El misterio sobre el detalle del nuevo impuesto a la banca se ha desvelado por fin. PSOE y Unidas Podemos dieron a conocer el jueves su proposición de ley para la imposición de este nuevo gravamen, según la cual estarán obligados a pagarlo todos los bancos que en 2019 obtuvieron ingresos por intereses y comisiones superiores a 800 millones de euros, lo que engloba prácticamente a todos las entidades grandes y medianas.
El nuevo impuesto gravará con el 4,8% los intereses y comisiones de los bancos según el diseño inicial de esta ley, que podría sufrir modificaciones en el plano parlamentario. No obstante, en principio, no toda la banca va a estar obligada a abonarlo.
De acuerdo con los datos proporcionados por los propios bancos al cierre del ejercicio 2019, al menos CaixaBank, Santander, BBVA, Sabadell, Bankinter, Kutxabank, Ibercaja y Unicaja deberán abonar el impuesto, al haber sobrepasado aquel año los 800 millones de ingresos entre el margen de intereses y las comisiones en su negocio en España.
Entre los bancos más grandes, CaixaBank sumó por estos conceptos 7.549 millones de euros, mientras que Santander registró 6.400 millones, BBVA 5.396 millones, Sabadell 3.966 millones y Bankinter 1.670 millones.
Dentro de la banca mediana, Kutxabank sumó 963 millones entre intereses y comisiones en 2019 e Ibercaja 942 millones. En aquel año, al no haberse producido aún la fusión entre Unicaja y Liberbank, el banco andaluz se situaba entre las entidades medianas y registró por estos conceptos prácticamente 800 millones.
Por su parte, Abanca se quedó cerca del umbral, con 780 millones, si bien fuentes de la entidad confirman a EL ESPAÑOL-Invertia que el banco estará obligado a pagar el impuesto.
En duda se encuentra la filial española de ING. Al cierre del ejercicio 2019, la entidad comunicó al mercado que obtuvo unos ingresos ordinarios de 721 millones de euros por su actividad en España y Portugal. Por su parte, los estados financieros de la AEB revelan que ingresó por la suma de los intereses y las comisiones unos 724 millones de euros, de forma que teóricamente quedaría exento. Desde banco indican a este periódico que se encuentran analizando si deberán pagarlo o no.
Impuesto sobre ingresos
De esta forma, prácticamente todos los grandes bancos y los medianos se verán obligados a abonar una tasa que no ha sentado nada bien en el sector y con la que los socios de gobierno buscan recaudar unos 3.000 millones de euros entre 2023 y 2024 gravando con un 4,8% el margen de intereses y las comisiones netas de las entidades.
Desde el sector no han tardado en reaccionar a la propuesta. Tanto las patronales como las entidades a nivel individual han rechazado una a una este nuevo impuesto, que consideran "injusto" debido a la alta imposición que ya afronta la banca y a que creen que perjudicará a la concesión de crédito.