La pandemia cambió totalmente las dinámicas habituales del crédito a empresas y particulares. La paralización de la actividad obligó a que los esfuerzos de la banca se centraran en 'salvar' a las compañías, por lo que sus préstamos aumentaron fuertemente, tras lo que se produjo un parón.
Con las hipotecas ocurrió lo contrario: perdieron protagonismo en 2020, pero despertaron en forma de boom meses después. Dos años más tarde las cosas van volviendo poco a poco a su lugar, pues el crédito a empresas se recupera y el de hipotecas y consumo se va ralentizando.
La nueva producción de créditos a empresas creció con mucha intensidad durante la pandemia debido a la fuerte necesidad de liquidez de las empresas por la paralización de la actividad que provocó la llegada de la Covid-19. En aquel momento los bancos, tanto en colaboración con el Instituto de Crédito Oficial (ICO) como por su cuenta, aumentaron considerablemente su crédito nuevo a empresas.
[La morosidad sube para una de cada cinco empresas en el último año, según Cepyme]
Entre los meses de abril y junio de 2020 la nueva producción se disparó por encima del 30% mes a mes, llegando a hacerlo un 34,1% en mayo, de acuerdo con datos del Banco de España y Credit Suisse.
De ahí en adelante los nuevos préstamos a empresas fueron cayendo, dado que, aunque a lo largo de 2021 persistía la incertidumbre, las compañías ya no necesitaban recurrir tanto a los bancos al contar con la liquidez acumulada durante la pandemia.
Así lo reflejan los datos, según los cuales la nueva producción llegó a caer un 36,4% en mayo del pasado año. A partir de ese mes se fue recuperando hasta volver a crecer en enero de este año y en agosto (último dato disponible) avanzaba ya un 26,8%.
Esta partida demuestra así una fuerte recuperación respecto a los inicios de la pandemia, una evolución algo diferente a la que han experimentado el crédito al consumo y las hipotecas.
El boom hipotecario se desinfla
Tras la paralización de 2020, la firma de préstamos para la compra de vivienda experimentó un verdadero boom durante el pasado año, llegando a aumentar cerca de un 60% todos los meses entre abril y agosto de 2021. Tanto que hace meses los supervisores bancarios avisaron de los riesgos de la "exuberancia" que se estaba produciendo en los precios de la vivienda en algunos países europeos y que comenzaba a verse en España.
Una dinámica que, sin embargo, ya se está relajando. Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, afirmó hace unos días que "los datos más recientes podrían sugerir un cambio de tendencia en este mercado como consecuencia del contexto macrofinanciero".
Y así lo corrobora la información disponible. Tras los fuertes crecimientos de la nueva producción hipotecaria el año pasado, este año comenzó con un aumento del 32,4% en enero y desde entonces se ralentizó el ritmo a niveles inferiores al 20%. El pasado mes de agosto el avance fue de apenas el 14%. En julio se registró el crecimiento más bajo (13%) desde enero de 2021.
Una ralentización que coincide con el encarecimiento de las hipotecas que se ha producido a raíz del fuerte avance del Euríbor. Desde principios de este año, el índice comenzó su vertiginosa subida, lo que ha encarecido las hipotecas variables ya existentes y ha llevado a los bancos a subir el precio de las nuevas hipotecas fijas. Algo que desanima a muchos compradores a animarse a hacerse con una vivienda.
Frena el crédito al consumo
En cuanto al crédito al consumo, la nueva producción registró caídas desde que comenzó la pandemia hasta diciembre de 2021, si bien a finales del año fueron cercanas a cero.
No ha sido hasta 2022 cuando ha vuelto a registrar crecimientos positivos. Concretamente, comenzó el año con alzas superiores al 16%, aunque desde entonces ha vuelto a perder fuelle. El pasado agosto el crecimiento era de apenas el 3,3%.
Una evolución que también se ha podido ver afectada por la subida de los tipos de interés, pues los datos del Banco de España ya reflejan que los intereses que cobra la banca por los créditos al consumo están en máximos desde hace un año. Y lo mismo ocurre con empresas y vivienda.