El cambio en CaixaBank deja a BBVA y Santander como los únicos grandes bancos con presidentes ejecutivos
- El BCE prefiere los tándems formados por un consejero delegado y un presidente no ejecutivo.
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La salida de José Ignacio Goirigolzarri de la presidencia de CaixaBank el próximo mes de enero va a provocar un cambio en la organización de la cúpula. Tomás Muniesa, su sustituto, va a ejercer el cargo con carácter no ejecutivo, de forma que el primer ejecutivo del banco será el consejero delegado. Un tándem que cumple con las recomendaciones del Banco Central Europeo (BCE).
De esta forma, de entre los grandes bancos, tan sólo Santander y BBVA se mantienen con una estructura con el presidente como primer ejecutivo, siendo el consejero delegado el segundo de a bordo.
Hay que recordar que tanto Ana Botín, presidenta de Santander, como Carlos Torres, su homólogo en BBVA, son presidentes con carácter ejecutivo. Una estructura que no es la que prefiere el BCE.
Recomendaciones del BCE
El supervisor bancario de la zona euro aboga por tener una figura de gestor en forma de consejero delegado y un presidente con funciones más institucionales en lugar de un primer ejecutivo con todos los poderes.
De hecho, anima habitualmente a los bancos a tener separadas las funciones ejecutivas de las que no lo son en el binomio presidente-consejero delegado.
Es por eso que, aunque prefiere que las cúpulas las formen presidentes no ejecutivos y CEO, también acepta estructuras que impliquen un presidente ejecutivo con un reparto de funciones más equitativo.
Para seguir sus recomendaciones, durante los últimos años las entidades han ido haciendo cambios en su gobernanza, ya sea nombrando presidentes no ejecutivos o quitando a sus presidentes ejecutivos algunas funciones. Un cambio que también se valora en el seno del BCE es que el consejero delegado reporte al consejo de administración en lugar de al presidente.
"El BCE recomienda a los bancos que revisen los casos existentes para asegurarse que se alinean con el principio de separación de las funciones ejecutivas y no ejecutivas", apuntan desde el supervisor bancario en la Guía sobre gobernanza y cultura del riesgo, que es aún un borrador -la definitiva se publicará en unos meses-, pero que resume ideas que el supervisor ha ido dando a conocer en los últimos años.
Y añaden: "En algunos países, los miembros del equipo gestor con funciones supervisoras pueden tener permitido por las leyes nacionales tener funciones ejecutivas, pero el BCE opina que no es la mejor práctica".
Para el supervisor bancario, el papel del presidente de un consejo de administración es "clave" para fomentar la cultura de la entidad y "fijar el tono desde arriba" hacia el resto de la entidad.
"Para promover controles y contrapesos y como principal responsable del funcionamiento eficaz del órgano de administración, el presidente debe, como principio general, ser un miembro no ejecutivo y el BCE recomienda que sea un miembro independiente", añaden desde el supervisor en esta guía.
En todo caso, tanto los presidentes como los consejeros delegados y otros directivos deben tener el aprobado del BCE antes de incorporarse a la entidad, que se otorga tras superar con éxito el test conocido como fit and proper.
Esto quiere decir que todos los presidentes, ya sean ejecutivos o no ejecutivos, cuentan con el visto bueno del BCE.
Las raras avis del sector
En este contexto, Santander y BBVA, los dos bancos más grandes del país por su exposición internacional, se convierten en raras avis del sector, pues todos los demás bancos grandes y medianos tienen presidentes no ejecutivos, a excepción de Kutxabank.
En la entidad, Eduardo Ruiz de Gordejuela ostenta la presidencia ejecutiva del banco vasco tras obtener el visto bueno del BCE para ello y tiene funciones de control (auditoría, control global del riesgo y cumplimiento normativo), así como estrategia, asesoría jurídica, sostenibilidad y comunicación. El consejero ejecutivo de la entidad es Anton Arriola.
En Sabadell, Josep Oliu es presidente no ejecutivo del banco desde 2021, cuando la entidad aprovechó la llegada de César González-Bueno para reestructurar su cúpula y convertir a este en su primer ejecutivo. Supuso, este, un cambio de rumbo para su presidencia, que durante los 22 años previos había ejercido con carácter ejecutivo.
Bankinter tiene desde hace muchos años una presidencia no ejecutiva. Así, María Dolores Dancausa ha sido tradicionalmente la primera ejecutiva de la entidad, algo que finalizó cuando dejó el cargo para convertirse en presidenta no ejecutiva. También lo fue, previamente, Pedro Guerrero.
En el caso de Unicaja, la presidencia no ejecutiva la ostenta José Sevilla, quien fuera hombre de confianza de Goirigolzarri en BBVA y, posteriormente, su número dos en Bankia.
El binomio lo conforma con Isidro Rubiales, consejero delegado que sustituyó a Manuel Menéndez en abril del año pasado tras la crisis de gobernanza de la entidad. También se aprovechó este momento para hacer no ejecutiva la presidencia, tras la etapa contraria del histórico Manuel Azuaga.
En Abanca, su presidente, Juan Carlos Escotet, también es no ejecutivo. Completa el dúo de la cúpula con Francisco Botas como consejero delegado.
Caso similar es el de Ibercaja, donde Francisco Serrano es presidente no ejecutivo y trabaja mano a mano con Víctor Iglesias, consejero delegado y primer ejecutivo de la entidad.