FCC tiene una planta de reciclaje de materiales en Dallas (Estados Unidos). Urbaser, por su parte, posee en Gloucestershire (Reino Unido) una planta de valorización energética que puede gestionar hasta 190.000 toneladas de residuos al año y que genera electricidad para abastecer a cerca de 25.000 hogares. Acciona opera y se ocupa del mantenimiento de más de 300 depuradoras en Italia. Y Sacyr construyó y gestiona una de las plantas de compostaje más innovadoras de Australia: reduce en un 85% el volumen de los residuos que terminan en vertedero.

Son sólo algunos ejemplos de cómo las empresas españolas exportan tecnología e infraestructuras clave para maximizar la recuperación y el reciclaje de residuos. “Son líderes mundiales en todo este tipo de tecnologías. Así lo están demostrando en todos los continentes”, afirma Mariano Sancho, presidente de Aselip (Asociacion de Empresas de Limpieza Pública).

Acciona, Urbaser, Cespa (Ferrovial), Valoriza (Sacyr), FCC, OHL... son las encargadas de la limpieza viaria, recogida, transporte tratamiento y eliminación de los residuos sólidos urbanos allende nuestras fronteras. Y la tremenda paradoja es que, en España, existe un déficit tremendo de este tipo de instalaciones. Segun Aselip, la inversión necesaria para cumplir con los objetivos europeos de economía circular estaría sobre los 8.300 millones de euros.

Sanciones

En España se generan, cada año, 23 millones de toneladas de residuos municipales. De esa cantidad, un 36% se recicla; un 13% se valoriza energéticamente; y un 51% se vierte. Dicho de otra manera, todavía se está a años luz de las metas marcadas por el Plan de Economía Circular de la Unión Europea. Para el año 2035, se debería reciclar al 65% de los residuos municipales, y reducir su vertido al 10% para el año 2035.

El desafío es mayúsculo. España tiene que duplicar la tasa de reciclado actual, y reducir cinco veces la eliminación en vertedero. “El no alcanzar estos objetivos se considerará por la Unión Europea un incumplimiento legal y traerá consigo importantes sanciones para España”, apunta Mariano Sancho.

Una de las depuradoras que Acciona tiene en Italia.

Multas de dependerán del incumplimiento y de lo que considere la UE como más o menos grave. Por ejemplo, la UE ha sancionado a España con 32,7 millones de euros por la falta de depuradoras de agua. La directiva tiene casi 30 años de vida.

Según Aselip, ahora mismo, y con los Fondos Next Generation a la vuelta de la esquina, hay una oportunidad para cumplir con los objetivos de reciclaje de la Unión Europa y con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas. De ahí que reclame una inversión de 10.000 millones de euros de dichos fondos. Cifra muy alejada de los 420 millones de euros asignados en los Presupuestos Generales del Estado (PGE).

Líneas de trabajo

Ocho países de la UE ya vierten menos del 10% de residuos municipales. Y todo gracias a la gestión adecuada que han llevado a cabo en la cadena de valor. Un trabajo que se ha sustentado en tres pilares: combinación de los equipos de recogida, tecnologías avanzadas en reciclado, y valorización energética.

“La experiencia de los países más avanzados de Europa nos demuestra que solo con la adecuada combinación de tratamientos siguiendo la jerarquía de residuos se podrán alcanzar los objetivos de reciclado y de reducción de vertido”, argumenta Mariano Sancho.

Así, debe mejorarse la recogida selectiva de todo tipo de flujo de residuos: orgánica, textil, plástico, medicinas… También hay que invertir en mejorar la eficiencia de las plantas de separación y triaje, investigar en tecnologías innovadoras, y desarrollar infraestructuras industriales de reciclaje y valorización para producir más y mejores materias primas, y subproductos adaptados a la necesidad del mercado local.

“Cuanto menos se muevan los residuos, menor va a ser la huella de carbono”, remarca el presidente de Aselip. A la par se estarían reduciendo las emisiones de dióxido de carbono, que es otro objetivo marcado tanto por Europa como por la propia España.

Planta de valorización energética de Urbaser en Gloucestershire (Reino Unido).

Asimismo habría que invertir en plantas de reciclado para las nuevas cadenas de valor. Del residuo que se genera en los hogares, por ejemplo, sólo se recicla el 50%. Desafortunadamente, sólo un 8% de ese residuo se recoge a través de la recogida selectiva. Ahí también hay un vasto campo en el que mejorar.

Los plásticos

Únicamente el 50,7% de los plásticos son tratados. Hay que invertir en plantas para tratarlos, para generar nuevos productos. De esta manera, se pasaría de una economía lineal a otra circular.

Otro punto a desarrollar tiene que ver con las plantas de tratamiento mecánico o biológico para evitar el vertido de residuos. Son 3,65 millones de toneladas las que van a vertedero sin tratamiento previo incumpliendo una normativa que está en vigor desde hace dos décadas. “Hay que evitarlo a toda cosa si queremos cumplir los objetivos.”, sostiene Mariano Sancho.

Por último, las plantas de valorización energética. Un tema tabú, estigmatizado por la sociedad y por los políticos. Consiste en la conversión en energía de aquellos residuos que no pueden ser reciclados, ya sea en forma de electricidad, vapor o agua caliente. Permite reducir el volumen de desechos que terminan en vertedero en un 90%.

“Un residuo sin tratar, vertido o depositado en un vertedero, contamina siete veces más que algo que se aprovecha para la valorización energética”, indica el presidente de Aselip. Y añade: “Esa inversión de 8.300 millones de euros deberán llevarla a cabo el estado español, las comunidades autónomas, y los ayuntamientos”.

Además, la inversión en plantas de tratamiento generaría inversión y empleo a medio y largo plazo. Por la explotación de las plantas de residuos, hablamos de 15.000 empleos directos. Por la construcción de plantas, los empleos indirectos estarían entre 6.000 y 7.000 puestos de trabajo.

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