Duro Felguera y su consejero delegado, José María Orihuela, han vivido en los últimos días una de sus semanas más convulsas en mucho tiempo. Algo que ya es mucho decir para una compañía que lleva varios meses en el alambre y que convive con el fantasma del concurso de acreedores.
La SEPI finalmente aprobará el rescate casi al mismo tiempo en que un misterioso inversor chino tanteó entrar Duro Felguera. Y todo ello cuando el propio Orihuela decidió mover ficha para intentar lograr un acuerdo con la banca acreedora y capitalizar la compañía antes de la entrada de la sociedad pública estatal.
A día de hoy, lo único claro es que el Estado será el principal accionista y gestor de la compañía en las próximas semanas, pero falta saber si lo hará de la mano de un inversor y si se llegará a un acuerdo con la banca antes (o después) de su desembarco en la empresa asturiana. Se avecina una semana de infarto en la que podría decidirse (o no) buena parte del futuro de Duro Felguera.
Como publicó Invertia, el germen de todo ha sido la resolución de la Sociedad de Participaciones Industriales (SEPI) de aprobar el rescate que solicitó la compañía asturiana en agosto. Este diario informó de que la decisión está tomada, pero todavía faltan flecos por cerrar como el montante del apoyo público -Duro pidió 120 millones de euros- y el equipo gestor con el que quieren tomar las riendas de la compañía.
Representantes de la propia SEPI se reunieron el pasado jueves -el día de la publicación de las informaciones de Invertia- con miembros del Principado de Asturias para valorar todos los extremos y cerrar flecos para apurar el rescate.
Inversores chinos
En este encuentro, donde el Principado mostró todo su apoyo a la SEPI, se compartieron impresiones respecto de otras dos grandes interrogantes que quedan abiertas para cerrar el proceso de reconstrucción económica de Duro Felguera: la entrada de nuevos inversores y la refinanciación con la banca.
En el primero de los casos, los representantes del Gobierno asturiano le transmitieron a la SEPI el interés de un grupo empresarial chino de entrar en el capital de Duro Felguera, una manifestación de intenciones que buscaba apoyar la capitalización de la asturiana.
No obstante, y según ha podido confirmar Invertia, la SEPI se cerró en banda a esta posibilidad indicando que cualquier apoyo debía ser de una empresa española o europea. Si se considera a Duro Felguera una empresa estratégica, condición necesaria para aprobar el rescate, no se puede dar entrada a inversores ajenos a la UE, indicaron.
El principal problema de Duro Felguera, como ya contó este periódico, es que ninguna de las ofertas que hace un mes se presentaron por la compañía para entrar en su capital han cristalizado. Hace una semana los directivos de Duro Felguera buscaron sin éxito que estos inversores (entre los que se encuentra el dueño de Capital Energy y Ultramar Energy) materializaran las ofertas.
De hecho, las fuentes consultadas por este diario indican que ninguna de estas ofertas -canalizadas a través de Alantra- ofrecían alternativas reales de capitalización y que solo ofrecían cartera de proyectos a mediano y largo plazo. Sin entrada de dinero fresco todas estas ofertas se enfriaron y actualmente están en punto muerto.
Acuerdos con la banca
En cuanto a la segunda interrogante, la financiación de los bancos, este mismo jueves el CEO de Duro Felguera, José María Orihuela también movió ficha. Según ha publicado Cinco Días y ha confirmado Invertia, el directivo ha pedido a la banca acreedora una respuesta de refinanciación a más tardar a mediados de la próxima semana.
Entre las nuevas condiciones se encuentra que Duro Felguera pide a la banca 100 millones de euros en avales y refinanciar la deuda de 85 millones. La compañía se compromete a pagar el 10% ahora y la otra cantidad se abonaría con una futura ampliación de capital con la SEPI como principal accionista.
Frente a esta situación, los bancos dicen que necesitan saber si hay garantías, y piden que Duro Felguera aclare qué inversor quiere meter dinero y cuánto, es decir, qué avales y garantías de pago existen. De hecho, Orihuela ha presionado a las entidades financieras pues esta semana debe dar una respuesta a la SEPI sobre el respaldo de la banca a Duro Felguera.
En mayo del año pasado Orihuela envió una carta a los acreedores de Duro Felguera -BBVA, Banco Cooperativo Español, Sabadell, Santander, Bankia, CaixaBank y Liberbank- pidiendo una quita del 85% de una deuda de 85 millones.
La propuesta fue rechazada por las entidades financieras quienes solicitaban un nuevo plan de negocio, y ahora permanecen a la espera de que se resuelva el rescate que Duro Felguera ha pedido al Gobierno.
Situación económica
Con todo, la situación de Duro Felguera es dramática y solo la entrada de la SEPI salvaría un inminente preconcurso de acreedores. Sus últimos resultados presentados, correspondientes al primer semestre de 2020, incluyeron unas pérdidas históricas de 114 millones de euros, frente a los beneficios de 4,9 millones durante el mismo periodo del año anterior; y una caída del 59,8% de sus ventas, que llegaron a los 71,7 millones.
La empresa tuvo que provisionar otros 100,8 millones de euros para hacer frente a la Covid, lo que la ha dejado en una situación patrimonial crítica. A 30 de junio de 2020 la sociedad dominante de Duro Felguera presenta un patrimonio neto negativo por importe de 110,4 millones y el patrimonio neto del grupo llegó a los 96,8 millones. El grupo presenta además un fondo de maniobra negativo de 161,3 millones de euros.
Para intentar aliviar sus cuentas hace una semana puso en marcha un nuevo ERTE que afectará de forma simultánea como máximo a 425 trabajadores al día, con un periodo máximo de afectación por trabajador de cuatro meses. Pero no es suficiente.