La morosidad de la banca crecerá hasta el 6,5% en 2022 impulsada por el fin de las carencias de los 'créditos ICO'
Los bancos españoles han realizado un fuerte esfuerzo para reducir activos dudosos, pero aún están por encima de la media europea.
17 diciembre, 2021 05:30Noticias relacionadas
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La incertidumbre, el concepto más escuchado en los foros empresariales desde marzo de 2020, también sobrevuela a la banca, que afronta en 2022 un momento muy importante. Tras un largo periodo en el que el sistema ha concedido ingentes volúmenes de financiación a empresas en problemas, en el sector se asume que los próximos meses van a ser testigos de un repunte de la morosidad.
¿La razón? El vencimiento de las carencias de los conocidos como créditos ICO, es decir, los concedidos con aval del Estado, y del resto de las medidas de apoyo. Sin embargo, de momento es una incógnita a qué volumen ascenderá esta temida ratio de morosidad, que a día de hoy se encuentra en niveles muy bajos y frente a la que los bancos se han protegido con ingentes provisiones.
Desde Axis Corporate han calculado el importe al que podrá llegar ese volumen de créditos impagados teniendo en cuenta el riesgo latente que afronta la banca por la hipotética deriva de los créditos ICO. Será, como máximo, dos puntos porcentuales superior al nivel actual, que se sitúa en el 4,35%.
Así, la previsión es que se encuentre entre el 6% y el 6,5% como máximo, según explica a EL ESPAÑOL-Invertia José Masip, socio de Axis Corporate y responsable del área de Servicios Financieros y Real Estate de la firma. Es decir, muy lejos del récord histórico, que fue más del doble de esta cifra (13,62%) y se registró en diciembre de 2013, en los peores momentos de la crisis financiera. El sector espera que el pico de la morosidad se alcance a mediados del próximo año.
150.000 millones en dudosos
Una cifra a la que llegará la banca española tras acumular en torno a 150.000 millones de euros en activos dudosos (los conocidos en el argot financiero como non-performing loans o NPL) tras el fin de las carencias de los créditos ICO, que vencerán mayoritamente el próximo año.
La banca española tiene en cartera actualmente unos 80.299 millones de euros en NPL tras haberse deshecho durante los últimos seis años de casi el doble, un volumen cercano a los 155.921 millones. Una cifra a la que se unen los que están manos de la Sareb -unos 30.000 millones- y el ladrillo de la banca (incluida la parte transferida a los grandes fondos) -unos 200.000 millones-.
Las entidades financieras han distribuido a través del mecanismo de financiación con aval del Estado unos 131.000 millones de euros a empresas con problemas de solvencia por la pandemia, de los que unos 74.000 millones han ido a pymes y autónomos, un segmento especialmente vulnerable por las mayores dificultades para salir adelante que presentan.
Pues bien, tomando todas estas cifras como referencia, desde Axis Corporate calculan que la banca podría acumular el próximo año un saldo de activos dudosos de unos 150.000 millones de euros. Un volumen que llevará a una morosidad que, como mucho, podría situarse en el entorno del 6% o 6,5%, según sus proyecciones.
Especial protagonismo en esta cifra tendrán los sectores más afectados por la pandemia, que son los más vulnerables, como la hostelería o el ocio, en los que miles de empresas aún no han podido recuperar su nivel de ingresos previo a la pandemia.
A ellos tendrá que prestar mucha atención la banca, pues hace un par de meses, como informó este periódico, el Banco Central Europeo (BCE) alertaba de que el riesgo de impago de estos sectores puede ser mayor al que están registrando los modelos de riesgo de las entidades.
Y es que, como ya contó EL ESPAÑOL-Invertia, la banca española tiene un riesgo latente sobre el que debe estar muy vigilante, como piden los supervisores. Se trata de la posible materialización como morosos de una parte de los créditos que han sido concedidos durante la pandemia a empresas en problemas y que a día de hoy están calificados como sanos, pero realmente están anestesiados por las medidas de apoyo gubernamentales y sectoriales, como las moratorias o las carencias. Cuando se vuelva del todo a la normalidad, es decir, cuando pierdan efecto estas medidas definitivamente, estos podrían tornar en impagos.
Es por eso que la banca tendrá que deshacerse -y ya ha empezado a hacerlo- de miles de activos a través de ventas de carteras. Eso sí, en esta ocasión no serán únicamente de ladrillo, como ocurrió casi únicamente tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, sino que las carteras en venta ahora serán de financiación a pymes y crédito al consumo. Desde Axis Corporate esperan un gran volumen de ventas de este tipo de carteras desde el año que viene.
España, la tercera en la UE
La firma ha recabado estos datos en el informe Assets under management, del que se desprende que la banca española es aún la tercera con mayor ratio de activos dudosos (4,5%), solo por detrás de la francesa y la italiana y por delante de la media europea, que es del 2,9%.
Bien es cierto que este mismo año el sector doméstico ha continuado con el esfuerzo de desagüe de los últimos años. A lo largo del ejercicio se ha desprendido de activos inmobiliarios por valor de 7.025 millones, principalmente gracias a la Sareb (con
1.700 millones), Sabadell (1.385 millones) y Cerberus (1.000 millones).
Eso sí, teniendo en cuenta los últimos siete años el orden es bien diferente. Es Santander la que más ha reducido su volumen de activos (más de 39.000 millones), lo cual tiene lógica teniendo en cuenta que tras la integración de Popular se desprendió de activos valorados en 30.000 millones a través de la creación de una sociedad conjunta con Blackstone.
Similar estrategia llevó a cabo el resto del sector. Por volumen, los siguientes bancos que más han aligerado su estructura han sido CaixaBank (24.756 millones) y Sabadell (24.606 millones). Entre los compradores más activos se encuentran los grandes fondos Blackstone (32.440 millones), Cerberus (26.813 millones) y Lone Star (17.070 millones).