Tres días más tarde de haberlo anunciado a bombo y platillo como represalia contra el Kremlin por invadir Ucrania, la UE ejecuta por fin la expulsión de parte de la banca rusa de la red internacional de pagos SWIFT. Sin embargo, el castigo es mucho más blando de lo previsto. La sanción afecta únicamente a 7 entidades que representan el 25% del sistema financiero ruso. Y deja fuera a Sberbank, el mayor banco ruso, y también a Gazprombank, para no poner en riesgo la compra de gas ruso, del que la UE depende en un 40% para su aprovisionamiento energético.
En la lista de bancos expulsados de SWIFT sí esta VTB, el segundo más grande de Rusia, así como Bank Otkritie, Novikombank, Promsvyazbank, Rossiya Bank, Sovcombank y VEB. Estas entidades han sido seleccionadas por su relación directa con el régimen de Vladimir Putin y los esfuerzos para financiar la guerra en Ucrania. A partir de este momento, contarán con un periodo de gracia de 10 días para ejecutar los pagos pendimientes.
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El listado ha sido coordinado por la UE con Estados Unidos, Reino Unido y Canadá. Sin embargo, no responde a la petición del presidente Volodímir Zelenski, que había reclamado una desconexión total de Rusia de SWIFT. También algunos Estados miembros, como Polonia o los bálticos, reclamaban que fuera más ambicioso, pero al final se han sumado al consenso.
"Hemos tenido que excluir a Sberbank y Gazprombank porque son los dos principales bancos que gestionan pagos de productos relacionados con la energía. Algunos Estados miembros son altamente dependientes de importaciones de energía y por eso les hemos dejado fuera", admiten fuentes comunitarias. Italia y Alemania son los países que se opusieron hasta el final a incluir a SWIFT en la lista de sanciones contra el Kremlin. La otra alternativa, que hubiera sido permitir los pagos energéticos pero no el resto, no era factible desde el punto de vista operativo, explican las fuentes.
SWIFT es una empresa de mensajería financiera con sede en Bélgica a la que están conectadas 11.000 entidades y que tiene una cuota de mercado del 50%. Su función es facilitar los pagos transfronterizos y con ellos también el comercio transfronterizo. La desconexión de SWIFT no impedirá a los bancos rusos realizar los pagos, pero sí que tendrán que recurrir a alternativas rudimentarias para verificarlos, como el fax o el correo electrónico. Rusia tiene su propia red, pero el 70% de sus transacciones internas se hacen con SWIFT. También China está desarrollando su propio sistema de mensajería financiera, pero todavía es muy limitado.
Aunque la desconexión de SWIFT sólo afecta al 25% del sistema financiero ruso, Bruselas sostiene que el 80% de las entidades del país están ya afectadas por algún tipo de sanción, ya sea la congelación de activos, la prohibición de financiarse en mercados europeos o el propio SWIFT.
La Unión Europea ha aprobado además este miércoles prohibir a los inversores comunitarios participar en el Fondo de Inversión de Rusia, que trabaja sobre todo en el sector de la alta tecnología. No obstante, este veto sólo se aplica para nuevas inversiones y no obliga a vender las participaciones ya existentes.
Finalmente, Bruselas prohíbe suministrar billetes de euros a nadie en Rusia o para uso en Rusia. Una decisión que se ha adoptado ante las sospechas de que algunos bancos rusos estaban considerando traer billetes por vía aérea (algo ahora muy difícil por el cierre del espacio aéreo europeo a Rusia) o por carretera como mecanismo para sortear las sanciones.
Estas sanciones se suman a la decisión adoptada el pasado lunes de vetar todas las transacciones con el Banco Central de Rusia o con cualquier persona jurídica, entidad u organismo que actúe en nombre o bajo la dirección del Banco Central de Rusia. Una medida pensada para inutilizar el cofre de guerra de 640.000 millones de dólares en reservas internacionales que el Kremlin había acumulado para aislarse de los efectos de las sanciones.
Con esta iniciativa, el Banco Central de Rusia ha dejado de tener acceso a sus reservas situadas fuera del país, en Estados Unidos en la UE. Y ya no puede utilizarlas para sostener el valor del rublo, que ha caído un 25% en los últimos días. Por ello, se ha visto obligado a subir masivamente los tipos de interés del 9,5% al 20%. Una muestra de que las sanciones europeas están golpeando duro, según sostienen las fuentes consultadas.
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