Duro Felguera ha perdido nueve millones de euros en el primer trimestre del año. Una cfira que se produce después de que el grupo haya provisionado 10 millones por los efectos del Covid-19.
El grupo ha logrado contratos durante este tiempo por 30,5 millones de euros y la cifra de negocio del grupo alcanza los 45,5 millones, según ha explicado su CEO, José María Orihuela.
A cierre de marzo la deuda financiera bruta del grupo alcanza los 95 millones de euros, el efectivo alcanza los 91 millones y la posición neta de tesorería se sitúa en -4,7 millones de euros.
Evolución de cartera
Según Orihuela, el grupo está una buena situación para salir adelante, aunque reconoce que el objetivo ahora es recuperar los niveles de contratación que tenía planteados en su plan estratégico.
Los datos del grupo estiman que lleva un retraso medio en la recuperación de la cartera de 8 meses y que, por el Covid-19, podría llegar a los 24 meses.
Esta situación va a obligar a la compañía asturiana a tener que hacer una gestión activa de su caja para conseguir mantenerse a flote. Para ello se preparan para buscar entre 10 y 15 millones de euros mediante la venta de activos no estratégicos, para lo que será fundamental el abundante patrimonio inmobiliario con el que cuenta la compañía.
Además, se va a volver a solicitar a los bancos acreedores la dispensa de no exigibilidad del préstamo durante este periodo al encontrarse bajo un supuesto de vencimiento anticipado. La primera llegará el 30 de junio, y el grupo confía en poder obtenerla ya que se logró también en los vencimientos del pasado año.
Línea del ICO
Por último, se estima la necesidad de avales o instrumentos equivalentes para proyectos en cartera y nueva contratación en 40 millones de euros.
Actualmente Duro Felguera cuenta con una línea de CESCE, por lo que las necesidades bancarias alcanzan los 16 millones de euros, tal y como ha explicado el adjunto al CEO, Javier García Laza.
Duro Felguera se prepara, además, para solicitar una línea de emergencia de 50 millones de euros al ICO, para lo que tendrá que negociar con algunos de los bancos acreedores que están encabezados por el Santander, Caixabank, BBVA, Bankia y Sabadell.
Todas estas anotaciones que figuran en el informe de auditoría relativo a las cuentas del 2019 en las que se han expresado modificaciones. Tras ellas, el beneficio alcanza los 1,4 millones de euros (frente a los 19 millones anunciados en febrero).
Este cambio se debe, según la dirección del grupo, a un ajuste contable debido -en parte- a resoluciones judiciales que les han sido desfavorables pero que no han tenido impacto en caja y que revierten de forma positiva en el primer trimestre del año.
José María Orihuela ha aprovechado para insistir en que el grupo "necesita ayuda" y en que están abiertos a que cualquier inversor industrial entre en el accionariado de la compañía. Eso sí, descarta por completo que baraje o se haya barajado la posibilidad de pedir un concurso de acreedores.