% a través de esta operación, el banco podrá incrementar su participación más adelante sin tener que lanzar otra opa.
Habrá que esperar para ver hasta dónde llega la volatilidad de la lira, un problema que los gestores del banco consideran "de corto plazo", pero que desata las dudas del mercado sobre el futuro de la entidad, que, no obstante, cuenta con una política de gestión del riesgo de tipo de cambio. Al final serán las turbulencias (o no) del país y, en especial, las injerencias de Erdogan en la política monetaria las que marcarán el destino de la entidad en Turquía. Algo que, a fin de cuentas, es incontrolable.