La sólida posición de los bancos españoles en América Latina
América Latina es importante para la economía española y, lógicamente, también para uno de los principales agentes del dinamismo económico, como es el sector bancario. Los bancos españoles concentran cuarta parte de su exposición internacional en la región, como consecuencia de un proceso inversor se ha ido gestando durante más de treinta años, facilitando también con ello la penetración de empresas españolas en Latinoamérica.
Durante la década de los noventa, España pasó de una presencia muy limitada a ser el segundo mayor inversor internacional y el primero a nivel europeo.
La vinculación de España con Latinoamérica descansa en factores históricos y culturales, contando con un vector común tan valioso como la lengua, lo que ha facilitado una próspera integración económica y financiera.
Una integración que, en el caso de los bancos españoles, se ha materializado a través de una expansión descentralizada, como una señal de fortaleza y un factor diferencial con respecto a sus competidores europeos.
En noviembre del año pasado, el Instituto Español de Banca y Finanzas publicaba un estudio titulado "La banca española en América Latina: una visión histórica, situación y perspectiva de futuro". En sus páginas se desgrana el proceso inversor desarrollado por los bancos españoles en la zona y cómo se han convertido en actores clave en el desarrollo económico y social de la región, contribuyendo a la dinamización y a la estabilidad del sistema financiero, a la financiación del crecimiento económico y a facilitar el acceso al crédito a las familias.
Los bancos españoles se han convertido en actores clave en el desarrollo económico y social de América Latina.
Este estudio también hace hincapié en el compromiso social de los bancos españoles, promoviendo proyectos educativos y de desarrollo social en la zona, destacando especialmente la disposición microcréditos, con el objetivo de reforzar la inclusión financiera y para la población más vulnerable.
Un compromiso que ha supuesto de formar inequívoca una importante contribución a la mejora del acceso a los servicios financieros y, con ello, al refuerzo de la inclusión financiera.
En este marco, se entiende por qué España ha sido el país elegido por la Federación Latinoamericana de Bancos (FELABAN) para celebrar su asamblea anual los días 18 y 19 de este mes.
Se trata de la entidad que agrupa a las 17 asociaciones bancarias en Latinoamérica, que a su vez integran a más de 540 bancos en la región, y se ha dado cita en nuestro país, en dos jornadas en las que las asociaciones bancarias latinoamericanas y la AEB han mantenido una intensa agenda de trabajo.
Se han celebrado encuentros con las autoridades y supervisores, y reuniones junto a responsables del sector público y privado, instituciones económicas, financieras y de la seguridad del Estado.
La evolución de las tendencias de pago y la transformación digital en la oferta de servicios financieros, el impacto de la Inteligencia Artificial, la prevención del fraude y la protección de la ciberseguridad, las finanzas sostenibles, la autonomía estratégica de las regiones, la regulación financiera, la supervisión, la importancia de la comunicación y la aportación de la diversidad en el desempeño de la actividad bancaria han sido algunos de los temas tratados en las reuniones.
De forma destacada se ha tratado el entorno regulatorio del sector, desde FELABAN se ha aludido a la creciente competencia de los nuevos jugadores financieros en la región, demandando igualdad en la regulación para la misma actividad.
Se ha reflexionado de esta forma sobre la situación actual y los retos futuros a los que se enfrenta al sector, tanto en Europa como en Latinoamérica. Y se ha compartido una valoración común: la sólida posición de los bancos españoles en el área, que los convierte también en un puente natural entre los dos continentes, que contribuye de forma determinada a articular y dinamizar la cooperación en temas económicos esenciales como la transición verde y digital.
Latinoamérica ofrece grandes oportunidades para las empresas españolas y el resto de las europeas, desde el gran potencial de crecimiento, la viveza de flujos comerciales y la capacidad para contribuir a resolver los desafíos globales que implican grandes transformaciones.
Mientras que una mayor integración económica con Europa puede ayudar a la región a consolidar un crecimiento más sólido y sostenible, superando las restricciones estructurales que limitan su despliegue.
En definitiva, la relación entre continentes es fuente de sinergias y de oportunidades, y el papel del sector bancario español sin duda es un perfecto catalizador para que se conviertan en realidades.
***José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la Asociación Española de Banca