Crisis bancaria en Estados Unidos.

Crisis bancaria en Estados Unidos. Diseño: Arte EE / EP, iStock E. E.

Banca

La banca mediana de EEUU, inquieta un año después de las turbulencias: la Fed corta la liquidez de emergencia

Este lunes concluye la línea de liquidez que abrió el banco central estadounidense en mazo de 2023 tras la caída de cuatro bancos.

10 marzo, 2024 02:13

A pesar de que ha pasado ya un año desde que los cimientos de la banca estadounidense temblaron por la caída de cuatro bancos, la inquietud no termina de disiparse. Todos los ojos están puestos ahora en New York Community Bancorp (NYCB), que ha despertado los miedos ante la necesidad de una inyección de capital urgente. Mientras, la línea de liquidez de emergencia que creó la Reserva Federal (Fed) hace un año llega este lunes su fin.

Las entidades estadounidenses Silvergate, Silicon Valley Bank, Signature Bank y First Republic Bank pasaron hace doce meses de ser unas auténticas desconocidas para el gran público a convertirse en el posible origen de una crisis bancaria. Por suerte, los problemas se quedaron en "turbulencias".

Cuatro bancos medianos desaparecieron y algunos otros estuvieron en el ojo del huracán, intentando mantener el equilibrio en un momento en el que cualquier duda se traducía en fuertes sangrías en bolsa y fugas de depósitos. Y esto sigue ocurriendo, aunque en mucha menor medida, aún hoy, cuando han pasado doce meses desde que Silicon Valley Bank hizo saltar las alarmas.

La inestabilidad de NYCB

La última entidad que ha estado a punto de convertirse en víctima ha sido New York Community Bancorp, que levantó los miedos hace algunas semanas al presentar unas cuentas con fuertes pérdidas por mayores provisiones de crédito y un recorte del dividendo, a lo que siguió una rebaja de la nota de la deuda del banco hasta el bono basura por parte de la agencia Moody's. Fitch también ha rebajado su calificación crediticia.

Como estrategia de emergencia, NYCB -matriz de Flagstar Bank, la entidad que se hizo con los depósitos y activos del desaparecido Signature Bank- nombró a un nuevo presidente, Alessandro DiNello, con efecto inmediato.

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DiNello amplió sus funciones la semana pasada al convertirse también en consejero delegado. Se trata de otra decisión de emergencia que tomó NYCB, en esta ocasión para frenar los miedos después de que su CEO renunciara al cargo tras haber reformulado las cuentas anuales y reconocido la existencia de "debilidades materiales" en sus controles internos.

Y hace apenas unos días el susto volvió. Su cotización en bolsa fue suspendida el pasado miércoles ante las fuertes caídas que provocó que se conociera que la entidad necesitaba una inyección de capital de 1.000 millones de dólares (913,7 millones de euros al tipo de cambio actual). Se la proporcionó finalmente un grupo de inversores, entre los que se encuentran el exsecretario del Tesoro de Estados Unidos Steven Mnuchin.

[NYCB se hunde casi un 30% en bolsa tras reformular sus cuentas y cambiar de CEO]

"Si bien el acuerdo comprende una dilución considerable [de participaciones] que incluye una serie de warrants, sentimos que los inversores han estado buscando un aumento de capital externo para asegurar el balance y mejorar el sentimiento sobre la acción", apunta al respecto Bernard von-Gizycki, analista de Deutsche Bank.

Como consecuencia de toda esta inestabilidad, las acciones de la entidad valen en estos momentos casi un 65% menos que la víspera de la fecha en la que la entidad publicó sus cuentas, el pasado 31 de enero, y comenzaron sus turbulencias.

La liquidez de emergencia termina

Dado que ya ha pasado un año desde la inestabilidad de los bancos regionales de Estados Unidos, este lunes termina el Bank Term Funding Program (BTFP), la línea de financiación extraordinaria para entidades con problemas de liquidez que la Reserva Federal puso en funcionamiento en aquel momento. Así lo anunció la propia Fed a finales de enero.

Para el banco central estadounidense, durante el "periodo de estrés" de la primavera del año pasado, este programa "ayudó a garantizar la estabilidad del sistema bancario y a apoyar a la economía".

Dos representantes del FDIC habla con varios clientes de Silicon Valley Bank en el exterior de la sede de la entidad en Santa Clara, California (EEUU).

Dos representantes del FDIC habla con varios clientes de Silicon Valley Bank en el exterior de la sede de la entidad en Santa Clara, California (EEUU). Reuters

Lo cierto es que gran parte de la culpa de estas turbulencias, como concluyeron posteriormente desde la Fed, la tuvo el modelo de negocio de las entidades afectadas, que por lo general tenían una base de clientes poco diversificada e interconectada y un balance muy sensible a la subida de los tipos de interés.

La inestabilidad de NYCB llega en un momento muy diferente al contexto en el que se produjeron las turbulencias del año pasado. La Fed ya no está inmersa en el proceso de subida de los tipos de interés, sino que, según prevé el mercado, podrá empezar a bajarlos en junio.

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Pero las turbulencias también tuvieron mucho que ver con la supervisión bancaria que se lleva a cabo en Estados Unidos. "El fracaso de Silicon Valley Bank demuestra que hay debilidades en la regulación y la supervisión que deben abordarse", reconocía Michael Barr, vicepresidente de supervisión de la Fed, en una carta que acompañó al informe que la autoridad hizo público en abril tras realizar una revisión interna sobre el caso.

Además, la principal debilidad que sacó a flote esta situación es el hecho de que las fugas de depósitos son mucho más peligrosas ahora, pues retirar ingentes importes de una cuenta es tan sencillo como acceder a la banca online y solicitarlo en dos clicks a cualquier hora del día.

Vulnerabilidades que persisten

Y es que un año después de las turbulencias, las inquietudes no cesan. "Las vulnerabilidades en el sector bancario de Estados Unidos persisten", concluye un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) publicado esta semana.

"Se mantienen las preocupaciones hacia los bancos que tienen altos niveles de pérdidas latentes derivadas del reciente incremento de los tipos de interés y grandes presiones de liquidez potenciales en los depósitos no garantizados", exponen los expertos del FMI.

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Mientras estos temores persisten, lo que impera al otro lado del Atlántico es la satisfacción por parte de los supervisores y los bancos europeos de haber sorteado estas turbulencias, que coincidieron en el tiempo con la caída de Credit Suisse.

Pero nunca se puede cantar victoria porque si algo demostraron estos problemas en Estados Unidos y Suiza es que el sistema bancario es más frágil de lo que parece. Y los fantasmas de la crisis de 2008 siempre acechan.